Las encuestas anuncian tempestad

Más allá de las distracciones, del remedo grotesco de las elecciones y de la consulta, la realidad corre por debajo de las apariencias creada por los medios de comunicación productores de frágiles realidades paralelas.

Las encuestas profesionales y las encuestas individuales, lo que se aprecia a simple vista, lo que se dice a "sotto voce", coinciden en diagnosticar una brutal falta de liderazgo. Ni en el bando del madurismo, ni en la acera de la derecha se consigue un liderazgo más o menos presentable, ninguno despierta el menor entusiasmo en la masa, y ni se diga del oportunismo que baila al ritmo de la disparatada música del gobierno.

Las masas se aferran a la imagen de Chávez, cada día vapuleada por el madurismo, deformada, asociada a este desastre. La gente asiste al destrozo de la imagen de Chávez pero resiste, aún lo añoran, la burda imitación que hacen los voceros del gobierno no consigue sustituir al original, los herederos que traicionaron su legado, es la verdad, no consiguieron heredar el amor de las masas.

Se dice fácil: ¡No hay liderazgo! Pero la situación es altamente explosiva. Si a esa falta de enamoramiento de las masas, a ese vacío de líderes, le sumamos la terrible situación económica, y a todo eso le añadimos la incompetencia manifiesta del gobierno, obtendremos un coctel que sólo espera un detonante para estallar. Ya las protestas por la ausencia de servicios, las dificultades por la carencia de gasolina señalan el futuro oscuro.

La crisis no es sólo económica, abarca todos los rincones de la sociedad, nada escapa a su devastación, la Patria se hunde. El remedio debe ser, en primer lugar, la sanación del alma social pervertida por el madurismo y su conducta clientelar, que prostituye la moral social motorizándola con un bono, una caja clap y abandona las razones sagradas, el altruismo de la entrega al bien común. La Patria necesita que le devuelvan las razones sagradas por la cuales luchar, la pasión fundadora de las sociedades que combaten por objetivos altruistas, la conciencia del deber social. Esa es la única manera de conseguir la fuerza espiritual que nos permita salir de la crisis. El camino de la solución individual, de la mezquindad, del sálvese el que pueda es el camino de la disolución, de la extinción.

Los chavistas auténticos, los relegados por el madurismo, los perseguidos por este gobierno tienen un deber y un reto. Son los únicos que tienen la posibilidad de un planteamiento distinto del madurismo y de los guaidoses, el mismo capitalismo con diferente cachimba, ambos entreguistas de la Patria, ambos humillados frente a los imperios. Su deber es llenar el vacío de liderazgo, impedir el caos, la fragmentación de la sociedad en diminutos pranatos.

Los chavistas verdaderamente, realmente, chavistas tienen el deber y el reto de la resurrección del chavismo, recuperar la moral, el aprecio que ayer tuvo. Rescatar los símbolos del chavismo, limpiarlos de la mugre ética con la que el madurismo los mancilló. Rescatar al partido, la credibilidad del gobierno, el orgullo de ser chavista, la honestidad que eso significa, la entrega al deber común.

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Toby Valderrama


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