No solo es miserable aquel o aquella que aguanta hambre, sino quien pone aguantar a lxs otrxs
Eugenio Rebeco
Como queramos entenderlo, bien en el sentido material o bien desde lo inmaterial, existen mil y una maneras de concebir la miseria.
Una primera manera o punto de vista, la más aceptable por el común de la gente y por las ciencias sociales (la Sociología y la Economía), está relacionada con una condición de pobreza extrema o crítica. Esto en palabras llana significa pasar hambre, o no comer suficiente proteínas y vitaminas, saltarse una de las comidas favoritas durante el día, en fin, vivir una vida miserable.
I
Las cifras sobre miseria no le cuadran a la derecha
Bajo este concepto de pobreza, reconocidas universidades del país (UCV, USB y la UCAB) realizaron un estudio-diagnóstico sobre Condiciones de Vida en Venezuela. El informe revela que la pobreza extrema aumentó de 23,6% a 61,2% en cuatro años y casi diez puntos tan solo entre 2016 y 2017. En primer lugar el informe no dice nada de la inmensa cantidad de familias que salió del umbral de la pobreza extrema entre 2004 y 2013; y en segundo lugar no se refiere a la revancha agresora por parte del gran capital imperial (bloqueo financiero, saqueo, robo y hostigamiento de todo tipo) a partir de 2015, lo cual explica que en gran parte la pobreza se haya disparado para estos últimos años.
Por otra parte, la información suministrada presenta la siguiente curiosidad ¿cómo es que un registro de 60% aproximado de pobreza extrema- según investigaciones seguramente financiadas desde la Casa Blanca- se quede corto frente a un 70% de la población subalimentada y el 55% de lxs niñxs con cuadros de desnutrición para 1977, según el científico social de origen canadiense, Michel Chossudovsky , en un estudio denominado "La miseria en Venezuela"?
Un informe más actualizado presentado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD indicaba en 2019 que el 80% de la población mundial -unos 6.500 millones de personas- sólo contaba con el 4.5% de la riqueza; y de ellos 4.500 millones se encontraba bajo condiciones de pobreza o indigencia.
¿Cuál es la lectura sociológica que debemos hacer de este cruce de información? Sencillamente que la pobreza no es ningún flagelo nacional-local, ni siquiera exclusivo de ideología política equis, es en todo caso un fenómeno social que se ha pandemizado globalmente, ya que el gran capital primero renuncia a la vida antes que a sus ganancias exponenciales a costa de empobrecer a quienes le trabajan, y por otra parte los Estados nacionales y sus gobiernos muy poco pueden hacer para revertir esta lógica depredadora de pobres.
En el caso venezolano- como en casi todos los países del continente-, tenemos que la pandemia del coronavirus potenció una pandemia de hambre crónica, arrastrada desde la cuarta república. Asistimos entonces a una pandemización al cuadrado, que si no es por la solidaridad familiar (entre nietxs, hijxs, padres y abuelxs) y cierta protección socioeconómica del gobierno (venta subsidiada de bolsas de alimentación CLAP cada 30 días, asignación de bonos de la patria, extensión del pago de pensiones a gran número de hombres y mujeres de la tercera edad o adultos mayores), hace mucho que hubiese reventado una explosión social con dimensiones mayores a la revueltas de "el mayo barinés (2017) y la de enero (2018),denominada revuelta social continuada.
II
Desde otro punto de vista ya más de carácter existencial, las y los miserables no son necesariamente aquellxs que andan deambulando para escoger donde pasar la noche o quienes no tienen como llevarse un trozo de pan a la boca en sus horas correspondientes.
Warren. Buffet y Bill Gate los neomalthusianos del siglo XXI
He aquí dos seres aborrecibles por su conducta y forma detestable de relacionarse con el otro u otra. Un buen ejemplo de estos seres ignominiosos está en la mente morbosa de las dos personas más ricas del mundo: W. Buffet y Bill Gate. Su manía o preocupación, como la de Malthus en el siglo XIX, es el exceso de la población pobre (indigentes y miserables mal nutridos), de allí su premura en producir una vacuna para reducir la población mundial entre un 10 y 15%. Y ¿A quiénes van a eliminar? ¿A los hombres blancos heterosexuales, supremacistas del norte occidental, a los famosos actores de Hollywood, a los jóvenes con herencias multimillonarias? Ya nos imaginamos a quienes quieren eliminar con este macabro experimento. ¿Qué nombre se le puede llamar a esta monstruosidad, sino una de las más terribles miserias humanas imaginadas por la ambición desquiciada de creerse los únicos seres elegidos para vivir en este planeta?
Donald Trump y Jair Bolsonaro: dos jinetes de la muerte
Pero Gate y Buffet no son los únicos seres macabros en este mundo. También tenemos la siniestra respuesta de Trump y Bolsonaro ante la pandemia. Ellos irrespetaron la cuarentena y bofetearon la OMS; el resultado no podría ser otro que una pavorosa tragedia humanitaria en sus respectivos países, razón por las que se les llama el eje viral del continente americano. De sus labios salió la infeliz frase. "el coronavirus es sólo una gripecita (griperiña), un subterfugio burdo y barato para salvar eso que los economistas neoliberales llaman "la gran economía mundial", y a la vez un llamado amenazante a la gente trabajadora que deben cuidar sus empleos, saltandose la cuarentena e ir a trabajar donde queda la boca del lobo, sopena de quedar cesantes, mientras ellos si están superprotegidos; ¿no es una razón para llamar estos seres diabólicos los dos jinetes de la muerte?.
Guaidó: Francisco de Miranda al revés
Existe una cadena interminable de tipos o formas de ser un miserable, pero ninguno como el de prestarse como tonto útil de un poder extranjero para hundir y ollar la patria donde uno nace.
Es el caso de Juan Guaidó, quien funge ser presidente interino nombrado por Washintong, firmó un contrato por 212 millones de dólares con el director ejecutivo de Silvercorp USA, Jordan Goudreau, ex soldado estadounidense para llevar a cabo la Operación Gedeón, un intento de invasión golpista vía marítima para los primeros de mayo, cuyo objetivo era hacerse del gobierno por la vía de la fuerza y del asesinato del presidente de la República y otros altos representantes del resto de los poderes públicos. Según dicho contrato, de llegarse a concretar este plan, tal como fue diseñado en EEUU, pasaríamos a ser una especie de colonia de la empresa norteamericana Sivercorp.
Acto depravado como este no conocíamos en la historia venezolana, conocimos sí, a un ilustre americano que recorrió al mundo e hizo todo lo que sus fuerzas le permitieron para liberar a toda la América del imperio español.
Con toda seguridad si Hegel viviera para este tiempo, consideraría a Guaidó un esclavo miserable que renuncia a su condición de connacional venezolano para someterse a la voluntad de Trump. Y el Libertador corregiría, diciendo que el colmo de la miseria humana es pretender autoelegirse jefe y querer rendir la patria a un poder extranjero.