¿Qué falta para el vuelo alto que cruza Los Andes? ¡Hágase su voluntad!

Los pueblos, cuando completos, son capaces de grandes hazañas, los embarga la rebeldía que transforma sumisos en tigres fundadores. Los pueblos impulsados por razones sagradas, sentido altruista, grandes líderes, son capaces de romper la cordura de la costumbre y elevarse por sobre su tiempo, ir al futuro, tomarlo por asalto.

Hoy, en Venezuela se dan muchos factores que propician el vuelo alto que alguna vez cruzó los Andes en los hombros de Bolívar y sus oficiales. Se vive una situación de calamidad económica compatible con la derrota en una guerra contra un ejército de ocupación. Aquí todo está en ruinas; lo material, no hay ni salario, ni moneda; lo espiritual, el espíritu de fraternidad, de pertenencia a la sociedad se extravió. Este pueblo tiene fresco en el alma el ejemplo del futuro posible, pleno de felicidad, que ya vivimos con el gobierno de Chávez, aquí la promesa, el sueño se hizo realidad por un instante. Cercana está la experiencia de la fuerza de un pueblo unido, guiado por líderes entregados a la causa colectiva, fuerza capaz de derrotar a golpes y saboteos.

La ideología marginal capturó el poder, quizá es un hecho único en el mundo, y lo destruyó todo. Hoy, no hay gobierno creíble, querible, las leyes saltaron junto a la Constitución, vivimos en un verdadero pranato, donde la palabra del pran es ley, y la improvisación, la inmediatez, son doctrina. El lucro fácil, el saqueo, son las consignas que guían la acción del pranato.

La situación, las condiciones objetivas, son propicias para un salto revolucionario, bajo la mansedumbre de hoy se esconde un desespero, una angustia existencial, que no consigue alivio, ni en las elecciones histriónicas que montan gobierno y oposición, ni en las protestas de las que se burla el gobierno. Pero, ¿qué falta?

El estallido social, pospuesto por la pandemia, por el éxodo millonario, es inevitable. La incertidumbre es cuál cauce tomará esa energía social. Los revolucionarios, sus líderes, deben rescatar la imagen de organización, de seriedad, de conocimiento, de capacidad y voluntad de riesgo para llevar al país por rumbos ciertos, ya probados. Es necesario romper con la fragmentación social, para dar al estallido metas políticas, evitar que esa energía se disipe en millones de acciones egoístas, individuales, que son neutralizables por el sistema. Hay que dotar a la protesta de metas políticas, económicas, sociales, estas metas existen, están en el Testamento político de Chávez, en el Plan de la Patria. ¡Hágase su voluntad! ¡fuera los falsificadores, los seudochavistas! Eso no es poca cosa, saber para dónde se va, y conocer los resultados. Saber que la salida del pranato del madurismo es una meta que abre las puertas para la recuperación del camino extraviado por la deslealtad.

Los hombres capaces de llevar adelante estas tareas existen, están allí, fueron probados en el servicio y lealtad al proyecto de Chávez, tienen la experiencia y la voluntad. Todo depende de ser reconocidos por la masa, de la capacidad de romper la deformación de su imagen que hacen los medios de comunicación del gobierno, sus programas de televisión, sus robots en las redes.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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