Concebimos la vida como lucha

Diria Octavio Paz que aún dentro del recato de los mexicanos su principio elemental del poder vivir es que esa misma vida es esencialmente una lucha aunque se desarrolle en su propio silencio, en el jamás ser nadie, dentro de la diáspora clasista de la sociedad. El mundo de resignación que por muchos años tuvimos que aguantar mientras se de destrozaba este país, al igual que los mexicanos, se torno en grito seguido por un silencio rabioso. La vida poco a poco se convierte en una lucha, ya sea por la sobrevivencia ya sea por defender la soberanía popular, es decir se convierte en una lucha política. La vida es lucha si así lo queremos, va muriendo la resignación y empieza otro estado de existencia que no puede evitar la pelea de la sobrevivencia porque a estos niveles nos han llevado, pero aún así se ha hecho una vida en lucha. Quizas esto sea parte de la naturaleza humana. El ser en lucha es una condición propia del ser humano pero no en cualquiera de las condiciones, la resignación también lo es paralelo a un estado de derrota.

Aquí estamos los que aparentemente no somos nadie, nos toca ahora entrar en un estado de lucha inevitable. El fraude ya cometido no tiene paralelo, por lo cual no queda mas que la entrada en ese estado de lucha que aún no sabemos cual será su carácter, que niveles de violencia traerá consigo provocada obviamente por agentes policiales o parapoliciales ligados al gobierno. Sin duda ya sabemos que el cuerpo militar es básico en esta lucha. Si un capitán gana 35 dólares al mes de acuerdo a las informaciones que tenemos, no hay razón para que en una lucha declarada no inviertan sus ordenes de represión y matanza por una suerte de contragolpe que pueda poner en jaque definitivo a este gobierno y no se una a la rebelión constitucional que según el 333 y 350 de la constitución le da el pleno derecho al pueblo a esa rebelión.

La vida es lucha y estamos a pocos meses de probar que en efecto es así. El problema ya deja de ser un acto de guerra provocado para convertirse en la mas legitima de las rebeliones. Es curioso ver como la constitución se apega a la reflexión filosófica respecto a la naturaleza y comportamiento de los pueblos. Desde las eras nacientes del ser humano hemos sido seres en lucha, y ahora luego de miles de años, esa lucha tiene tres caras bien particulares; una es como luchamos por la dignidad, por la justicia, por la sobrevivencia plena y el disfrute de la vida, otra es la lucha en guerra que nunca falta y es prácticamente el mecanismo principal de la reproducción de la civilización capitalista, la guerra al menos desde comienzos del siglo pasado se convierte en un perfecto mecanismo para la multiplicación de ganancias de la industria armamentística y la imposición de imperios ordenados por el mayor de ellos la industria militar de los EEUU, y una tercera es esta legitima rebelión que cargan consigo todas los modos del actuar revolucionarios. Ahora sin vuelta atrás tenemos encima la decisión de esta tercera posibilidad. Una vez cometido con pleno descaro el acto fraudulento y alejándose cada vez mas la opción negociadora, la lucha emerge de manera legítima prácticamente sin otra opción. Es entonces un problema de fuerza entre el estado-partido y la sociedad que los aborrece, no pareciera haber otra alternativa. Claro está el problema para esa sociedad en lucha el problema está en como agrupar esa fuerza que necesita ser descomunal, reto que en estos momentos esta lejos de completarse, y mucho mas en el estado de represión que ha hecho de la lucha por la dignidad y la soberanía un acto terrorista y a sus líderes unos fascistas completos cuando sabemos que la cosa es totalmente al revés. Seran meses muy duros donde las propias instituciones se enfrentan luego de las declaraciones del rector Delpino oponiéndose entre ellas mismas, o al interno de ellas. La lucha no es un acto de imposición o violencia concientemente generado, es una necesidad natural, en este caso para asegurar un estado de respeto, de justicia y de libertad. Por ello en los pocos meses que nos quedan preparemos lo inevitable.



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Roland Denis

Luchador popular revolucionario de larga trayectoria en la izquierda venezolana. Graduado en Filosofía en la UCV. Fue viceministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003. En lo 80s militó en el movimiento La Desobediencia y luego en el Proyecto Nuestramerica / Movimiento 13 de Abril. Es autor de los libros Los Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012).

 jansamcar@gmail.com

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