Decía el Che Guevara: “los imperialistas tienen fino olfato para detectar a sus verdaderos enemigos.”
Y cuando los detectan enfilan todas sus armas contra ellos. En Venezuela divisaron a un verdadero enemigo: al Comandante Chávez, y contra su ensayo socialista han aplicado sus mayores y mejores armas. Asesinaron al líder, saben que el peligro está en la teoría revolucionaria y en la vanguardia revolucionaria. Por eso asesinaron al líder, y deformaron su ejemplo, su pensamiento.
En esta confrontación entre los capitalistas y los revolucionarios, el principal frente de guerra es, en contra de lo que se podría pensar, el frente interno. Es así, las revoluciones se pierden, son derrotadas, de adentro hacia afuera, son rendidas por el enemigo interno, por la traición de sus propios hijos. Aquí tenemos un ejemplo claro: el madurismo es el principal enemigo de la Revolución. El madurismo desmontó al ensayo Socialista, lo sustituyó por un desastre y todo en nombre del Socialismo. Hoy a la gente le cuesta distinguir el gobierno de Chávez del desastre del madurato. Al no tener claro, definido, al enemigo que se agazapa adentro, las defensas son inútiles. Así, las revoluciones sucumben sin disparar un tiro. Como la rusa, como la china.
El desmontaje de la teoría revolucionaria forma parte importantísima de la batalla contra el ensayo socialista. En este campo también el factor interno es vital. El madurismo ha deformado el pensamiento y la obra de Chávez, lo primero que hicieron fue desmontar al Plan de la Patria, ignorar la lucha contra la lógica del capital. Por ejemplo, desvirtuar el concepto de comuna, llevarlo desde su papel original, de paso hacia el Socialismo, a una vulgar agrupación local egoísta, pretendiendo ocultar con esa parodia la grosera entrega al capitalismo. Más grotesco fue aquel arrebato por ocultar los ojos de Chávez, el color rojo, las necesidades electorales los hicieron regresar, eran buenos atributos al disfraz.
Los ataques del madurismo son burdos, es fácil demostrar que madurismo no es chavismo. Cuando la batalla se complica es cuando aparece la posibilidad de restauración revolucionaria, en ese momento aparece la lucha ideológica contra ella. Hoy, cuando el gobierno madurista boqueando llega a su fin, cuando el problema principal de la política es quién lo sustituye, y cuando aparece la posibilidad revolucionaria, del resurgir del chavismo auténtico, por supuesto, que aparece la lucha ideológica contra esa posibilidad.
Lo primero es no dejarla organizar, pero no sólo combatiéndola policialmente, sino también teóricamente, es así que aparecen los tiros contra la justificación teórica de la vanguardia, junto a la persecución de sus líderes naturales, como es el caso del Ministro Rafael Ramírez, que no pierden oportunidad para atacarlo y calumniarlo. Buscan desarmar teóricamente a la restauración chavista, y también guillotinar a sus líderes.
Estos ataques a la vanguardia, ahora, no son inocentes, son señal de que se va por buen camino, le temen a los líderes, y temen a la organización revolucionaria, a la vanguardia: los imperios, la derecha sabe que no hay Revolución sin vanguardia y sin líderes, más que una verdad teórica, es una verdad histórica, corroborada desde Cristo y sus doce apóstoles, Bolívar y la Sociedad Patriótica, hasta Chávez y el MBR200.
¡CHAVEZ TEORÍA Y VANGUARDIA!