En los últimos días, las izquierdas del continente han intercambiado diatribas de alto calibre. El madurismo escupe para arriba y califica al resto de los presidentes de "izquierda cobarde". Los otros presidentes se desmarcan del madurismo, lo tildan de fracaso y esgrimen como prueba el éxodo millonario, el salario mínimo más mínimo de todo el planeta. Y así, con ventiladores prendidos, las izquierdas montaron su circo. A todas las izquierdas del continente que aparecen en este atajaperros, se les podía colgar la etiqueta de cobardes y, además, de embusteros, es decir, de incapaces de luchar contra el capitalismo, al contrario, de ser parte del sistema político de dominación capitalista. Se podría calificar a la democracia burguesa, capitalista, la que escenifican una derecha defensora del sistema capitalista y una izquierda también defensora del sistema capitalista, de opio de los pueblos.
La dominación ha conseguido, a través de su historia, formas eficaces de engañar, de adormitar a los pueblos. Recordemos durante la colonia a la iglesia que defendía aquella dominación con el certificado de ser la voluntad divina, al punto de acusar a los patriotas de estar contra Dios, y esgrimir que el terremoto de 1812 era un castigo divino; tuvo el Libertador que defender la causa independentista de aquel opio y decir su famosa frase "Si Dios se opone lucharemos contra él y haremos que nos obedezca", que algunos historiadores cambiaron el nombre de Dios por naturaleza, lo que viene a ser lo mismo. Con el tiempo las cosas mudaron, los pueblos vieron a la religión de otra manera, perdió eficacia para embobecer a los pueblos, entonces, los dominantes inventaron una nueva forma de manipulación: la política permitida, la democracia burguesa, capitalista.
Se trata de un teatrino en el cual hay un villano y un galán, los papeles cambian según las circunstancias, es el llamado bipartidismo. Unas veces gobierna el galán, y cuando se agota, cuando se le endosan las penas producidas por el sistema, es cambiado por el villano, que va al gobierno a cumplir el papel de vengador de las penas causadas por el galán. De esta manera, el sistema queda a salvo, mientras galanes y villanos se van quemando. Con este sistema bipartidista la dominación capitalista está garantizada.
Ahora, en este mundo globalizado, de comunicaciones sorprendentes, de información simultánea, el circo del bipartidismo trasciende las fronteras nacionales y se hace mundial. Es así que el villano de un país influye en la elección del galán de otro. A ese circo internacional bipartidista, a ese nuevo opio de los pueblos asistimos en estos días: Boric, Castillo, Petro, Fernández son parte del circo, hacen función de galanes según el libreto de los medios de comunicación, y maduro es el villano de turno. Ya vendrá aquí un galán, y ya saldrá en alguna parte del continente otro villano. Los pueblos engañados, engatusados, respiran tranquilos porque salieron del villano de turno, y el galán se las arreglará para seguir con la dominación capitalista y los pueblos sufriendo las consecuencias.
Llegará el día cuando en este teatrino irrumpa un Comandante Revolucionario, y mande a parar el fraude de la democracia capitalista. Ese día todos, izquierda cobarde y derecha sumisa, se conjurarán en una embestida criminal contra el que tiene la osadía de perturbar la función.
¡CHÁVEZ, REVOLUCIONARIO!