Los próximos días son claves para la unidad popular y presionar para que el gobierno deje de aplicar el paquete económico neoliberal hambreador que favorece solo a los más a la nueva burguesía madurista y vieja burgueses de fedecámaras.
De empeñarse el gobierno en seguir asfixiando a la gente con este paquete criminal, entonces se consolidará en el ánimo del pueblo venezolano la decisión de acabar ya con el estado de ruina y calamidad pública. Y toda la responsabilidad recaerá en este gobierno traidor, corrupto e ineficiente como también en la oposición de derecha igual de corrupta y vende patria, aliada con el madurismo en los delincuenciales negocios antinacionales.
El pueblo venezolano, ya no soporta más esta situación. El conjunto de las fuerzas populares necesitan, con urgencia y sin perder tiempo, prepararse y dedicarse a unir todas sus energías en construir un gran Frente de Unidad Popular y levantar un liderazgo parido de sus propias entrañas, necesita hacerse de un programa de gobierno dirigido a garantizar la superación de la desigualdad social, la explotación y a desarrollar las fuerzas productivas para levantar al país de los socavones del atraso, la dependencia y el subdesarrollo a donde lo lanzó el madurismo en complicidad con la oposición de derecha.
La rebeldía del pueblo personificada en un gran Frente Popular deberá impedir que su atención y energías sean distraídas en otras tareas que no sea desalojar del poder a quienes no pueden y a los que ya nadie quiere en el poder. Es el pueblo organizado mismo el que debe asumir las riendas del poder del estado para darse la revolución que verdaderamente necesita, pero para ejercer esta función está obligado a organizarse de la manera más disciplina y con un elevado nivel de conciencia, porque se trata de producir la transformación de esta desastrosa e insostenible realidad por una donde si funcione la salud pública, donde se organice un sistema educativo pertinente y de altísima calidad, donde se desarrolle la agricultura para garantizar los tres platos de comida diaria, para desarrollar la investigación, la ciencia, la tecnología y las artes, un país donde no haya desempleados, niños sin escuelas ,enfermos sin atención médica, universidades y laboratorios desmantelados y vacíos, campo sin siembra y cría. Se trata de construir una República donde quepamos todos, pero con la suficiente seguridad social, y Venezuela cuenta con el talento humano, las ganas de trabajar y vivir, además de los recursos materiales para alcanzar ese objetivo histórico. Lo que nunca ha necesitados son delincuentes que se roben los dineros públicos que pertenecen al pueblo trabajador.
Es importante recalcar que el pueblo unido y organizado en las próximas jornadas por su liberación no debe aflojar tampoco la vigilancia sobre los partidos de la oposición de derecha que ahora pretenden montarse en la ola revolucionaria, aprovechándose del descontento y el malestar popular para aparecer como los salvadores. El pueblo debe rechazarlos y decirles a estos partidos de la oposición de derecha que también serán juzgados por el largo brazo de la justicia porque todos ellos fueron en el pasado - la cuarta república burguesa- responsables de destruir al país con la misma corrupción, burocracia y vendiéndole la patria al capitalismo norteamericano.
El descontento se ha generalizado a todos los rincones de la patria, al madurismo ya nadie lo quiere gobernando, a la oposición de derecho menos. Entonces la tarea estratégica consiste en juntar todas las fuerzas sociales y soplar juntos para llevar el barco de la revolución popular hacia un puerto seguro. Hay que entusiasmar y convocar a todas y todos los trabajadores venezolanos: trabajadores de la educación, trabajadores de la salud, trabajadores eléctricos, trabajadores petroleros, del campo y la ciudad, a todo el que quiera sumarse, y todos juntos constituir un instrumento político autónomo, propio, que sirva como herramienta para repetir la revolución, pero, esta vez dirigida por el propio pueblo.