Sumamente tediosa e insustancial, la campaña bochornosa de la derecha mundial, más maltrecha que nunca a posteriori de la salida del Donald político de la comiquita vivida desde que Washington intentó substituir al Hollywood de California, en los imaginarios triunfos atribuidos mediante el cine y la tv mundial, a supermen de la pusilánime gringolandia siglos XX y XXI.
Por todos los medios se proponen convencer a quien sea, y con abundante desinformación sobre Venezuela aseguran que vivimos acosados por un gobierno cruel, presidido por un dictador sátrapa, y que los derechos humanos no se respetan. Solo que no consiguen hechos cumplidos para hacerlos del conocimiento de los lectores, oyentes o televidentes, salvo los discursos de dirigentes opositores desprestigiados y sin credibilidad.
La insistencia en presentar al modelo socialista, como responsable de todo cuanto sufre el colectivo, choca con la verdad y la lucha sostenida y valiente, tocarnos las más hondas fibras del descontento, y el colectivo mayoritario soporta al entender que los inconvenientes tienen detrás a la caterva politiquera liderada por mafias de pillos, residenciados en el extranjero, y prestos a vender la soberanía nacional.
Los caimanes en boca de caño esperando una desestabilización que reviente a consecuencia de insoportables precios, van quedándose resquebrajados por la habilidad colectiva para entender que a pesar de todo, superamos al desastre de países vecinos, y presidentes adulantes de gringolandia, y la desgracia ver decenas de asesinatos a compatriotas, u oír lo que narran con sinceridad quienes regresan del exterior víctimas de una vil y miserable xenofobia.
Si algún modelo está fracasado bochornosamente, no es el socialismo bolivariano venezolano, humanitario, participativo y producto de sucesivas elecciones, las trampas, los desmanes, los robos de vacunas para controlar el coronavirus, o lo que en cualquier aspecto es terrible corrupción, están expuestos en el capitalismo salvaje demócrata representativo. En Venezuela si ocurre es perseguido y castigado por el modelo socialista revolucionario y bolivariano.
No hay en el modelo socialista nuestro, cantantes detenidos por sus temas como en España, Pablo Hasel: nada de asesinatos a líderes sociales y periodistas, el mal de la vecina Colombia; cero listas de privilegiados para vacunarlos a escondidas contra el Covid 19, visto en Perú, México, Ecuador, Honduras y otros países; y finalmente no hay militares y policías vende patria, que interrumpieron la democracia en Bolivia, vencidos luego con los votos.