Hay una guerra que se está dando en la actualidad y tenemos que hacer esfuerzos para enfrentarla: los que tienen la responsabilidad de detener el holocausto se están haciendo los desentendidos, disfrutando las bondades engañosas que se ofrecen; proponiendo la estupidez como contenido a consumir, por los que deberían ser pensantes: mientras el enemigo avanza en un campo de batalla que usurpa con la anuencia de inocentes, que ahora están idiotizados, defendiendo a sus agresores y muestran sumisión ante un plan que viene penetrando y gesta derrotarnos en poco tiempo.
El enemigo es silencioso y está atacando por el flanco más burnerable, debilitando la coraza más fuerte que tiene el ser humano, la psiquis y la forma que lo hace es inoculando con alienación la estupidez. La promueven, para atender a los adepto, con la superficialidad, como el valor más importante, el contenido es banalizado; restando valor a la palabra, haciendo creer que la estupidez cabe en el concepto: no hay quien proponga una forma para detener el desarrollo superficial con que atacan y los que deberían estar encargado de hacerlo, en confusiones mentales, lo multiplican.
Produce impotencia saber que la inocencia de nuestros infantes está a merced de los planificadores del holocausto y la forma de evitarlo no está en la individualidad de una familia, si no en la concientización y aprobación de medidas más amplias que permitan planificar una forma de niveles estatales que la detengan.
No vamos atacar la utilidad que puede producir la tecnología, sino el uso que se está permitiendo, para crear una generación de eunucos mentales, dónde el avance y uso de la inteligencia colectiva está negado en beneficio de la individualidad descompuesta de grupos, asociados en consorcio para destruir el pensamiento.
Se sobre entiende que las redes son privadas y están al servicio de sus intereses, pero tiene que existir una mediación, con los entes gubernamentales, encargados de proteger la especie humana; si no queremos que en el menor tiempo posible de la historia, tengamos una generación perdida evocando la estupidez como la forma de vida concebida, solamente por las mentes materialistas, que solo tienen como forma de vida la inmediatez.
Se está haciendo el daño a nivel mundial: toca a mis países, independientemente de su visión política. Crear las leyes para proteger, sus connacionales y evitar que el capitalismo depredador se trague los esfuerzos del tiempo para construir una sociedad más justa; porque PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS Y HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.
SIN PATRIA NO QUIERO VIDA.
HAZTE CONCIENCIA.