Es evidente que el madurismo va llegando a su fin; agotado el impulso que le dio hacerse pasar por chavista, queda desnuda su ineptitud; y como pájaro con plomo en el ala, se derrumba. En esa agonía, se abre un periodo de feroz lucha en el interior del madurismo.
Podemos distinguir tres corrientes principales. Una, vinculada al propio maduro. Otra, adscrita a los hermanos rodríguez. Y una tercera, vinculada al capitán diosdado. Quedan incógnitas, por ejemplo, ¿existe allí una gente, aunque dormida, que aún es fiel al ideario del Comandante, que son Socialistas?
La fracción maduro representa a la ideología marginal, ya sabemos, lo demuestran estos años de gobierno, que esta ideología es incapaz de construir, sólo puede destruir, saquear, mentir. Ante la presión de la oposición gringa giró a la derecha, abandonó las enseñanzas de Chávez, y de esa forma perdió la fuerza.
Los rodríguez dan cuerpo a la clase media civil, caracterizada por el oportunismo, la lealtad a lo material. Aporta a cualquier proceso su cultura, su talento sin probidad. Es lábil a cualquier pacto, con cualquiera, con tal de seguir vigente, sus principios le permiten grandes oscilaciones. De esta corriente se pueden esperar movimientos, saltos sorprendentes. Pueden encabezar un intento de remozar al madurismo, un cambio de hombres para que todo siga igual. No carecen de ambición de poder.
El capitán diosdado, esta corriente intenta representar a la clase militar, agrupa a una serie de militares, oficiales, algunos que participaron en las jornadas del 4F, que, al quedarse sin su oficial superior, Chávez, ahora dan bandazos sin rumbo fijo, bajo la influencia de vanos dogmáticos y sectarios. Esta corriente se esmera mucho en la defensa del madurismo, y sus frágiles argumentos son la represión, la burla y las amenazas. Carece de visión estratégica. No sabemos sus raíces más allá de lo evidente.
Debe haber, la lógica así lo indica, un reflejo del madurismo en los militares, más allá de los oficiales que ocupan puestos en el gobierno, aunque se mantienen silentes. Allí, necesariamente se reproduce la pugna interna.
El madurismo, en medio de su crisis, se retuerce, en este momento las fracciones luchan por la hegemonía. Ya afloró la crisis de tareck, todavía inconclusa y oculta, que demuestra la fuerte lucha interna, la disputa directa por el poder. Allí se juegan no sólo la supervivencia sino también la hegemonía, la próxima candidatura está en discusión, aunque no de manera abierta, sí en la práctica. En el madurismo, hoy, nada es seguro, nadie está a salvo. El madurismo está debilitado, y en el escenario crecen otras ambiciones, irán apareciendo a medida que se profundiza el vacío de dirección.
La oposición gringa, hasta ahora, no tiene la entidad para llenar ese vacío, no consigue concretar un liderazgo alternativo que emocione a las masas que, decepcionadas, prefieren correr en el extranjero los riesgos de lo desconocido.
El chavismo auténtico, leal al legado y el ejemplo Chávez, no consigue aún, organizarse, ir más allá de la resistencia valiente de personalidades aisladas.
El mundo después de maduro será otro, de eso no hay duda, ese mundo está naciendo ahora, tendrá la forma que hoy le den los factores que están en el escenario, y seguramente en los próximos días surgirán otras sorpresas.
¡CHÁVEZ VOLVERÁ!