La democracia burguesa, esa que mal imita el madurismo, es una inmensa operación de engaño, de distracción, un circo que oculta la dominación del capitalismo y legaliza el robo a la sociedad. Y son las elecciones burguesas una de las armas principales de esta operación de ilusionismo, son opio para los pueblos esclavizados, los seduce con la falsa posibilidad de un cambio. Además, el mismo mecanismo, la lógica de las elecciones reproduce la conciencia de la dominación, sus valores, su fisiología.
Las crisis de esta forma de dominación capitalista se reflejan en unas crisis del sistema electoral y del sistema judicial. Cuando las elecciones dejan de adormecer, de emocionar a la masa, pierden su función de engaño, de distracción, y cuando la ley deja de verse imparcial, ciega, previsible, son señal de los estertores del gobierno y las dificultades del sistema.
Este madurato, estulto como es, al que todo le sale mal, se inmola al desvirtuar las mejores dormideras de que dispone: las elecciones y el imperio de la ley. No tiene la altura para reconocerse en minoría, para dar paso a la alternabilidad de los verdugos propia del sistema capitalista, y se marchita al tener que inutilizar la mejor arma de que dispone, las elecciones.
El madurato, fiel a su talante, no respeta ni sus mismas leyes: inhabilita a los trancazos, hostiga a los candidatos, les quita la tarjeta a los partidos adversarios, planifica referéndum atravesados, modifica al cne, obstaculiza y amenaza a las primarias. Con todo esto, y más, elimina la cualidad de competencia de las elecciones, y así las privan de la necesaria emoción, de esta manera las elecciones dejan de cumplir su papel de engaño, se le cae la carpa al circo. Cerrada esta posibilidad, aunque ficticia de cambio, fracasado el gobierno y también todo el estamento político, el sistema busca nuevas rutas de supervivencia.
Se abre un periodo de soluciones extraordinarias. Después del desenlace, que necesariamente tendrá su dosis de violencia, el paisaje político habrá cambiado. Las diferentes fuerzas, los liderazgos, se preparan para las nuevas condiciones, las nuevas reglas. Los que se queden atados a la ilusión electoral, serán arrasados. Surgirán nuevos liderazgos, sólo sobrevivirán los que hoy divisen el futuro.
Viene época de definiciones claras, de enfrentamiento de proyectos: el capitalismo, fracasada su carta democrática burguesa, ahora esgrime la opción fascista, la represión directa, sin miramientos legales, por encima de tribunales y fiscalías, sin protector del pueblo, sin explicación, como en Tocorón, habrá empleo de operaciones similares a sectores políticos y económicos; hasta la presidencia, el Estado, pueden ser objetivo del método Tocorón. La sociedad diezmada aceptará, inerme, este nuevo escenario.
Son horas de definición, depuración de los liderazgos, sólo sobrevivirán los que tengan proyectos claros. El enfrentamiento será, ahora, sin afeites, entre el Socialismo, el chavismo verdadero, y el capitalismo en su versión fascista. Las ambigüedades no tendrán lugar, son tiempos de "Socialismo o barbarie". Serán horas de sacrificios, de entregas. De este torbellino nadie podrá escapar, es la historia que lo envuelve todo, nadie quedará al margen, todos serán forzados a tomar partido, y a los riesgos que de eso derive.
¡CHÁVEZ, SOCIALISMO!