La gente está acostumbrada, y más en la política, a percibir sólo lo aparente; desestima las causas, lo oculto. Esta es la razón por la cual los cambios la sorprenden, no los ve hasta que suceden, es incapaz de presentirlos, preverlos. Siempre piensa: “aquí no pasará nada”; confunde su visión estática con el movimiento de la realidad.
La historia, el movimiento histórico, tiene momentos de acumulación, éstos se confunden con quietud. Y sólo se percibe el desenlace, el salto. Un ejemplo clásico es el de aquel rey y su queja de que en Francia no pasaba nada, hasta que lo sorprendió una poblada, le tomaron la Bastilla y derrocaron a la monarquía.
Hoy en Venezuela se repiten aquellos días, cuando escépticos analizaban y decían “aquí no pasa nada”, ellos están muy bien, ganando mucho. Y a los días reventaba el 23 de Enero, o el 4 de febrero. Esto significa que el verdadero político analiza, a la luz de la teoría, la realidad y pronostica su movimiento. Esa es la clave del éxito político, prever el correr social, entender el momento histórico y su movimiento.
La situación en Venezuela es de alta explosividad: una situación económica comparable con la economía de un país devastado por una guerra: sin sueldos, sin empleos, un gobierno desacreditado, altísimos índices de pobreza, un país sin ley, sin instituciones creíbles, una oposición gringa sin proyecto propio que augura con su proposición de más capitalismo, más penalidades para la población.
Ya la sociedad, en las recientes protestas por el aumento de salario, dio señales de la ebullición interna. Aquellas protestas fueron apagadas por la torpeza de la dirigencia sindical, que privó a la masa de objetivos estratégicos. Sin embargo, demostraron claramente que algo se mueve en los subterráneos de la rebeldía.
Este es un país, único en el mundo, donde el ejemplo de redención, el ensayo del Comandante Chávez por superar al capitalismo, por fundar otro mundo, el camino al Socialismo, está cercano, presente. Los dirigentes auténticos de aquel proyecto viven, a pesar de la feroz campaña de descrédito, persecución, de resentimiento que el madurismo desleal desata contra ellos. Este pueblo, en su alma, lleva ese fuego, los desleales no lo han podido sofocar. Este país tiene las condiciones objetivas para un salto social; corresponde a la vanguardia impulsar las condiciones subjetivas. Ese es su papel. Si la vanguardia falla, por variadas razones, si la subjetividad social es capturada por las fuerzas de la reacción, si la sociedad es conducida hacia formas políticas que lo más lejos que lleguen es a un reformismo castrador, entonces, el capitalismo habrá conseguido superar, conducir la crisis.
La teoría revolucionaria propia existe, el ejemplo está allí fresco, el pueblo sabe cuál es el objetivo, lo vivió, lo palpó con Chávez, los dirigentes existen. Todo va a depender de la capacidad de estos dirigentes, más los jóvenes, de desechar lo subalterno y agruparse, construir la vanguardia, y proceder a orientar, a dirigir la retoma del rumbo extraviado con el asesinato del Comandante Chávez. Sólo así, ese algo que se acumula en la crisis, será bueno, se podrá evitar el retorno de la barbarie.
¡CHÁVEZ VIVE!