A nuestra manera de ver las cosas, existe un círculo vicioso, donde la evaluación de la gestión de los partidos políticos constituye un aporte de considerable magnitud para la práctica politica. Sin embargo, el proyecto político liberador del pueblo venezolano frente a esa reiterada ausencia de legitimidad se ha conformado en una cultura autosuficiente y prepotente a la hora de dar cuenta de sus actos: la caja de resonancia es evidente.
CONSIDERACIÓN PREVIA
Recientemente se convocó a construir una “alternativa política revolucionaria”, https://prensapcv.wordpress.com/2021/08/17/comunicado-bp-pcv-el-pacto-de-elites-se-consolida-en-mexico/, donde se expresó la angustia ante la carencia de legitimidad de la referida invitación.
De allí que, por su carácter esencial, hemos querido puntualizar sus componentes y relaciones, con la intencionalidad de rescatar la proposición de pedagogía politica que este debería entrañar.
De acuerdo a los referidos planteamientos, el lugar protagónico lo ejercen los partidos políticos. Aquí debemos reconocer el referido espíritu crítico en ese arduo camino de expresar y representar el sentimiento y la legitimidad del actual proceso político.
Ello se expresa, cuando realizan lacerantes esfuerzos al oponerse al desarme ideológico –sin ideología politica y sin consistencia teórica-, a lo largo de este modesto y novedoso esfuerzo, la pregunta obvia, entonces, es:
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¿El pueblo directamente lo ejercería?
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¿Cómo se conducirían los partidos políticos?
Pues, muy sencillo, frente a esa reiterada ausencia de legitimidad del proceso político se ha conformado una metódica donde se amalgama el empirismo, el inmediatismo y la adopción acrílica de modelos, teorías y proposiciones de las diversas expresiones de los “pactos” entre los partidos políticos.
En síntesis, se repite la caja de resonancia de ideología, modelos, proposiciones, prácticas y consignas no genuinas intérpretes de las angustias, necesidades y proyectos de nuestro bravo pueblo.
ACOTACIONES NECESARIAS
Resulta obvio que el modelo de democracia protagónica y participativa viene en franco deterioro, a tal punto que la crisis institucional es total. El vacío de proyecto político es evidente, tanto en el seno del sistema como en los espacios que lo adversan.
En nuestro campo se hace aún más necesario la construcción de un proyecto político liberador que impulse la unidad y supere la dispersión de fuerzas, voluntades y alternativas. Su arquitectura pasa por develar un conjunto de contradicciones que operan en el seno de la sociedad y en los partidos políticos.
Parece evidente que la vida de los partidos ha pasado por una constante lucha interna que se manifiesta tanto en la crítica, como en las desviaciones, frente a un movimiento social urgido de respuestas organizativas. Esta situación les arrebata importantes oportunidades para la acción política para dirigir las divergencias y colocar su resolución a favor del desarrollo del proyecto político liberador.
Nuestro pueblo viene sembrando algunas experiencias que amplían las alternativas posibles del proyecto político liberador. En el seno de la población comienza a distinguirse, cada vez más, la necesidad y posibilidad de un gobierno de nosotros -los movimientos sociales- a diferencia de un gobierno de los otros -los partidos políticos-.
La realidad de estos procesos políticos liberadores da nacimiento a nuevos elementos que atisban rumbos victoriosos. Por ejemplo:
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Una nueva dirección, cualitativamente distinta, para los movimientos sociales, se hace cada vez más evidente, sobre todo en lo relativo a la acertada conducción de las divergencias en el seno del movimiento popular. Si no somos capaces de conducirlas difícilmente podremos construir la sociedad democrática que aspiramos.
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También se vislumbra, aunque en escala muy modesta, procesos de organización popular y de conformación de movimientos sociales guiados por la aspiración de construir el verdadero poder del pueblo.
Ahora bien, en correspondencia con todo lo planteado, podemos avizorar alternativas que pronostican nuevos rumbos y aciertos para los cambios que exige el pueblo venezolano. En lo relativo al contenido del proyecto político liberador se precisa que este debe ser expresión del pensamiento político, ideológico y de las aspiraciones más sentidas del pueblo venezolano. Entonces, los movimientos sociales requieren convertirse, para lograr tales propósitos, en verdaderos instrumentos del pueblo.
POSDATA
La amistad entre revolucionarios entraña una relación transparente, sin procedimientos alternos para el desarrollo de la crítica constructiva. No obstante, convocamos a los venezolan@s de buena voluntad, para la Matria Buena, a unirse para contribuir a la formulación de ese proyecto político liberador, donde los movimientos sociales requieren convertirse en verdaderos instrumentos del pueblo.