El madurismo, en su terquedad, se aferra a Miraflores, no se detiene ante nada; en su desespero, va instalando el fascismo. El cielo encapotado de la Patria anuncia fascismo.
El madurismo liquidó la majestad de la ley, ahora no hay más ley que la voluntad de Miraflores; las instituciones se pliegan, le dan un barniz de legalidad a los pataleos del gobierno, confeccionan leyes a la medida, condenan, inhabilitan, acusan, persiguen, y también perdonan, guiados por los hilos del palacio. Esta pérdida de majestad de la ley, confinarla a la voluntad de un grupo, es el primer ingrediente del fascismo
El rumbo hacia el fascismo se retroalimenta, si se deja el camino abierto nada lo detiene, al final de esa ruta ya sabemos lo que hay, lo que hoy no podemos ni imaginar. El avance es acelerado. Ya construyeron otro ingrediente muy importante del fascismo: el enemigo. Ahora, Guyana es el enemigo que define los campos, para ser patriota hay que estar contra Guyana, los medios se encargan de labrar esa imagen, el ejecutivo ataca en cadena al “ nuevo enemigo”, ya se oyen los tambores de guerra, las consignas. Ese es otro ingrediente del fascismo, el enemigo común.
Otro ingrediente es la Patria en peligro, la Patria mancillada por los discursos de un presidente que provocan casi una declaración de guerra abierta. Y aparece el otro ingrediente del fascismo, el nacionalismo ramplón que define y justifica los campos y las persecuciones.
Es así, el madurismo asustado con maría corina, arrinconado en su ineptitud, sabedor de que dilapidó la mayoría que heredó de Chávez, nos lleva nariciados a una absurda guerra, no con Guyana como ellos ingenuos creen, se olvidan de la vieja enseñanza, de que una guerra se sabe cuando empieza pero no cómo termina, y menos se conocen todos los involucrados, los dolientes, y se desconoce el costo en sufrimiento, en sangre de los pueblos.
Se debe detener la locura, los maduristas están jugando con candela y amanecerán mal; y con ellos, todo el país. No se trata de una guerra con Guyana, se trata de entrar en el circuito de guerras entre los imperios, en medio de las tensiones que producen la guerra de Ucrania, de Palestina, de Taiwán. Sólo los ignaros pueden pensar que en una guerra por petróleo Guyana estará sola, que no entrarán en liza los imperios que están por detrás de las compañías petroleras, que las bravuconadas del presidente de allá son aisladas, no obedecen a un plan.
Es necesario salir del madurismo, esa es la consigna central de momento. Para abrir camino a una verdadera política de paz, basada en un sistema que tenga el humanismo como centro, un sistema diferente del capitalismo que tiene la ganancia como centro y necesariamente produce situaciones de guerra por disputa de mercados, de riqueza, guerra entre humanos y guerra contra la naturaleza.
El escenario está claro, el madurismo es muerte, cada día esto se evidencia. Las fuerzas de la derecha gringa le hacen el juego al madurismo, en esencia son lo mismo, y entregan la Soberanía al imperio gringo. Es necesario reconstruir al chavismo auténtico, el socialista, el único que puede enfrentar al fascismo que ya emerge del huevo de la serpiente.