Por muchas razones Venezuela y Colombia, a pesar de las oligarquías nacionales, funcionan como países hermanos, es que tienen la misma historia y una misma geografía. Unas elecciones allá influyen acá, la calidad de un gobierno de aquí repercute en el hermano país. Compartimos cultura, la música, la literatura, muestran los lazos de unión.
Recientemente hubo elecciones en aquella parte de la Gran Colombia, se vertieron muchas opiniones, se sembraron miedos y esperanzas, el país en ascuas fue a las urnas, unos con miedo, otros con esperanzas. Ganó petro, y en el discurso del triunfo repite las mismas frases, del mismo guion que corresponde al candidato ganador en cualquier elección socialdemócrata: unas frases que por manidas quedaron vacías, las puede firmar cualquiera de los candidatos, y remata petro con un compromiso con el capitalismo. Las esperanzas no duraron más que minutos, los miedos se disipan, son iguales, el capitalismo colombiano sigue, la otan continúa, petro está obligado a acciones que los certifiquen con el capitalismo, Colombia será la misma.
En Colombia funcionó el péndulo distraccionista de las elecciones burguesas: un circo que da esperanzas de cambios para que todo siga igual, una sensación de posibles cambios que son atrapados, liquidados antes de nacer. El gobierno que está por venir será, con las variaciones del caso, igual al que se fue, igual al que haría el otro candidato, solo habrá diferentes formas de un mismo objetivo: el capitalismo seguirá seguro, la miseria aumentará, la explotación hará a unos pocos más ricos y a las grandes mayoría más pobres.
En ese espejo deben verse los países de la América. Nosotros en Venezuela estamos en la puerta de ese circo, solo que aquí el circo electoral significará el entierro por muchos años de la esperanza que fue Chávez, será la culminación de la tercera etapa de restauración del capitalismo, de derrota del intento Socialista. La primera etapa fue el asesinato de Chávez; la segunda, el desprestigio de los líderes chavistas y la destrucción de la economía y la espiritualidad socialista.
Si por alguna razón, que hay muchas, el cierre del ciclo de restauración falla, si por alguna razón el madurismo sabotea la salida electoral, si no cumple los acuerdos con los gringos de la traición al legado de Chávez, entonces el capitalismo definitivamente llevará al país al fascismo.
En estos momentos ese es el triste dilema del país: o un fascismo disimulado con elecciones burguesas, o un fascismo abierto con un pinochet del caribe. En cualquiera de los dos casos el país entrará en la noche oscura de la socialdemocracia, seguirá el proceso de entrega al capitalismo, de las riquezas nacionales, seguirá el proceso de marginalización de la población, el desempleo, los despidos, la pérdida de reivindicaciones sociales.
Es la hora de despertar de las fuerzas revolucionarias, de activar las metas que fueron pospuestas con el asesinato de Chávez, de dejar claro para las masas que el madurismo traicionó a Chávez. Los líderes chavistas socialistas tienen la obligación de hacer que el chavismo, el Socialismo vuelva al combate. Es un crimen de lesa Patria, dejar al país en manos de los capitalistas, entregar al chavismo sin disparar un tiro, sin un grito de protesta.
¡CHÁVEZ, SOCIALISMO VERDADERO!