Es evidente la inutilidad de las elecciones para resolver la crisis, al contrario, la profundizan, la agravan. Tal es la calidad de la contradicción que, sea cual sea el resultado, desatará una escalada del conflicto. El ganador será desconocido por la mitad del país, o quizá más de la mitad. Si el madurismo sale ganador, la derecha gringa pondrá el grito en el cielo, y su reacción, es de esperar, será violenta, tipo aquella “Salida”, y aunque parezca un contrasentido, esa violencia, al poner la contradicción entre paz madurista enfrentada a la violencia de la derecha gringa, legitimará al gobierno, distraerá de la calidad del veredicto del cne.
Si el ganador es edmundo, entonces, allá adentro de ese fracaso que es el madurismo se desatarán los monstruos, cualquier reacción paradójica es esperable, desde la loquera de los obtusos, hasta la conciliación de los oportunistas, todo matizado por una estampida monumental.
Después de las elecciones, las masas quedarán desconcertadas, ninguna de las fracciones políticas tiene política más allá de la contienda electoral, lo más lejos que llegan es al tradicional economicismo, pero no hay respuesta, no hay previsión para la nueva situación de fractura de la legalidad y la legitimidad. Todas las mentiras derramadas, las manipulaciones, serán inútiles en la nueva situación.
Quedarán en el ruedo, descarnadas, en esa situación de caos, las ideologías estratégicas, el capitalismo y el chavismo, el humanismo. El capitalismo tendrá la opción golpista, el acuerdo, todo dependerá de la resistencia del madurismo a salir del gobierno, y de la capacidad de la derecha gringa de ofrecerle “puente de plata” que facilite la retirada.
El Chavismo, el Socialismo, el Humanismo que viene organizándose será vital en la nueva situación que puede, debe, convertirse en el resucitar, el resurgir del camino perdido con el asesinato del Comandante y la traición siguiente. Tiene a su favor el recuerdo, el amor a Chávez, el ejemplo de su gobierno, la fuerza de la doctrina construida en esos años de enseñanza revolucionaria.
Estos años han aclarado las aguas, ahora sabemos que el madurismo fracasó. Y recordamos a los chavistas auténticos, originarios, que pagaron con cárcel, muertes, exilios, la valentía de denunciar la traición, ahora las calumnias contra ellos quedaron develadas como meras manipulaciones políticas.
La tarea, el reto, la responsabilidad del Chavismo es vital. No se trata de un asunto político, es un asunto de Humanidad. Si nos limitamos a la visión mezquina sólo de nuestro entorno, no entenderemos la importancia del Chavismo. La Humanidad se retuerce en la miasma capitalista que sin dudas la conduce a la extinción, a la eliminación de la vida. El planeta, con una unanimidad criminal, se sumerge en un marasmo de mediocridad, de irresponsabilidad frente a la amenaza. Los gobernantes, cada uno más mediocre que el otro, se baten en luchas ridículas, pero sumamente peligrosas, juegan a la guerra atómica y le hacen coro al gran capital que sacrifica el ambiente, las condiciones mínimas para la existencia de la vida. El planeta, la vida, la Humanidad necesitan un ejemplo de sociedad organizada de forma diferente al capitalismo suicida. Un Humanismo que supere al Capitalismo y garantice las condiciones para la existencia, la felicidad del humano, y establezca relaciones armoniosas, viables, entre los humanos y de estos con la naturaleza. Ese ejemplo se construía con Chávez, es nuestro deber reasumir ese esfuerzo.
¡CHÁVEZ, HUMANISMO!