Recordamos a capriles asediando a la Embajada de Cuba, recordamos la agresión contra Tarek, en gavilla con leopoldo, recordamos aquella persecución de chavistas en el abril nefasto. No es necesario esforzarse mucho para entender a capriles y su combo como fascistas genéticos. Más difícil es entender la deriva fascista de diosdado, que del 4 de febrero humanista, revolucionario, el poder lo lleva al diosdao de los miércoles, fusilando adversarios en nombre de un difuso pueblo.
El pueblo no es un dios, es humano, terrenal, concreto, con apetencias varias, razones diversas y, sobre todo, ideologías distintas. El pueblo no es un dios que nunca se equivoca, al contrario, es un conglomerado dominado, hasta ahora… por la ideología dominante, la de los poseedores, los capitalistas, sino cómo se explican el medio siglo de la cuarta república, por decir lo menos, o el nazismo, si queremos profundizar.
Recordemos las palabras del Libertador: "nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza" y continúa: "Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción". La esencia de la lucha política es la lucha por la conciencia popular. La vanguardia revolucionaria pelea por esclarecer al pueblo de su realidad de explotado, despojado, y lo prepara para que sea instrumento de su propia liberación, y no instrumento de su propia esclavitud.
Entonces cuando diosdado, en el patíbulo de los miércoles, dice una barbaridad para justificar la agresión a capriles, y justificar su defensa, dice diosdado: "estoy con los míos (el pueblo) así no tengan la razón." https://twitter.com/i/status/1666782646343434241 y más alarmante los aplausos de la tribuna de militares, está renunciando a su papel de dirigente, de señalar los errores, corregirlos, de indicar el rumbo correcto, de educar en una nueva conducta humanista. Está condenando al pueblo explotado, sumergiéndolo en la esclavitud de la ignorancia, preparándolo para que acepte cualquier excusa, cualquier mentira, sin discusión, sin reflexión. No trabaja para la liberación de ese pueblo, para abrirle los ojos, marcarle rumbo, que es el papel de la vanguardia, y debía ser la esencia de esos programas en la televisión. Esa actitud es similar a la del grito de: ¡Muera la inteligencia! Que el General José Millán-Astray le lanza a Miguel de Unamuno, en la Universidad de Salamanca, en medio de la guerra civil española.
A pesar de todo lo dicho sobre capriles, y más que le cabe, él tiene derecho a exponer sus razones en sana paz, ese derecho se debe defender, es un principio ético de una Revolución verdadera, sin él se camina a la barbarie. A capriles se le debe adversar con razones, no tratando de silenciarlo con el argumento de las patadas. Lo otro, la violencia como argumento, es un claro aporte al fascismo, a la persecución aplastante de las ideas diferentes, de todo lo que se aparte de lo dictado por la cúpula. No es difícil de entender que esta actitud, hoy festejada, promocionada por diosdado, justifica, evoluciona hacia mayores crueldades con tal de adelantar los planes de la cúpula madurista. Esta política es el núcleo que sustenta las violaciones que comete el madurismo todos los días.
Es la misma actitud de la derecha gringa, de los capriles y los leopoldos, de los guarimberos; diosdado y capriles son lo mismo, agentes difusores de la ideología capitalista, llevan al país hacia la barbarie. Hay que pararlos, es el deber, el reto principal de la vanguardia chavista, de la dirección, esa es la primera razón para que se reúnan los líderes chavistas y aparezcan con fuerza en el escenario nacional. No se le puede dejar la Patria a estos pichones de fascistas.