“Algunos oyen con las orejas,
algunos con el estómago,
algunos con el bolsillo y
algunos no oyen en absoluto”
Khalil Gilbran
La mayoría de los que, terminan haciéndose esa pregunta, llevan el mal intencionado propósito de atacar al gobierno, si mirar, con quien se dan la mano más adelante. En esto contribuyó el grave error del comandante Chávez, quien, desde el mismo comienzo de su mandato, proclamó a los 4 vientos que, en Venezuela estábamos viviendo el socialismo, cuando apenas estaba comenzando un proceso revolucionario cargado de todas las buenas intenciones, entre ellas la de frenar las graves y grandes injusticias creadas por el capitalismo. Hasta ese momento todo parecía la vía para las grandes transformaciones en un país, subyugado por cuanto gobierno surgía en los Estados Unidos, apoyados por la sumisión desbordada de los de aquí.
La carrera desenfrenada de un grupo de escribientes, en atacar al valiente mandatario Nicolás Maduro, como, si lo tuvieran en un paredón para fusilarlo, en nada se diferencia en el despiadado ataque del imperialismo, y de cuanta organización compran o crean para enfilar las baterías. Apenas comenzó el proceso bajo el mandato del comandante Chávez, se presentó el golpe de estado del 2002. Al fracasar esa operación, orquestada por el gobierno de Washington, con sus títeres en desbandada; empezó la nueva estrategia del imperialismo al ver las desbordadas mareas rojas en apoyo a un gobierno nacido al calor del pueblo, y con un líder jugándoselas de todas, todas. Vino lo inesperado: la muerte prematura del guía en extrañas circunstancias, pero por adelantado había dejado a quien en estos momentos no ha arrugado.
La impresión que da la actitud asumida por las plumas afiladas, en contra de Maduro, es, que, parece una competencia por convertirse en la voz destacada para guillotinar al mandatario; de donde surgen los nuevos emergentes, después de los desprestigiados y automáticamente silenciados a quienes poco oyen, y si los oyen no despiertan ningún interés, porque parecen un ruido más en una bandada de pájaros, como es el caso de Almagro, quien no merece nombrarlo, es hacerle un favor a un auténtico servil, en medio del angustioso silencio que lo atormenta, después de pasearse, como una sirena descompuesta.
La estrategia del imperialismo, es muy clara y precisa: descomponer todo, con la ayuda de la burguesía que, por momentos pareciera no existir, porque actúa, cuando le conviene, para aprovechar todas las ventajas que, irremediablemente el gobierno va cediendo. El ejemplo más convincente lo encontramos en la banca privada; no han dejado de beneficiarse de sumas millonarias, y por el otro lado, las sedes presentan un total abandono en su parte exterior. En Acarigua, conseguimos al BOD, en frente de la propia plaza Bolívar, con un basurero en lo que, era una taquilla externa; el banco Exterior, con el estacionamiento que parece una jungla, donde no se puede entrar con ningún vehículo –salvo los utilizados para la guerra– todo para unirse a la comparsa que, ruidosamente pregona a cada momento: ¡Venezuela, está en la ruina!
Los halcones utilizados por Trump, para atacar a Nicolás Maduro: Abrams, Bolton, Pompeo, Rubio –los más destacados– prácticamente se encuentran, como naves pasadas de moda, y los inmaduros voceros del nuevo inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, no consiguen la manera de alzar vuelo, con la intensidad de sus antecesores, por muchas razones; Venezuela, no está sola, y la fuerza de la verdad, siempre sale a flote, como el aceite en el agua. Los poderosos medios al servicio del imperialismo, por momentos han quedado al descubierto, como mecanismos para hacer dinero, y sus dueños han sido golpeados en su ego, y, aunque usted no lo crea, han perdido montañas de dólares en pocas horas.
Lamentablemente en esta comparsa de voces, se presentan algunos consecuentes escribientes que, no escatiman esfuerzos por aparecer haciendo la rueda, creyendo tener en el centro al propio Maduro. Es tanto el veneno derramado en contra de este proceso y el mandatario, que, uno de estos atacantes Juan Veroes, buscando sobresalir, en su último artículo se presentó por demás rebuscado, dando la ligera impresión de andar tan ido, que, no conseguía argumentos para terminarlo, y lo único que, se le apareció en la mente es un verdadero disparate, solamente creíble por él. Copio textualmente: “La mayor gloria que sueña nuestro presidente Nicolás Maduro, es ser llamado a Washington junto con Cilita, para recibir las orientaciones y consejos del Presidente Bidem. Ser recibido y atendido como a Guaidó por el presidente Trump es lo máximo que aspira nuestro actual dirigente obrero que despacha desde Miraflores. Así que esta falacia de la existencia de un Gobierno Socialista en Venezuela es del tamaño de una catedral”
Por algo dicen, que, para hacer el ridículo solamente hay un paso. Si, en verdad, esa es la aspiración de Nicolás Maduro; con seguirle los pasos al delincuente Guaidó, tiene el camino expedito. Pero lo más sorprendente, es, que, la coincidencia se une con mucha fuerza, porque todos los que, de una manera u otra atacan al presidente Nicolás Maduro, ninguno toca por ninguna parte al imperialismo, y por el contrario quieren hacer ver al pueblo venezolano, como admirador de lo producido en USA, y nunca hacen referencia del “sueño americano” el trabajo sistemático del aparato mediático, y hasta jovencitas venezolanos ven con buenos ojos de procrear sus catiritos de los gringos invasores. La lucha es por crear las bases por una sociedad más justa, y para detenerse esa anhelada etapa –el socialismo– el imperialismo hace todo lo que tiene a su alcance; lastima de los que les sirven de puente y voceros a la vez.
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