La profunda crisis que vivimos desborda los diques de la legalidad madurista, del pranato. Intentaron gobernar un país como si se tratase de un sindicatillo por ellos capturado, o una cárcel dominada por los pranes, sin más ley que la voluntad y los intereses de la cúpula, sin estrategia más allá del día a día. Y el resultado fue una crisis sistémica que ya es terminal.
No pudo, no supo, el madurismo seguir por el rumbo trazado por Chávez, lo traicionó. Y no pudo sustituirlo por un sistema viable. Ahora, el país llega a un callejón sin salida: este gobierno fracasó y no hay manera pacífica de sustituirlo, él ha cerrado las puertas, y empuja hacia un desenlace de fuerza.
Las elecciones, que son la vía prevista en la golpeada Constitución, perdieron su capacidad de encauzar las tensiones políticas. El mal gobierno no tiene apoyo, su candidato no tiene la posibilidad remota de ganar una elección, ese es el centro de su drama. Por eso tumba la mesa, y usa todo su poder para permanecer en el gobierno no importándole que en el camino demuela la poca legalidad que, aún, lo sustenta.
El madurismo acabó con la independencia de los poderes, todos obedecen a la cúpula de Miraflores. Puso las leyes a su servicio. Al principio, esta artimaña le dio resultado, así aplicó la falsa justicia a los adversarios internos, los encarceló, los acusó, los exilió. Caro les salió en remedio, en estas condiciones de legalidad secuestrada no puede hacer unas elecciones medianamente creíbles. Y se va por el camino fácil: al PCV le arrebata la tarjeta para impedirle una candidatura, y a mariacorina la inhabilita. De esta manera, mostró que no aceptará perder las elecciones del 2024, irá hasta el final.
Varias son las maniobras posibles, pensemos: Una, sigue maría inhabilitada, como dijo la fracción de diosdado, "no te vistas que no vas". Allí se enfrenta con el ultimátum de los gringos y con la fracción interna que lo que quiere es dejar el pelero. Otra, va a elecciones y las arregla para no perder, en este caso las tensiones continúan y las elecciones no cumplieron su papel. Otra, más remota, pero posible, levanta la inhabilitación a mariacorina, y desconoce su triunfo. Cualquiera de estas maniobras son posibles.
Lo concreto es que el madurismo escogió el camino de acudir al nacionalismo, para, con ese pretexto, aumentar su caudal electoral, o suspender las elecciones, y su creación se lo está comiendo, se enredó en su propia trampa. El nacionalismo tosco conduce al fascismo, al fanatismo, y el gobierno se convierte en un esclavo de ese fanatismo, que crece, exige alimentación, es difícil detenerlo, la historia está llena de estos episodios. Con el agravante de que los "geopolíticos" que mal asesoran al madurismo, no previeron que Guyana no es Guyana, es el petróleo fácil para las transnacionales, y pasó lo que tenía que pasar, los gringos entraron en la disputa, les escaló la situación. Se olvidaron que ya no hay guerra local; todas se universalizan, se transforman en guerra interimperiales.
El madurismo, solito, se metió en un saco. La crisis que creó no tiene solución electoral, ni guerrerista. No hay camino con el madurismo. No se extrañen si un día en la mañana llega el que lleva las empanadas del desayuno a Miraflores, y allí no encuentra a nadie, sólo la soledad, todos volaron.
Falta ver quién lo sustituye, pero eso es tema de otro escrito. Sólo diremos que el cambio verdadero es volver a Chávez.
¡A QUÉ ESPERAN PARA VOLVER A CHÁVEZ!