Este país nuestro, que fue Patria de la dignidad del continente y del mundo, ahora agoniza en manos grises. Un gobierno es experto en triquiñuelas, mentiras, sin escrúpulos, de demostrada incapacidad para gobernar. Y una oposición sin vigor, sin virilidad, dando pena en el mundo pidiendo invasión, cuando aquí dentro son inútiles comparsas de la música que viene del norte, incapaz de una acción que ponga en riesgo su comodidad de flux planchadito, y corbata cara.
Los sinvergüenzas de la oposición piden a la ONU que aplique un plan de protección al país, esperan que vengan los cascos azules y le entreguen el poder. Petición inútil, el derecho a veto paraliza cualquier acción similar. Lo que sí han conseguido con la pretensión es la evidencia de su cobardía, de su flojera moral, su falta del mínimo sentido de pertenencia a esta Patria, a este suelo. De esa manera, quedan descalificados para ser gobernantes, a lo sumo podrán ser gerente, CEO (Chief Executive Officer) de una franquicia gringa, de una colonia tipo Puerto Rico.
Nunca en Venezuela, y quizá en el mundo, se había presentado un gobierno tan malo como éste, es que nunca el lumpen sindical había llegado al poder en ninguna parte de la galaxia. En realidad, no fue un error del Comandante Chávez, fue un error, una falla, de los chavistas que no supieron corregir la felonía a tiempo, al contrario, dejaron correr al gobierno traidor, le prestaron apoyo. Chávez hizo lo que podía hacer, dejó un gobierno con unas instrucciones muy claras y el gobierno traicionó, y nadie de los dirigentes chavistas dijo o pudo decir nada.
A unos los engaño, esos tontos todavía creen que este gobierno es continuidad de Chávez; a los otros les cayó encima la maquinaria del desprestigio, de la persecución, hasta el sol de hoy hay muchos que creen en las calumnian del gobierno; y otros, oportunistas de esos que apoyan a cualquier gobierno, se plegaron al madurismo, aunque ahora saltan para otro lado, señal de que el gobierno agoniza.
La Patria languidece en manos de gobierno y oposición incapaces de dirigir un país, ya los síntomas del derrumbe son visibles. En Caracas, la capital, hay zonas que funcionan como un territorio independiente, las fuerzas represivas allí no son eficaces. En el Arco Minero la situación no es mejor, al ecocidio se une el imperio de las mafias. El deterioro del poder del Estado se extiende por todo el territorio y por todas las actividades.
En el horizonte se asoman, tenues, luces de esperanza. Algunos dirigentes chavistas auténticos aparecen en escena y el gobierno, desesperado, persigue a la disidencia de manera feroz. El descontento de la masa clientelar es alarmante, vivimos un 27 de febrero por goteo que abarca a todo el país. La situación augura tiempos tenebrosos, la masa sin guía política corre a inmolarse por metas subalternas; inmediatista, será masacrada, es inevitable. Se transitan días de definición, los dirigentes deben pronunciarse, hoy nada es más importante que resolver la carencia del poder, es necesaria la formación de un poder capaz de garantizar la continuidad de la República que fundaron los próceres. No se puede esperar a que la situación estalle en otro 27 de febrero.
¡CHÁVEZ VIVE!