Venezuela, en manos del madurismo, es una insignificancia llevada por el viento de la geopolítica. Carece de vida propia, de voluntad. Es así, para entender para dónde va todo esto, debemos partir del difícil análisis de lo internacional.
Rusia está empantanada en Ucrania, lo que parecía una operación fugaz, que a lo sumo duraría una semana, ya pasa del año y no se avizora solución; al contrario, cada día se enreda más y amenaza con una salida nuclear. La política mundial gira alrededor de este conflicto. Es desde allí que debe partir cualquier análisis.
Las potencias refuerzan sus patios traseros. Todo indica que se frustraron las veleidades de Rusia en este lado del mundo. Los gringos refuerzan su dominio, no tolerarán dudas, y menos en Venezuela. Necesitan control confiable sobre el petróleo, que es estratégico como nunca. Ese es el gran punto de la política capitalista venezolana. ¿Quién les ofrece seguridad a los gringos? ¿Quién les entrega el petróleo, la Soberanía?
El madurato tiene desventajas en el torneo que decide el abanderado imperialista. Primero, su pasado chavista, que por más que intentan deslastrarse de Chávez, siempre los persigue, los gringos no les perdonan. Segundo, su incapacidad manifiesta. Tercero, su falta de apoyo popular, su agotamiento. Los gringos no terminan de tragarlo. Los maduristas piden que suspendan las sanciones, lo que en realidad significa que les garanticen impunidad, y se van tranquilos. Han perdido voluntad de poder, están exhaustos.
La oposición gringa carece de personalidad política, pelea desde lejitos, no se mete para lo hondo, no corre riesgo. Su oposición queda falsa, como pelea de carajitas en el liceo, puro arañazo inofensivo.
En estas circunstancias, la decisión del futuro político no está en las elecciones. Allí no hay un candidato ni una vía confiable para los dueños del patio trasero. Entramos en un territorio extra constitucional, de soluciones violentas. Lo que está por verse es si la salida será a favor de los gringos o a favor de recuperar la Soberanía que una vez tuvimos con el Comandante Chávez, en aquellos días cuando Venezuela hablaba con fuerza en el campo internacional, cuando éramos bolivarianos, cuando construíamos un polo de equilibrio alterno al capitalismo, que tanta falta hace en estos tiempos de amenaza de guerra mundial.
El reto de este país es histórico. Sin la visión mundial sucumbimos en la mediocridad. Es necesario que la salida se plantee en términos globales, que el país se posesione en la geopolítica, la salida no puede ser local, sería declarar nuestra condición de castrados políticos, nos absorberían definitivamente los gringos. Es necesario pronunciarse sobre la irresponsabilidad de Ucrania que tiene al mundo al borde de la extinción atómica. Es necesario pronunciarse sobre el desastre ambiental que tiene a la humanidad, a la vida, al borde de la extinción. Allí están las altas temperaturas, como alerta. No es un problema de incomodidad de aires acondicionados, es que esas temperaturas lesionan el ecosistema, desequilibran sus ciclos vitales, lo destruyen. Es urgente pronunciarse sobre la desigualdad de la población mundial, que produce los flujos migratorios. Estos pronunciamientos, y las acciones subsiguientes, no los puede hacer el madurismo oportunista, ni la oposición gringa, sumisos los dos.
La salida es la sustitución de este gobierno, la recuperación de nuestra Soberanía, debe ser un grito al mundo, un anuncio de que una nueva posición mundial ha resurgido. Si la salida es sólo un asunto de miraflores, la mera sustitución de hombres, no vale la pena el esfuerzo, sería una pirueta para seguir en lo mismo. Y el planeta indefenso caminando hacia la extinción de la vida.
¡ CHÁVEZ, PATRIA SOBERANA!