No soy político de oficio, aunque si de vocación y compromiso. Soy Comunicador Social y Ministro Ordenado de la Iglesia presbiteriana de Venezuela. Sin embargo me pronuncio como Ciudadano, revolucionario y como venezolano, sobre la necesidad de la creación del Partido Socialista unido de Venezuela.
La revolución bolivariana desde hace cierto tiempo dejó de ser la revolución venezolana, para convertirse en la Revolución de todos los pueblos del mundo. Recordemos que la revolución impulsada por el Libertador Simón Bolívar en la guerra de independencia trascendió en su tiempo, las fronteras de nuestro país para convertirse en el motor de la liberación de todo un continente. Por lo tanto podemos afirmar que la actual revolución bolivariana y socialista de Venezuela, es heredera legítima de esa revolución patriótica bolivariana que derrotó al imperialismo español y dio la libertad a todo el continente suramericano.
Construir el Socialismo del Siglo XXI, significa esencialmente la construcción de una Nueva Humanidad. La construcción de esta Nueva Humanidad, es el inicio fundamental para construir la Nueva Sociedad. Si no comenzamos a construir esta Nueva Humanidad, todos los esfuerzos por construir una revolución y un mundo Otro, serán en vano.
¿Cómo se construye la Nueva Humanidad?
Eso no se decreta, debe ser una construcción que tiene su Génesis en el interior de nosotras y nosotros mismos. Es una transformación primeramente espiritual, para esto voy a permitirme utilizar un pensamiento del Apóstol San Pablo: "… Cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir…" (Romanos 12: 2.) No hay cambio político posible si no hay un cambio interior del ser humano.
No podemos construir el Socialismo del Siglo XXI, que es la manifestación visible y objetiva de lo que es subjetivo y trascendente, sin comenzar por formar al nuevo hombre y a la nueva mujer. Un revolucionario, una revolucionaria, deben tener una formación ideológica-doctrinal eficiente, pero debe apropiarse de esta enseñanza y hacerlas que trascienda en la practica diaria en una conducta limpia y en una ética revolucionaria a toda prueba.
No hay posibilidad de crear una Nueva Humanidad, si la formación ideológica y política no se asume como un fervor profundo, para que se pueda permear toda la psique del ser Humano. Lo ético tiene que estar sustentado en la formación ideológica y política constante, que nos permita entender que la revolución bolivariana no es el ejercicio de un simple poder político partidista temporal- electoral, sino que es el proyecto de vida permanente que sustenta la construcción del nuevo socialismo.
Seria imposible construir el Socialismo del Siglo XXI, sin la existencia de un partido que coordine la acción de gobierno popular y la formación doctrinal de sus militantes. Esto lógicamente para los actuales partidos políticos que apoyan a la revolución bolivariana, es un sacrificio que pondrá en prueba a las dirigencias altas y medias de estas organizaciones.
Es imposible construir la revolución, sin la construcción de valores revolucionarios. Este es un momento histórico que demanda de nosotros y nosotras la negación de lo que hasta ahora hemos sido y el asumir con firmeza el ideal de construcción y consolidación de la patria nueva y revolucionaria.
La Venezuela del siglo XXI, demanda de sus dirigentes revolucionarios una conducta moral intachable y unos principios éticos revolucionarios que pongan en sintonía a los dirigentes con el pueblo que es sujeto y origen de una nueva visión y acción revolucionaria. Debemos pasar de una democracia socialista- partidista hacia una democracia socialista- popular, que se afirme en el poder autentico del pueblo. Es urgente comenzar a construir la verdadera democracia socialista desde la base y con las bases.
Los partidos políticos que apoyan a la revolución, conservan ciertos comportamientos tradicionales de los partidos de izquierda de la cuarta república. Esto ha permitido que la acción de gobierno no pueda expresarse adecuadamente como una democracia socialista. Cada partido político tiene su propia visión de lo que debe ser la acción del gobierno bolivariano. Esto crea en algunos casos confusión, y poca eficiencia en muchos programas de gobierno, duplican y multiplican esfuerzos y se malgastan los recursos del presupuesto nacional.
La vieja Humanidad, heredada desde los tiempos de la colonia, sigue prevaleciendo en muchas de nuestras conductas revolucionarias. Muchas veces vemos a nivel de las comunidades como los partidos que apoyan a la revolución, compiten entre sí por cargos en los consejos comunales, alcaldías, gobernaciones y diputaciones. Esto crea un caos que puede conducirnos a la más incontrolable anarquía y a la derrota política y moral del proceso revolucionario bolivariano.
La construcción de la nueva humanidad parte esencialmente de la misma persona, es un proceso de conversión constante. Es establecer un vinculo conciente entre lo que cada uno aspira en la construcción de una nueva sociedad con el sentir y el ser de la mayoría, de quienes aspiramos lo mismo. Es la muerte del egoísmo para dar paso a lo colectivo que apunta al bien común. Esencialmente el hombre y la mujer nueva, tienen conciencia y responsabilidad del otro, de la otra.
La Otredad, tiene que llegar a trascender el mero concepto posmodernista, para convertirse en la realidad de todos los días. Debemos aprender a vernos en el prójimo, para que el otro y la otra se vean reflejados en nosotros y en nuestra lucha y forma de vida.
La revolución bolivariana si quiere apuntar hacia la construcción del Socialismo del Siglo XXI, debe apuntar también hacia la modernización de su organización partidista, que repercutirá efectivamente hacia una mejor acción de gobierno popular.
Insistimos desde nuestra vertiente cristiana y guevarista que no hay posibilidad de construir el Socialismo del Siglo XXI, si no tomamos conciencia de la construcción de una Nueva Humanidad y por lo tanto de nuevas instituciones.
Sin socialismo no hay democracia posible.
Cuando definimos a la democracia, decimos con la filosofía griega y con el pensamiento Lincolniano, que la Democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo. Ni en la antigua Grecia, ni el los Estados Unidos de Norteamérica se crearon verdaderas democracias. En Grecia la democracia era para los "Ciudadanos", solo hombres libres dueños de posesiones materiales y de esclavos.
En los estados Unidos se vivió un proceso similar, ellos se liberaron del imperio británico, para erigirse como imperio en base a una sociedad esclavista, capitalista y excluyente, que ha pretendido en toda su historia republicana dominar a los pueblos del mundo, especialmente a los pueblos latinoamericanos.
Es por eso que la democracia Socialista propuesta por la revolución bolivariana, tiene el compromiso histórico de construir la verdadera democracia que nos permita avanzar, a paso de vencedores, hacia la construcción del Socialismo del Siglo XXI.
La verdadera democracia socialista, no debe pretender administrar al capitalismo y más modernamente al neoliberalismo. Capitalismo y socialismo, Neoliberalismo y Socialismo, son conceptos y realidades excluyentes, en los mismos términos de luz y tinieblas.
La democracia Socialista, en términos absolutos, es la derrota de todo tipo de capitalismo, de todo tipo de opresión, explotación, de todo tipo de egoísmo. Un verdadero socialista es artesano de la verdadera democracia. Esta se sintetiza en la expresión profundamente revolucionaria, que el verdadero poder es el poder del pueblo.
En los actuales momentos políticos, podemos exclamar con Rosa Luxemburgo que sin Socialismo solo reinará la barbarie. Sin una verdadera democracia socialista el mundo involucionaría a tiempos en los cuales predominaban los más fuertes y sanguinarios.
En los actuales momentos políticos, en Latinoamérica y en gran parte del mundo, solo un verdadero socialismo garantiza la verdadera democracia, porque este es garantía de verdadera igualdad y fraternidad entre los seres humanos.
Solo el socialismo del siglo XXI reafirmará la construcción de ese mundo Otro, Necesario e Imprescindible.