1. La encomienda presidencial
Cuando el Presidente Hugo Chávez presentó sus "cinco motores constituyentes" para construir el socialismo en Venezuela advirtió que más "motores" serían desarrollados para lograr esta meta. A un pequeño think tank (grupo de tarea) encabezado por los ministros Hector Navarro y Jorge Giordani, el Presidente le encargó la difícil misión de diseñar el "modelo económico" del socialismo del siglo XXI. Este ensayo es un solidario aporte para el think tank y los amigos sindicalistas que tratan de mantener viva la visión obrera en este debate.
2. ¿Como diseñar el "sexto motor constituyente"?
Al revisar el caudal de experiencias sobre el "sexto motor constituyente", se impone diferenciar entre las condiciones necesarias y las suficientes para resolver un problema. Siguiendo esta heurística (procedimiento metodológico) podemos identificar cuatro condiciones cuya presencia es necesaria o auxiliar para convertir la economía de mercado en una economía socialista del siglo XXI, y tres que son suficientes.
3. Los "motores" o condiciones necesarias
3.1 El hombre nuevo – la eduación
La idea de llegar a una sociedad justa mediante la apelación a un comportamiento ético y solidario del ser humano ha fracasado sistemáticamente durante los últimos cinco mil años: desde las metafísicas y éticas del Extremo Oriente (budismo, confucianismo); hasta los monoteísmos de Medio Oriente, cristianismo, judaísmo e Islam, y la ilustración burguesa. Salvo en su interpretación greco-romana la noción del homo novo es una ficción idealista que desconoce la dialéctica entre el hardware y software cultural del mono sapiens. Ahí radica la razón de estos fracasos milenarios.
3.2 La estatización de la propiedad productiva
Todas las economías crematísticas de mercado son economías mixtas, donde coexisten la propiedad del Estado, la social (cooperativas) y la privada. Lo que varía en cada caso es el grado de participación del Estado y su intención económica. En Gran Bretaña en 1948, el Estado controlaba la industria del carbón, la electricidad, el gas, el acero, los ferrocarriles, las telecomunicaciones, incluido el servicio postal, y las líneas aéreas. Semejante era la situación en Alemania, Italia y Francia. Sin embargo, ni uno solo de estos gobiernos tenía una intención socialista. Nunca salieron de la crematística y pronto regresaron, por diferentes razones, a la desregulación o privatización.
Desde el punto de vista de la ciencia económica, en una economía de mercado crematística (motivada por la ganancia) la estatización de otras formas de propiedad solo tiene sentido en cuatro casos: 1. para fomentar la integración y el desarrollo de la nación; 2. para permitir al gobierno ingresos que son necesarios para financiar el Estado de bienestar; 3. por razones de seguridad nacional y, 4. cuando una empresa viola repetidamente las leyes o es mal habida.
Si la estatización se hace por razones ideológicas o dogmáticas, y viola masivamente la determinación de los precios por los costos marginales (marginal cost pricing policies) y la relación de oferta-demanda, genera mercados negros, corrupción y desequilibrios que a mediano plazo no pueden ser controlados por el Estado ni por la sociedad. La evidencia empírica revolucionaria al respecto es abrumadora, desde la URSS vía los Sandinistas hasta Cuba.
El caso idóneo para entender la relación entre propiedad estatal y socialismo fue la URSS, porque contaba con tres factores favorables: a) era una economía de mercado no-crematística; b) el Estado controlaba la principal propiedad productiva y, c) la intención explícita del liderazgo político consistía en construir el socialismo. Pese a estos factores, la URSS nunca logró construir una economía socialista en el sentido de la economía política. Le faltaban la democracia participativa, las condiciones tecnológicas y las tres instituciones económicamente suficientes: a) el valor, b) la equivalencia y, c) el mecanismo cibernético para remplazar las funciones de valorización y retroalimentación que cumple el precio de mercado.
3.3 La democracia obrera
La democracia obrera en las empresas, ya sea en forma de cogestión o autogestión, no puede cambiar los parámetros del entorno económico nacional, regional y mundial, en que actúa como subsistema, tanto en cuanto a precios, calidad de servicio o normas internacionales de calidad (ISO, FDA). Por ejemplo: la estatal Corporación Venezolana de Guayana (CVG) ha vendido tradicionalmente aluminio en México. Últimamente, China ofrece este producto considerablemente más barato. Si la CVG no quiere ser desplazada, tiene que ofrecer un precio competitivo. Este, a su vez, depende de los llamados costos marginales, sobre los cuales la forma democrática o no-democrática del sistema gerencial tiene escasa incidencia.
3.4 La redistribución del ingreso
La redistribución del ingreso vía el Estado de bienestar, que es la vía socialdemócrata o keynesiana hacia la justicia social, es otra política necesaria o auxiliar para la transición hacia el futuro, pero al igual que las tres anteriores no lleva, de por sí, al socialismo. La encomienda presidencial se resuelve, por lo tanto, con el diseño de los tres "motores suficientes" para despegar hacia el nuevo socialismo.
4. Los tres "motores" suficientes para el arranque socialista
4.1 El valor sustituye al precio
El elemento operativo decisivo de la economía de mercado es el precio. Por eso no puede haber socialismo en una economía mercantil regida por precios. Para sustituirlo hay que entender las cuatro funciones vitales que cumple en el sistema burgués: a) realiza el plusvalor y con eso la acumulación ampliada del capital; b) facilita el control político del sistema; c) permite la valorización de bienes y servicios; d) integra a los tres grandes subsistemas económicos, la producción, el consumo y la distribución, y a todas las unidades y decisiones económicas particulares en un conjunto funcional, mediante la retroalimentación informática (cibernética).
Cuando en la URSS se estatizó la propiedad privada se estatizó también su principio operativo, el precio. Mientras se logró neutralizar las funciones "a" y "b", no sucedió lo mismo con la valorización y el papel cibernético del precio. La valorización de bienes y servicios en manos del Estado sustituyó el juego cibernético (incompleto) de la formación de precios mediante la oferta y la demanda, con una combinación de precios administrativos y precios del mercado mundial; una combinación incapaz de optimizar la alocacíon (distribución) macroeconómica de los recursos.
En lugar de estatizar la valorización de los precios, la URSS tenía que haberla socializado mediante el valor del trabajo (insumos de tiempo), para llegar a la nueva economía socialista. Sin embargo, no disponía de las condiciones objetivas para hacerlo, porque las condiciones del desarrollo informático no lo permitieron. Era parte de la tragedia de un modo de producción que había nacido antes que su tiempo objetivo.
4.2. La equivalencia como garante de la justicia
El principio de la equivalencia significa que los intercambios de bienes, servicios y la fuerza de trabajo se realizan por valores iguales (tiempos de trabajo invertidos en su generación.) Sin embargo, debido a las estructuras heredadas del capitalismo, por ejemplo, el trabajo complejo y simple; la fuga de cerebros; la división nacional e internacional del trabajo; los privilegios del trabajo intelectual (cuello blanco) frente al trabajo manual y la desigualdad de los Términos de Intercambio internacionales (terms of trade), este principio tiene que ser manejado con realismo y flexibilidad al principio de la transición socialista, para no poner en peligro la estabilidad de la revolución.
4.3 La cibernética -- el problema central del Socialismo del Siglo XXI
La valorización y contabilidad mediante el valor, y la equivalencia en los intercambios generan una economía justa, sin explotación. No solucionan, sin embargo, el problema de la función informática o cibernética del precio. ¿Cómo se resuelve en la nueva economía socialista el papel del precio como facilitador y organizador de las decisiones económicas individuales que permiten la coordinación adecuada de la producción, distribución y del consumo? Contestamos esta pregunta en el contexto de una posible implementación de la economía socialista en Venezuela, en 2007.
5. La implementación del socialismo económico venezolano, a partir del 2007
5.1 La contabilidad socialista
El primer paso suficiente hacia la economía socialista es el establecimiento de la contabilidad socialista del valor, paralelo a la contabilidad ya existente del precio. Esto significa, que se registran todas las transacciones internas y externas de la empresa en términos de insumos de tiempo (time inputs). Dado, que todo proceso productivo se basa en el factor (vector) tiempo, los valores que subyacen a los precios, pueden "extraerse" con suma rapidez y sin afectar las operaciones normales de la empresa. Se podría realizar esta operación también mediante el equivalente monetario del valor (MELT), método que proponen los amigos de la Escuela de Escocia, dado que varios estudios recientes indican una correlación estadística del 97 por ciento entre los precios de mercado (valor de cambio) y el valor.
5.2 Cero costo político
Para evitar un innecesario conflicto con la empresa privada se establece esta contabilidad primero en una empresa del Estado, de preferencia, una empresa altamente tecnificada, por ejemplo, Alcasa o Venalum. Una vez evaluados los parámetros respectivos en valores, se extiende la metodología a otras empresas estatales, por ejemplo, una generadora de electricidad. Cuando se conozca el valor unitario del aluminio (p.e. de una tonelada) y de la electricidad (p.e., de un megavatio), además de tener los precios unitarios respectivos, se puede sustituir gradualmente el intercambio tradicional por precios de mercado mediante el intercambio por valores, y una utilización flexible del principio de equivalencias. También se puede iniciar el intercambio entre la empresa del Estado (propiedad estatal) y las cooperativas (propiedad social) que hayan adaptado el doble sistema de valorización.
5.3 Establecer la dualidad de la economía socialista y de la economía de mercado en Venezuela
Para generar conciencia sobre las dos lógicas económicas diferentes, los envases de los productos llevarán el valor y el precio, es decir, la valorización objetiva y la subjetiva, la socialista y la burguesa. Esto transparenta los dos tipos de relaciones de producción que coexisten en la economía venezolana e incentiva a los ciudadanos a indagar y participar a nivel de mercado en la transición de la economía política.
Se establece, de esta forma, una esfera de producción y una esfera de circulación socialista dentro del seno de la economía crematística de mercado en Venezuela. Estando la propiedad productiva más importante del país en manos del Estado (PdVSA, CVG, electricidad, telecomunicaciones, Mercal, Banco Central, el Estado mismo) y, en menor grado, en 127.000 cooperativas, la nueva economía postcapitalista puede crecer hasta volverse dominante dentro del país, sin necesidad de tocar la propiedad del capital privado, salvo en los casos mencionados de la estatización.
5.4 Establecer la dualidad del modo de producción socialista y capitalista a nivel mundial
Esta dualidad de modos de producción se puede extender hacia el comercio internacional. Dado que los mayores impactos niveladores de la valorización por insumos de tiempo y del principio de equivalencia se darán entre el trabajo intelectual y el manual, y entre el Tercer y Primer Mundo (vía los términos de intercambio), los gobiernos del Primer Mundo no aceptarán la nueva valorización. Sin embargo, como Cuba, Vietnam y China son países socialistas, y Bolivia, Nicaragua y Ecuador están entrando al circuito del ALBA, se puede extender el principio de la economía postcapitalista a la esfera de la reproducción internacional, estableciéndose la dualidad económica a escala mundial.
6. La duda de Einstein y la solución cibernética socialista
En la economía de mercado es el precio que integra los miles de millones de decisiones económicas nacionales y mundiales que se realizan en una economía como la de Japón o de Estados Unidos diariamente. Este efecto cibernético (retroalimentación) no se logra con el principio de la equivalencia ni con la orientación de la economía postcapitalista hacia los bienes de consumo necesarios, definidos por una autoridad de planeación estatal y voluntad de mayorías. Es necesario que los intereses económicos de los ciudadanos, dentro de la capacidad y los imperativos éticos de la macroeconomía, tengan interacción e incidencia sustancial sobre el poder de los planificadores.
La pregunta de Albert Einstein, de cómo proteger en una economía planeada los derechos del individuo frente al "poder de la burocracia" planificadora ---que en el fondo, es la misma pregunta de la crematística, de como proteger en una economía de mercado los derechos del individuo frente al "poder de la oligarquía gran-capitalista"--- es legítima y las respuestas son varias. Pero dentro de la cibernética económica la respuesta ha sido dada por la misma evolución de la tecnología.
En algunas empresas en Alemania, cuando un vendedor pasa un lector óptico sobre la etiqueta del producto que vende, esta información no solo va a la caja, sino vía internet directamente a la distribuidora y la fábrica. La distribuidora reemplaza el producto vendido al día siguiente, sin necesidad de pedido, y la fábrica lo reproduce. Existe, por lo tanto, una información e interacción completa en tiempo real entre la producción, la distribución y el consumo, entre la oferta y la demanda. Con este sistema se conoce con precisión los stocks (existencias) de las empresas y los cambios de la demanda y la oferta, segundo a segundo.
Para que esta relación directa entre vendedor y productor se mantenga dentro de las tolerancias previstas en la programación macroeconómica, la información enviada va por Internet también a las autoridades de planeación municipales y estatales involucradas en el proceso. Estos ejercerían a su vez un control de retroalimentación negativo, si fuese necesario para mantener el sistema en equilibrio.
Este mismo mecanismo puede ser utilizado para hacer la producción sensible al perfil de la demanda de los ciudadanos. Por ejemplo, si se ofrecen tres variantes A, B y C, de un pantalón, y dentro de un determinado periodo de tiempo (día, semana) se registra electrónicamente que A se vendió veinte veces, B solo tres veces y C, ni una sola vez, entonces el productor reasignaría los recursos de la variante C, y parte de B, a A. Como esa decisión se tomaría dentro de una fábrica, solo se informaría a la autoridad superior de planeación del cambio de reasignación interna de los recursos, pero no se le pediría permiso.
Por medio de esta descentralización relativa y la nueva tecnología, se evitaría la burocratización del proceso. La tecnología que permite registrar la variación de oferta, demanda y existencias (stocks) prácticamente de segundo a segundo, combinada con la descentralización dentro del marco general de planeación, evitaría los desequilibrios observados en las economías del socialismo histórico. Entre otros mecanismos que se pueden emplear para lograr el mismo efecto, está la propuesta de los market clearing prices (precios para equilibrar el mercado) de los amigos de Escocia.
7. Chávez, Einstein y Galileo
Albert Einstein murió afligido por la incapacidad de saber si su "constante cosmológica" de la relatividad general existía o no. No hay incógnita epistemológica de esta dimensión en la nueva teoría del Socialismo del Siglo XXI. Ha llegado la hora de la verificación empírica de sus enunciados. A Hugo Chávez le toca el papel de Galileo ante los obispos. El desenlace es claro: una vez más, la hipótesis y el experimento derrotarán a los dogmáticos e ignorantes.
Y todos podremos decir: "Eppur si muove": Y sin embargo, se mueve…