Después de Chávez, de aquel acercamiento al despertar de la fuerza popular, después de aquellas siete avenidas plenas de corazones, luego de la derrota del sabotaje petrolero, no se podía restituir al capitalismo, derrotar a Chávez, sino desde la traición, desde adentro, guardando la apariencia de la continuidad del Comandante Chávez, engañando. De otra forma no sería posible, la oposición confrontaría una descomunal resistencia, sería una polarización que impediría los planes capitalistas.
Ya decía el Libertador: "Por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza". El engaño es la mejor arma de los dominantes. A un pueblo con conocimiento, enterado, sabedor de su fuerza, de sus enemigos, no hay fuerza capaz de someterlo. Es así, la operación contra el Chavismo Socialista fue más engaño, y poca fuerza.
Y el engaño fue tan efectivo que neutralizó a los líderes chavistas fieles al legado, al mandamiento socialista, tardaron en reaccionar y algunos aún no lo hacen. La masa sin guía, sin líderes, cayó fácil presa de la treta de creer que el madurismo es Chavismo. Después, con la desilusión de un gobierno pésimo, millones prefirieron huir del país que enfrentar a lo que creían Chavismo. Si Capriles hubiese ganado aquellas elecciones, otro sería el escenario: un Chavismo, en lo sustancial, unido en contra del gobierno, sólo unos pocos renegados habrían huido, la resistencia hubiese sido total, clara, no cabía el artificio.
No obstante, hay una ventaja en toda esta debacle. Se evidenció la calidad política y humana de muchos que se pavoneaban en los corredores del Chavismo, unos saltaron hacia el capitalismo, salieron raudos a declarar que las medidas económicas de Chávez fueron un error, otros con más portón que cara se fueron con la derecha de la cuarta, regresaron a sus querencias, apoyan al famoso rosales, o directamente a guaidó; otros se apropian de la riqueza social gritando corruptos, para despistar. Ahora se sabe quién es quién, y eso tiene un gran valor, ahorra desencantos y traiciones cantadas.
Hoy se va sintiendo que el engaño se desvanece, ya la masa está viendo el truco del mago, al payaso se le ve la cola, la gente va despertando del hechizo, pocos ingenuos creen que el gobierno es antiimperialista, lo saben entregado al imperio ruso y chino, pocos creen que esto es Chavismo. Vivimos el peligro de una masa escéptica, un profundo vacío de liderazgo. El madurismo está desprestigiado, los líderes chavistas auténticos sufren una brutal campaña de descrédito como pocas en la historia de la nación, del mundo, comparable con aquella campañas de stalin contra Trotsky; los líderes de la derecha de la cuarta siguen arrastrando el desprestigio, los de la derecha gringa no consiguen cuajar, las encuestas arrojan apoyo bajísimo a gobierno y a oposición
El Chavismo debe volver al punto donde se extravió el proceso, desenmascarar al madurismo, demostrar que forma parte de la operación en contra del Socialismo, en contra del legado de Chávez. Ese es el punto central que permitiría la recuperación del camino de Chávez. Aquí no hay lugar ni tiempo para piruetas políticas, para distracciones en luchas parciales, la acción debe ser frontal: la primera reivindicación de este país es la salida del madurismo, esta lucha debe incorporar a todas las otras luchas, sólo así tendrán sentido, de lo contrario serán simples distracciones en objetivos subalternos.
¡VOLVER AL CAMINO DE CHÁVEZ!...