La ideología lumpen-sindical que hoy ocupa el poder sólo podía originar descomposición en todos los niveles de la sociedad. Y es en el nivel político, que resume y refleja la vida social, donde se muestra con más dramatismo el deterioro.
El madurismo carece de estrategia, no sabe hacia dónde se dirige. Privado de la visión de la nueva sociedad, navega sin rumbo, el viento oportunista lo va empujando. De esta manera, por la incapacidad de la ideología disociadora, el madurismo no puede construir un tejido social que empodere a la masa, menos puede construir un instrumento político que dirija, regule, el camino hacia la nueva sociedad que él ignora, no entiende. Esa es su naturaleza: no es Socialista, pero tampoco puede construir capitalismo, por eso entrega la soberanía a los buitres internacionales.
Por supuesto, que el madurismo le teme al instrumento político, que es conciencia del proceso revolucionario, a su papel de guardián del rumbo. Entonces, para cumplir el mandato imperial de restaurar al capitalismo, debía castrarlo, convertirlo en una cáscara inofensiva. Para eso, lo primero era aplastar la discusión, perseguir las opiniones, calumniar a los dirigentes leales al legado, condenar de la forma más absurda las ideas cuestionadoras de las órdenes de la cúpula. Aquella revolucionaria consigna chavista de: "irreverencia en la discusión, lealtad en la acción" la convirtió en un lamentable: "lo que diga nicolás".
Hoy, el partido de maduro es una imagen de la sociedad que el pranato pretende. El partido de maduro se pudre, perdió su alma, su empuje se malogró en ese mar de siglas que el madurismo inventa cada día para ocultar su incapacidad, para fragmentar más a la sociedad, para obstaculizar la visión política. Allí adentro impera el miedo, disentir del pran es pecado mortal, los luceros locales también exigen obediencia de rebaño.
Si queremos salir del abismo madurista, recuperar la economía, la conciencia de pertenencia a la sociedad, la querencia por Venezuela, si queremos devolverle a la gente su futuro, el salario, la existencia, el sentido de la vida, si queremos detener la desintegración de la Patria, si queremos rescatar el pensamiento de Chávez, su legado, el rumbo al Socialismo, debemos, entonces, previamente rescatar el instrumento político chavista, rescatar al PSUV de las manos del madurismo, devolverle su vigor Socialista.
El PSUV nació para ser Socialista, pilar fundamental de la construcción del Socialismo, he allí su esencia. Por lo tanto, es desde allí desde adentro del partido secuestrado, que puede, deben darse pasos para el inicio del retorno al camino extraviado con el asesinato del Comandante y el secuestro de su pensamiento. Los chavistas deben organizarse, dar la pelea allí adentro, mostrar su aliento revolucionario, su resistencia al proceso de restauración del capitalismo, demostrar que la deslealtad no es unánime, que el Comandante vive en la lucha por el Socialismo. El Partido de Chávez, no debe terminar siendo un rebaño, nació para lo grande, para lo sublime.
La tarea planteada a los chavistas dentro del PSUV secuestrado exige una alta conciencia del deber social, de responsabilidad con el futuro de Venezuela, y sobre todo una gran valentía para asumir el compromiso histórico. No es momento para refugiarse en el silencio, quien no hable hoy perderá su alma.
¡EL PSUV ES DE CHÁVEZ DEL SOCIALISMO, NO DE MADURO DEL CAPITALISMO!