Hace un año lula declaraba, leamos la noticia:
"El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha dado un fuerte espaldarazo a la rehabilitación diplomática de su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, al recibirlo en Brasilia con un discurso en torno a la idea de que "sobre Venezuela hay muchos prejuicios" y sin ninguna referencia a las violaciones de derechos humanos en el país"
Un año después, esta es la actitud del presidente lula:
"Lula subió por primera vez el tono ante el Gobierno venezolano de Nicolás Maduro al tildar de "grave" la exclusión de la principal candidata opositora en las presidenciales. "No hay explicación jurídica ni política" de por qué no pudo hacerlo, dijo el izquierdista, que se dijo "sorprendido" por la noticia."
¿Qué pasó, por qué ese cambio, cómo entenderlo?
La explicación debemos buscarla en la operación de liquidación del ensayo Socialista del Comandante Chávez. Después del asesinato de Chávez, y traicionado su legado, el madurismo tomó la tarea de dirigir la restauración del capitalismo. El patio trasero del capitalismo comenzaba así el retorno a la normalidad. Una ideología marginal, forajida, se encargaba de la restauración del capitalismo.
Ya sabemos que la primera etapa de este proceso lo cumplió el madurismo satisfactoriamente, la destrucción de la herencia material y espiritual del ensayo socialista fue casi total, de eso no quedó piedra sobre piedra. Pero, surgió un problema: el madurismo se engolosinó con el poder, no quiere, no puede pasar a la otra etapa, la de instaurar la democracia capitalista, que tiene en la alternabilidad su eje. El madurismo destacado alumno de la mala maña sindicalera, desde el poder fue tejiendo su perpetuidad. Domina todos los poderes, puede controlar las elecciones, la "justicia" dicta sentencias a voluntad, crea leyes a su imagen y semejanza.
Al capitalismo no le conviene este tipo de desobediencia, pero se agrava la situación si a la desobediencia se une la incapacidad. El madurismo no sólo acabó con el ensayo Socialista, además acabó con cualquier orden en el país. Eso no le conviene al capitalismo que necesita un Estado fuerte, previsible, creíble.
Lo que hoy vemos es una discrepancia entre capitalistas. Uno, lula, moderado, viejo sabio, aprendido en la lucha sindical pero también en los golpes de la política, sabe tener paciencia, ser moderado. El otro, el madurismo, atorado con el poder, intoxicado de riqueza, no ha sabido dejar puertas abiertas, dejó atrás los consejos de Chávez, rompió con el legado, con el Socialismo, y no termina de tener orden en el patio trasero capitalista. Se olvida, no comprende, que en un mundo globalizado, si permanece en el capitalismo tiene que seguir la línea de los grandes imperios. Piensa que con los gringos, los europeos puede jugar, presionarlos con el coqueteo con Rusia, de esta manera se acuesta en la mesa de negociación de los imperios, y allí nadie se restea con nadie, nada es imprescindible, sólo los grandes negocios, las cucarachas no van al baile de las gallinas.
El futuro del madurismo lo puede prever hasta un niño, no tiene futuro y no tiene vuelta atrás.
¡CHÁVEZ SOBERANÍA!