La verdad no sea dicha, jamás

Si quisiéramos buscar la característica principal de este gobierno madurista, su definición, ésta sería: ¡Embustero!

Este es un gobierno mentiroso, como pocos. Ha hecho de la falsedad su forma de gobierno, miente siempre, miente en todo, desde los datos de la economía, de la pandemia, de los presos, de las relaciones internacionales, todo. De esta manera, en el país hay dos realidades: una, la que el gobierno difunde por sus medios de comunicación; otra, la realidad real, que transcurre en los subterráneos.

A carlos andrés, un presidente de la cuarta, lo enjuiciaron sus compinches por aquel asunto de la partida secreta. Este madurismo desfachatado, inventó, no una partida, inventó una ley del secreto, del misterio, con la excusa de luchar contra el bloqueo. En el madurismo la verdad no debe ser dicha, por eso las noticias son faranduleras, triviales; lo importante de verdad, lo transcendente, permanece en el misterio, sólo podemos deducirlo a partir de las sombras.

Por ejemplo, a partir de la entrega grosera del sambil podemos deducir que hay en marcha un proceso de entrega de la economía, el capitalismo es un proceso, no se detiene. Entonces, la entrega del Sambil es lo que se ve, de una verdad que no se dice: entregaron lo que Chávez socializó y más todavía, ya en Mérida se produce la noticia valiente de la entrega de hoteles emblemáticos, de cooperativas; este proceso no se detiene: la petrolera, la electricidad, los peajes, el agua están cayendo en manos del egoísmo capitalista.

Las conversaciones secretas son otro misterio, se sabe que conversaron con el imperio gringo, pero, ¿todo quedó en aquellas visitas a Miraflores, o siguen las conversaciones en los subterráneos del enigma? ¿A cuáles acuerdos están llegando? En esas reuniones misteriosas está la verdad cautiva. Lo que allí se discute se puede deducir. ¿Qué pide la cúpula madurista?: suspender las sanciones personales, las acusaciones de narcos, las recompensas millonarias en dólares, respeto a las fortunas mal habidas. ¿Qué piden los gringos?: seguridad en la entrega de la economía; que el madurismo se someta a la alternabilidad, que el opio burgués funcione. El madurismo debe salir del gobierno, para eso son las elecciones; piden también los gringos borrar definitivamente a Chávez, sacarlo del Cuartel de la Montaña, linchar moralmente a algunos chivos expiatorios, alguien debe salir culpable.

Cuando el pueblo despierte, como canta Neruda, se encontrará atado de manos, sin líderes, con el país vendido a los privados, la economía generando ganancia para unos pocos y miseria para las mayorías. Algo habrá que hacer, ahora, antes de que sea tarde. Debe aparecer una opción política, que dispute el poder para iniciar el rescate del camino perdido con el asesinato de Chávez. Un gobierno que anule las tracalerías, los negocios de la cúpula madurista, que confisque las propiedades mal habidas. Que restituya el reino de la verdad, recobre la independencia y la majestad de los poderes públicos, repotencie a PDVSA.

Los tiempos son definitorios: o volvemos a Chávez, o al país lo disuelven en mil subastas secretas, lo despojan de sus entrañas.

¡CHÁVEZ, PATRIA!



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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