Por qué Maduro en vez de Diosdado

Fíjense que cuando Maduro llama al dialogo abriendo las compuertas del entendimiento nacional e internacional, Diosdado amenaza con aplicarle justicia a los diputados salientes. Será cuestión de estilo o aquello del policía bueno y el policía malo. Indudablemente que existen señales de una manera de pensar distinta acompañado de un callado enfrentamiento en todos los niveles. Donde el capitán trata de aparentar ser familiar contando que abrazó a las tías, quizás para desmontar esa matriz del hombre fuerte del chavismo. Maduro le ha brindado apoyo a todos los hijos y sobrinos de Cilia, además como si eso fuera poco ahora anuncia que se casaran por la Iglesia. Esto no quiere decir que Nicolás sea mano suave, no, también anuncia la celebración de los resultados de las parlamentarias para él mismo día de la realización de la consulta popular. Manteniendo la confrontación callejera

Diosdado habló del olfato del pueblo, olvidando de olfato de Chávez, quien vio a tiempo el por qué debía dejar a Maduro, inclusive anunciándolo con Diosdado sentado a su derecha, en el entendido que esa orden en primera línea era para Diosdado, teniendo como testigo el país nacional. Claro que los conocía, y al militar mucho más. Mientras Chávez le reclamaba a Maduro públicamente a Diosdado lo llegó a regañar varias veces. Nadie nos va a convencer que el hijo de El Furrial no está resentido por haber quedado en segundo plano, manteniendo la esperanza de ser el sucesor de Maduro. Es que ni eso podrá serlo, no por la forzada promoción de Nicolasito, sencillamente por más clases que quiera dar de política dibujándose de filósofo, no es ni será político. En cambio Maduro hizo cursos en Cuba, militó en la Liga Socialista convirtiéndose en dirigente sindical, de una u otra manera tiene escuela, amen que "el comandante eterno" se encargó de moldearlo y prepararlo a su manera colocándolo en cargos tan relevantes como la Cancillería.

Diosdado no ha descansado en dos frentes muy importantes, uno la permanente campaña a nivel nacional impulsada por su programa de televisión, realizándolo desde todos los rincones de Venezuela, con la singular característica de colocar en primera línea el alto mando militar de cada estado, para que la audiencia viera como generales y coroneles se le cuadraban al capitán. Esa fiesta que organizaba parecía un evento de campaña proselitista, pagada además por el ejecutivo nacional. Llegó la pandemia y eso se paralizó. El otro frente es el personal, Diosdado no ha encontrado que hacer para ganarse la confianza de Nicolás, se pinta como el más leal defensor de las políticas de gobierno, Maduro no se come ese cuento, poco a poco lo ha ido desmembrando, le quitó la fuerza militar, posteriormente aniquiló todos los candidatos a diputados pro Diosdado y finalmente lo tiene en la olla para dejarlo como un jarrón chino en La Asamblea Nacional al nombrar a Cilia presidenta del Parlamento. Por más que intente, Diosdado no cambiará, siempre tendrá mentalidad de guapetón de barrio, la falta de sensibilidad humana la tiene a flor de piel. Esa risita la misma que hace cuando echa el cuento de las actuaciones ejecutadas en la escuela militar contra los otros estudiantes, lo delata. Por eso en una elección interna del Psuv llegó después de la ambulancia, y Chávez obvió la votación, llevándolo a la vicepresidencia, porque el necesitaba una mano dura para controlar la organización.

Definitivamente Chávez no se equivocó al elegir a Maduro en vez de Diosdado en jefe del chavismo. Aunque nunca pensó de las fatales consecuencia de esa decisión para todo el pueblo venezolano al llevarlo a la presidencia. Algún defensor dirá que Nicolás, solo siguió al pie de la letra la política de Chávez. Intentar corregir el rumbo con la revisión profunda de la revolución es aceptar que se equivocó, y si queda alguna duda de esto, allí está el alto nivel de abstención en las recientes elecciones.



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Claudio Schiveci

Exdirigente juvenil en el Liceo Cajigal de Barcelona, Cofundador de la revista Horizonte, redactor de la revista cultural Candilejas. Columnista en los diarios El Metropolitano, La Nueva Prensa de Oriente y Diario Impacto en Anzoátegui.

 claudioschiveci@gmail.com

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