He leído con interés un artículo del amigo Omar Marcano, en el cual señala que capitalismo y democracia son contradictorios, que no pueden estar juntos porque son incompatibles. Afirma también que el capitalismo sólo es compatible con regímenes autoritarios de carácter dictatorial. Al comienzo de su escrito señala al capitalismo como sistema económico y a la democracia como sistema político, lo cual es cierto y ayuda a entender que no necesariamente las otras afirmaciones son ciertas.
En primer lugar, la democracia es un sistema político muy anterior al capitalismo; recordemos la democracia ateniense de hace varios miles de años, momento cuando, si bien la sociedad ya se había hecho tan compleja como para tener que inventar el Estado, faltaba mucho para la aparición del sistema capitalista. La democracia es el gobierno del pueblo, término éste que no significa lo mismo en las diferentes épocas históricas.
Para los atenienses los esclavos no constituían parte del pueblo; era la clase principal a ser sometida por el Estado. La democracia, entonces, era democracia para las otras clases, no para los esclavos. Realmente era democracia para los patricios, propietarios de los medios de producción, mientras que era dictadura para el resto de las clases de la Grecia antigua. Así fue después en Roma y luego, con sus características peculiares, en la edad media hasta llegar a las revoluciones burguesas y el nacimiento del capitalismo.
El gobierno es el otro elemento de la palabra democracia. Gobierno es la imposición de una voluntad sobre otras voluntades. En Grecia significaba entonces la imposición de la voluntad del pueblo. ¿Sobre quiénes? Sobre quienes no eran pueblo: Los esclavos. Pero el pueblo también somete a quienes siendo parte de él se enfrentan a sus designios. Y esta reflexión podemos extenderla hasta la aparición de la democracia burguesa. Gobierno de la burguesía. Imposición de su voluntad al resto de las clases sociales, para mantener lo fundamental: La propiedad privada sobre los medios de producción y el modo de producción capitalista.
Luego, democracia y capitalismo no son incompatibles, ni antagónicos, porque se trata de democracia burguesa. De ella deberíamos pasar a la democracia socialista, la del proletariado, que significa también gobierno, o sea imposición de la voluntad del proletariado al resto de las clases sociales, mientras éstas existan. Todo Estado es la dictadura de una clase sobre las demás. Pero esos estados pueden adoptar formas de gobierno de grandes libertades ciudadanas, como las de ciertas democracias europeas, o formas autoritarias, cuyos extremos son el fascismo de la Alemania nazi dentro del capitalismo o gobiernos como el de Pol Pot en Camboya, hace unos cuantos años, del lado anticapitalista.