He decidido disolver mi independencia y apoyar con todos los hierros el PSUV
propuesto por el Presidente Chávez. Renuncio al fin de lucro y al egoísmo.
Ser rico es malo y apenas alcanza para comprar medicinas. Estoy de acuerdo
con la consigna de Patria y Socialismo, aunque no entiendo por qué aparece
la Muerte en el asunto.
No veo quién nos está amenazando con enviarnos al otro mundo en caso de no
construir un Estado socialista. Tampoco comparto la premura por perder la
vida, y menos por la vía del suicidio, si el capitalismo tarda un pelo en
desaparecer.
No obstante, para evitar confusiones, anuncio la disposición a luchar hasta
mi último aliento contra cualquiera que intente hollar el sagrado suelo de
la Patria, máxime si se trata de los rufianes del Comando Sur y sus lacayos
mayameros. En ese caso, dada mi limitada capacidad, me ofrezco para sembrar
el terror entre los invasores, así sea vendiéndoles carne de primera a
precios exorbitantes.
En todo caso manifiesto que no pretendo acaparar posiciones de liderazgo en
el nuevo PSUV. Confieso que eso de empezar por la base, bregando apoyos en
un consejo comunal, en un pelotón o en una brigada de activistas
electorales, rebasa mis capacidades. Hace varias décadas lo habría hecho de
mil amores; a estas altura le cedo los honores a los interesados en la
contraloría social y el parlamentarismo de calle.
Por lo demás, tampoco aceptaré que los mismos que antes fueron escogidos a
dedo vuelvan a figurar como muchachos de la película, acaparando los
cogollos o las cúpulas de poder.
En cuanto al PSUV y su ideología me parece que el socialismo del siglo XXI
constituye un experimento simpático. Propongo un régimen mixto donde el que
trabaje con mayor empeño tenga derecho a cierta ganancia que le permita
tirar el rancho por la ventana. Los más pobres y desamparados, en todo caso,
recibirán su cuota de apoyo oficial.
El Estado debería controlar las empresas estratégicas, incluyendo las
telecomunicaciones y las clínicas de cirugía estética; éstas últimas usarán
silicona producida en Pequiven para rellenar a nuestras reinas de belleza. O
sea, sembrar el petróleo donde debe ser.
augusther@cantv.net