A los traidores en cualquier parte del ancho mundo no los acepta nadie, no es gente confiable. Traidores y corruptos que se venden en Venezuela cual Judas, son peores pues ni siquiera se arrepienten, y menos se van a suicidar como el personaje que fue uno de los doce apóstoles de Jesús. Coincidiendo con la Semana Mayor 2020 reaparece la ex Fiscal General, Luisa Ortega, que engañó a dirigentes chavistas, y cual Iscariote de la historia en compañía de su esposo el ex Diputado Germán Ferrer, son pareja de la corruptocracia nacional, en desprestigio por conducta inmoral.
Todo traidor trata de justiticarse, Luisa Ortega Díaz es reflejo por su continuada actitud que la hunde más y más. Dijo Mrs. Ortega "Me sorprende que un caso vilmente montado por Tarek William Saab, la supuesta extorsión al ciudadano Carlos Enrique Urbano Fermín que se está investigando en EE UU, este aparezca declarando en mi contra, claro indicio de que está coaccionado por el régimen venezolano".
A la ex Fiscal, enredada en explicaciones no le preguntan si es que el Fiscal venezolano Tareck, tiene influencia en el Tribunal estadounidense que la investiga por un caso de soborno, haber recibido cien mil dólares cuando era funcionaria venezolana y se daba la gran vida, corrompiéndose y corrompiendo.
No le creen ni el Padrenuestro de rodillas, quienes desde la oposición la aplaudieron y hoy le sacan el cuerpo, se hizo millonaria y para justificarse abjura de la revolución luego de ser chavista madurista y tremendista del cuánto hay p´a eso. Luisa Marvelia, su esposo Germán y otros, siguen desesperados: silenciado el militar de sudor copioso y boca floja, resguardado por la CIA, todos con la credibilidad más abajo del subsuelo de un Metro.
Esta gente me permite felicitar al Presidente Maduro Moros por la lucha de nuestra nación a la que Chávez pronosticó potencia socialista, si nos mantenemos en el pluralismo internacional, apartados de los USA, que desnuda perversidad y apela su Presidente a la inquisición aceptada en 1478 por Bula del Papa Sixto IV.
La Venezuela socialista del Siglo XXI recibe a compatriotas que se marcharon impulsados por la oposición, y al mismo tiempo el gobierno capitalista salvaje de EE UU expulsa más de diez mil inmigrantes desde el inicio de la crisis por el Covid-19, amparado en normas de emergencia para evitar su propagación, reveló "The Washington Post", citando a funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, deportaciones sumarias o "expulsiones que se empezaron a aplicar el 21 de marzo".
Inconcebible darle apoyo a quienes nos tildan de país narcotraficante, y no a Colombia, el mayor productor de drogas, con los estadounidenses los mayores consumidores mundiales. Bogotá protege a Luisa Marvelia, y a la desfachatez de ciertas afirmaciones, junto a la aparente "candidez" de gobernantes que aceptan el abanico de excusas desplegadas a objeto de justificar una intervención a Venezuela.