Este Estado

En Venezuela la política revolucionaria ha sido hondamente influenciada por la pequeña burguesía. Se podría decir que en el último medio siglo la angustia revolucionaria perteneció a esta clase social.

La gesta libertaria del sesenta fue marcada profundamente por la dirigencia pequeña burguesa. Con la derrota vino la diáspora ideológica:

Unos, simplemente saltaron la talanquera, allí está teodoro, representante de este segmento de dirigentes que no tuvo perseverancia y migró a los servicios del enemigo, ahora anda cabalgando mentiras blancas y conciencias negras.

Otros, escépticos, se fueron a rumiar en su mundito las nostalgia del triunfo que fue huidizo.

Algunos, los más radicales, se refugiaron en doctrinas anarcoides, de discurso intenso y práctica suave.

Todos transitaron el camino de la improvisación y la flexibilidad teórica, vendieron los libros clásicos a los mercantes de usados, y se dedicaron a buscar la Revolución por los rincones.

Así llegamos al milagro chavista, que fue, sin dudas, el segundo debut para gran parte de esta pequeña burguesía. De la noche a la mañana se vieron en posición de influir en una Revolución. Y, no podía ser de otra manera, desplegaron su arsenal de doctrinas diletantes y distraccionistas. Veamos.

Lo que proponen está teñido de anarquismo. La esencia del anarquismo es la negación del Estado, es decir, son enemigos del Estado, del Estado de ayer y también de este de hoy.

Esta corriente anarcoide, que oscila entre usufructuar el poder y minar al Estado, no entiende, no puede entender, los cambios que ha producido la Revolución Bolivariana. No perciben este Estado como un Estado diferente al de la cuarta, que representaba a la oligarquía y al imperio, lo siguen percibiendo como un Estado enemigo, y por supuesto no distinguen las necesidades del momento.

Actúan como enemigos de este Estado, que es representante de los humildes y esperanza de revolución. Lo sabotean desde adentro con las proposiciones que hacen y en los rumbos nefandos que proponen para la Revolución.

Hoy, con el asunto de la concesión de Radio Caracas y la socialización de la CANTV, afloran y germinan los planteamientos de esta pequeña burguesía, tratan desesperados de impedir que el Socialismo de un paso importantísimo.

Saben que la decisión que se tome marcará rumbos definitorios para esta Revolución, por eso sacan todos sus recursos marrulleros para impedir que la sociedad sea propietaria de estas empresas. Falsifican la propiedad social de los medios de producción, base material ineludible del Socialismo.

Estos pseudorevolucionarios en este afán llegan hasta el descrédito abierto del Estado, de este Estado. Argumentan que no sabe, que no debe administrar. Paradójicamente, abren así camino a las privatizaciones.

Se olvidan de la Radio Nacional de Venezuela, ejemplo paradigmático de buena radio, del Canal 8, el mejor Canal de Venezuela, de Telesur. Y se olvidan de PDVSA como ejemplo de empresa exitosa, propiedad de la sociedad, eficientemente administrada por el Estado.

¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo!

¡Propiedad social de los medios de producción, base material del Socialismo!




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Antonio Aponte/Un grano de maíz, diario Vea

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