En los últimos días el Socialismo del Siglo XXI ha dado un gran paso adelante. El ex Ministro de Defensa de Venezuela, Raúl Isaías Baduel, ha definido sin ambages que el socialismo no se puede construir sin la ciencia. Hugo Chávez ha reconocido públicamente que la informática define el carácter de la economía política contemporánea y el Presidente interino de Cuba, Raúl Castro, ha recalcado la función cibernética vital que cumplen los precios en toda economía moderna. A su vez, el sector obrero del Bloque Regional de Poder Popular-Argentina (BRPP) dio a conocer, que presentará en el “Segundo Encuentro de Pueblos y Estados por la Liberación de la Patria Grande” (en noviembre) la compleja contabilidad socialista (valores) de un gran buque mercante de 45 mil toneladas y de un automóvil.
2. Raúl Isaías Baduel
La contribución del ex General en Jefe, Raúl I. Baduel, manifestada en el prólogo y la presentación de la obra Hugo Chávez y el Socialismo del Siglo XXI (14.06.2007), y pronunciada nuevamente en la entrega del Ministerio de Defensa (18.07.), es doble. En primer lugar, la valiosa sentencia de que la definición teórica del modelo socialista venezolano se ha convertido en un asunto de estabilidad política del país. En el mesurado lenguaje del General: “El término Socialismo lamentablemente no tiene un significado uniforme y homogéneo para todo el que de él habla y de allí quizás la incertidumbre e inquietud que se generan en algunos sectores de la vida nacional cuando siquiera se le menciona.”
En segundo lugar, el papel determinante de la ciencia en las tareas cognitivas del proceso: “Debemos ´inventar´ el Socialismo del Siglo XXI sí, pero no de manera desordenada y caótica, sino valiéndonos de las herramientas y el marco de referencia que nos da la ciencia. Debemos inventar nuestro modelo propio con lógica, con método, con orden, en fin con ciencia”.
Después de dos años de discusión, en gran medida caótica, irrespetuosa y superficial, que empieza a mermar la credibilidad del discurso socialista del Presidente, es una necesidad política para Hugo Chávez y la Revolución bolivariana pasar a la etapa del debate científico.
3. Hugo Chávez
La afirmación del Presidente, de que la clase obrera ya no es el motor de la transformación social, es claramente avalada por las estructuras de clase en la Patria Grande, la procedencia social de sus líderes y la naturaleza de las transformaciones que realizan. Los escasos núcleos obreros que quedan, siguen siendo importantes para la lucha de transformación, pero el sujeto de liberación colectivo es multiclasista, multiétnico y de mujeres y hombres.
En cuanto al “dogmatismo” de las banderas del marxismo-leninismo, hay que decir, que en las obras de Marx, Engels y Lenin no hay dogmatismo, porque su pensamiento era inherentemente dialéctico. Sin embargo, con la vulgarización positivista de su lógica dialéctica en el “socialismo realmente existente” y la conversión de sus obras en escrituras sagradas, cuya exégesis es el monopolio de los apparatchiks, tal situación cambió.
Hay, sin embargo, un caveat. Se ha puesto de moda condenar farisaicamente, y a veces con chovinismo, todo lo que creó el socialismo histórico europeo. Ante tal soberbia de los que pretenden reescribir la historia en beneficio de su oportunismo político actual, hay que advertir que el dogmatismo, al igual que el integrismo, son actitudes mentales que se presentan en todos los procesos macrosociales, incluyendo los procesos revolucionarios latinoamericanos que estamos viviendo.
“El trabajo hoy es otra cosa, es distinto, está la informática y la telemática, y Carlos Marx ni siquiera podía soñar con estas cosas”. Ambos enunciados son correctos. La lógica de la crematística moderna, cual proceso de valorización del capital no ha cambiado esencialmente respecto a los tiempos de Marx; en cuanto a proceso de trabajo, sí ha creado un nuevo mundo con fuerzas productivas, estructuras de clase y mentalidades de trabajo cualitativamente diferentes al siglo XIX.
En resumen: el Socialismo del Siglo XXI como problema de informática y democracia participativa y su construcción racional por la ciencia, esos son los senderos axiomáticos definidos por el Presidente y el ex Ministro de la Revolución Bolivariana. De ahí es solo un paso lógico hacia la construcción de un movimiento de masas conciente y una vanguardia que harían irreversible el proceso bolivariano. Este paso consiste en vincular orgánicamente la red de consejos comunales con las obras del Socialismo del Siglo XXI, que se basan en la informática, la democracia participativa y la economía de equivalencias (ciencia).
4. Raúl Castro
El discurso de Raúl Castro del 26 de julio, 2007, austero y, en el sentido epistemológico, materialista, introdujo al debate público el problema de los precios administrativos de la economía cubana, es decir, de los precios fijados por el Estado. El Presidente interino constató inequívocamente que los precios estatales para los productos del campo y para la mano de obra (salarios), han tenido tres efectos negativos: a) han bloqueado el desarrollo de las fuerzas productivas; b) han generado la corrupción que el Estado no ha podido controlar, y c) han afectado negativamente la calidad de vida de los ciudadanos.
Las implicaciones de esta afirmación son revolucionarias. En términos de las ciencias económicas confirman que el tipo-Estado del socialismo histórico, pese a su prolongada existencia de noventa años, no ha podido sustituir adecuadamente la función cibernética de los precios de mercado, produciéndose, en consecuencia, los desequilibrios estructurales que le son sistémicos. (Para entender esa función cibernética, ver el capítulo 7 del Socialismo del Siglo XXI, en diversas páginas web, como: www.puk.de/download; www.bloquerpp.org; www.kaosenlared.net; www.rebelion.org.)
Al mismo tiempo, la afirmación es una demostración de la veracidad de uno de los teoremas constitutivos del Socialismo del Siglo XXI: que la propiedad estatal de los medios de producción no resuelve el problema informático de la economía moderna; particularmente la asignación adecuada de los recursos a los sectores productivos y la conectividad funcionalmente necesaria entre los subsistemas de producción, distribución y consunción.
Sustituir esa función cibernética de los precios de mercado en el socialismo solo es posible con cuatro mecanismos de la economía de la Democracia Participativa: 1. el valor (insumos de tiempo) como principio operativo de la economía; 2. la equivalencia, al inicio diferenciada, como principio operativo de todo intercambio, distribución y gratificación; 3. determinados mecanismos de retroalimentación y, 4. la incidencia económica real de trabajadores y mayorías.
5. El Bloque Regional de Poder Popular (BRPP)
En el “Segundo Encuentro de Pueblos y Estados por la Liberación de la Patria Grande”, que tendrá lugar en Bolivia y Venezuela en noviembre de este año, la sección obrera del BRPP-Argentina, hará un significativo aporte a la economía de equivalencias. Los compañeros presentarán la compleja contabilidad socialista (cálculo de valor) de un buque mercante de gran calado y de un automóvil de cuatro cilindros. Asimismo, progresan en la concepción de las relaciones de producción socialistas con las figuras jurídicas empresariales de la “Sociedad del Estado” y de la “Corporación de Sociedades del Estado”, que explicaremos en otra ocasión.
El BRPP-Chile introducirá con una serie de actividades políticas en la primera semana de septiembre las obras del Socialismo del Siglo XXI en el país andino; actividades que los miembros del Movimiento financiaron con trabajo voluntario, cuyos ingresos donaron. Finalmente, el BRPP-Venezuela abrirá en noviembre de este año en Caracas el “Instituto de Altos Estudios de Defensa de la Patria Grande y del Socialismo del Siglo XXI”, lo que significa otro salto cualitativo en la evolución del socialismo del futuro.
En síntesis: Estamos avanzando sobre los tres ejes de la transformación antiimperialista latinoamericana: el desarrollismo nacional-regional (ALBA), el Socialismo del Siglo XXI y la alianza estratégica republicana entre los pueblos de la Patria Grande y los gobiernos de vanguardia: Venezuela, Cuba, Bolivia y Ecuador.