El parto del Comandante Chávez murió

La ridiculez es una muerte social.

Una muerte dolorosa y cómica por añadidura.

Bécquer

 

Los últimos artículos de Antonia Muñoz, parecen de una persona que acaba de llegar del paraíso celestial, totalmente inmaculada, algo así, como la virgen María. Lecciones para cargarlas debajo del brazo y pasárselas a todos los tránsfugas para que sepan, como deben comportarse en su nuevo proyecto de vida política. Un verdadero manual lleno de profundos consejos y orientaciones, como sin nunca haya estado al frente de algún organismo público y todas sus actuaciones han estado bajo la estricta vigilancia de un ser supremo, para finalmente presentarse a la consideración de todos los mortales de la tierra, como la salvación frente a la corrupción y las malas costumbres. ¿Qué mejor ejemplo?

Quien la oiga o la lea por primera vez, le parece la mandada en el momento más indicado y si no le dan su aprobación, por lo menos se quedan viéndola asombrados preguntándose ¿Quién será está? Sin embargo, las bufonadas y los saltos de talanquera solamente sirven para llegar al punto exacto donde no hay regreso: no los quieren de donde salen, ni a donde llegan, así, se aparezcan repartiendo bendiciones, ya que, en política no es fácil disimular, aún, cuando mantenga la mira fija, sin voltear para ninguna parte y en el caso de Antonia Muñoz, duran, hasta que se acuerdan de repetidas denuncias nunca aclaradas, pero lo que produce carcajadas inundando el pensamiento, es, cuando se acuerdan de su pasado reciente y sueltan la pregunta, incrédulos ¿Esta no es la que parió Chávez?

En un instante todo se aclara, porque a la "negra" Antonia, el comandante Chávez, le dio no un cheque en blanco, le entregó la chequera completa, para que hiciera un modelo de gestión al expresar de viva voz ¡Esta negra, es, como si la hubiera parido yo! Aval, utilizado por la oposición de manera sarcástica, porque sabían que no había marcha atrás en los resultados y el triunfo estaba asegurado, con ese espaldarazo, como para levantar de las cenizas la candela para incendiar la pradera. Pero nadie se imaginaba la estampida de esta mujer, apenas fallece, quien la llevó al poder. Por eso nadie sabe, como reaccionan los ansiosos de mando y menos, cuando no los complacen y apenas les piden resultados positivos –como debe ser– simplemente empiezan a culipandear, hasta que pasan a engrosar la lista de los traidores, con apenas un empujoncito y después se presentan con la cara de unos forasteros con abanico en mano, como si vinieran del polo norte.

Las pifias de la "negra" Antonia, se parecen al lloriqueo de los niños, cuando no los complacen en esos antojos desbordados en medio de su acostumbrado engreimiento y al no seguirlos complaciendo en sus caprichos, terminan revolcándose viendo a la propia madre, con los ojos centellantes llenos de rabia, muchas veces pasables y entendibles por ser cosas de chiquillos, pero ameritan correctivos rápido. Lo de Antonia, nada que ver, con la canción de Gualberto Ibarreto, es parte de su rosario de contradicciones, que sin producir mucha cosquilla hacen reír, porque busca demasiados atajos para justificar la espantada, quedando al descubierto todos los brincos, hasta lanzarse nuevamente a la gobernación para poner la cómica, sin recordar la expresión del comandante pronunciada con toda su buena intención, aprovechada para la oposición para repetirla de manera sarcástica, buscando revertir los resultados, que al final se convirtieron en una verdadera avalancha, proclamando a la "negra" Antonia, como la gobernadora de Portuguesa!

Pero, hasta ahí, llegó esta mujer en la lucha despertada por el comandante Chávez, ya que, ahora el enemigo es Nicolás Maduro, y esto se parece a los planes perversos del imperialismo, el cual no existe para un grupo de nuevos títeres, incluyendo a la ex gobernadora, a pesar de haber salido de las extrañas de un fenómeno electoral, antiimperialista por convicción, como era el comandante, en momentos muy complicados, cuando enfrentarse a los colosos AD y COPEY, era, como poner la casa en una guillotina,

La actitud de esta ex gobernadora, una de las más votado, se les pueden aplicar algunas interpretaciones: La primera, parece algo premeditado, cobrarle al PSUV, por no haberla postulado nuevamente, una infantilidad desesperada; la otra, para ella no existe el coloso del norte y eso, que en el momento más crítico de la pandemia por el Covid-19, lo único, que se escuchaba eran las amenazas de Donald Trump y su equipo integrado por personas, que poco les importa matar para conseguir lo que buscan y de paso se reforzaron, con un presidente interino salido de la nada y por el otra lado la María Corina, desesperada pidiendo una invasión para que la montaran en la silla, porque, con el comandante Chávez, no quería ni ir a misa, y con Maduro, ni disfrazado de George W. Bush. Se me antoja, que nuestra estimado Antonia Muñoz, va terminar escribiendo el manual para los nuevos aspirantes a cargos públicos, es decir nada de paridera, ni nada que se parezca. Borrón y cuenta nueva y ella y solamente ella es el ejemplo.



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Narciso Torrealba


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