Este es un nuevo concepto que define las posturas de países que están en contra del “régimen” mundial del imperio occidental, sin extirpar de raíz las fuentes privadas de provisión económica que ahora los sostiene. Posturas que adoptarán algunos países del tercer mundo, comenzando por los latinoamericanos, sólo con tener que amoldar los anteriores esquemas de explotación y ganancias que traía la propiedad privada, a las nuevas visiones sociales que les asignen, propongan o necesiten los mandatarios y pueblos que asuman este nuevo rol.
El neoliberalismo había abordado la vida humana, metiendo en una bolsa salud con canasta familiar. Un pulpo que mercantilizó la vida humana y su pretensión era el todo mundial. Las emergencias, necesidades proliferadas en la orilla de la acera, causadas por el desempleo sobre todo, que dejaba el neoliberalismo, buscan canalizarle su proceder, tomando el estado las riendas de los beneficios sociales (educación y salud más que todo).
En realidad no es que lo decidan los que poseen el gran capital de un país. Es la circunstancia que pauta la directriz de la tensión de los opuestos, según el neoliberalismo. Un vector es potencia, lo que quiere hacer, y el otro vector es la resistencia que se le hace. Y la dirección que proyecta, va ya condicionada con sus matices, con su “resina” de neoliberalismo, reflejo de genes, que va desde lo filosófico hasta lo folklórico.
No hace falta que sea de izquierda para “poner en cintura” al neoliberalismo. Con encarrilar al capital basta. El asunto está en lo que produzca, en los frutos. Es tan nueva la senda por la que se le recorre, que aún se desconocen frutos. No voy a nombrar países o corrientes, pero sí se ve que la potencia de su directriz, en el caso venezolano, no queda abandonada de la revolucionaria… Su condicionamiento acumula su poder, no lo desaparece, más aún si se previene el lanzamiento venezolano al exterior, como potencia. Pero, Revolución, Revolución, esto no es Revolución.
O que ese sea éste un nuevo carácter, ver (¿participar?) desde el otro ángulo de la mesa, donde su empeño sempiterno será el de GANAR, no comprender. Mientras esté vivo el gen, la penetración de la acumulación personal, clasista en buscar “lo mejor”, provocar(se) necesidades, persistirá el neoliberalismo, en este caso post neoliberalismo. En nuestro país, el poder popular-ejecutivo es más poderoso que el poder de opinión neoliberal local.
Pero en general, la directriz se proyecta hacia –quizás- un nuevo engranaje que les cambie un poco el estado de sumisión que trae el capital privado local hacia el norte, al de vergüenza e independencia que se les exigirá en adelante desde su pueblo constructor. Capital busca capital, lo “permisivo” conlleva a la competencia de alguna manera, a aprovecharse, en los actuales momentos, a resguardarse, ahora que se anuncia una debacle. Pero desaparecer, si Luís. Su ambición es el todo, desde la ración que le toque ya es promoción GENÉTICA de lo que se quiere hacer desaparecer, por lo tanto, no desaparece. A menos que eso sea Revolución, algo así como un Eurocomunismo (años 70) que pretendía que el pueblo alcanzase el nivel de vida de la clase media, pero desde “afuera” sin mojarse los pantalones en los barrios, al punto que hasta el presidente de la FIAT era comunista. En Venezuela la situación la está marcando la bonanza petrolera. Disculpen, no es que esté aconsejando el ejemplo chino, que mandaba a los estudiantes al campo antes de entrar a la universidad, y en occidente se santiguaban porque los muchachos entraban a las universidades con callos en las manos. No, no es que esté pretendiendo eso …O si.
Es amoldamiento del pequeño capital privado a las nuevas directrices es a regañadientes, el gran capital, se amolda a los hechos que tiene mucho que ver con la estrategia a mediano plazo de “independencia económica” a asaltar, luego que se decante la caída anunciada de la moneda colonialista (sus más fieles seguidores sufrirán la debacle cuando al pulpo le encojan sus tentáculos). Desaparecerá una generación sincrética de marquitas. Pero no el neoliberalismo.
Ahora bien, en Venezuela, cuál es la parte revolucionaria. El solo hecho de que se haga un frente, que corte de raíz los condicionamientos del propio imperio, es revolucionario el paso. Porque este es su momento ajedrecístico; que se corten los condicionamientos de los pocos propietarios (oligarcas), desde la propia constitución, es un avance poderoso. Que el paso en paso, sea de modo pacífico, bueno, lo más revolucionario del avance.
El emplazamiento empuja hacia un socialismo, que disuelva los lazos mercantiles entre nosotros, cree que el capital conviviendo con el ejemplo cederá y será convencido de la necesidad de compartir antes que competir. Puede parecer ingenuo el criterio. Pero no es de criterio, sino de instinto. Viene el problema del agua, cosa de 5 años. Será más encontrado el problema a nivel mundial, vale decir, el neoliberalismo y socialismo.
Todo luce circunstancial, no proyectado a profundidad. A un Ministerio de la Cultura le sale una Misión Cultura, a ésta una Misión Música y a ésta una Misión Alí Primera. Aún este pueblo, y ahora es cuando, sigue siendo el mismo pueblo pedigüeño de antes. Ahora, con la opinión dividida, se apoltrona entre las dos, con lo que respecta hacia la solidaridad, hermandad, etc., opina tal cual los mandaderos neoliberales, que es una intromisión en SU vida privada, y hablo desde lo más mínimo. Por ejemplo: ni comparar “el trabajito”, solidario de paso, de exprimir un par de limones en agua, con rayadura de panela, cuando con una destapar una Coca-cola está resuelto el problema… No se ve la proyección contrapuesta de ambas bebidas, qué dejará para más allá. Quiero que se me satisfaga se antepone al vivir. Pareciera que la parte revolucionaria del momento es la de extirparle lo SALVAJE al neoliberalismo, porque el avance a lo realmente socialista, se ve fardo pesadísimo mientras se permanezca en lo que parece, un trotar desgastador en un mismo sitio, entre una bifurcación de caminos.
Se ven como místicos franciscanos los que andan con su trabajo en las periferias del saber, arduo trabajo, aislados, asombran (Misión Negra Hipólita por ejemplo), pero no como influencia ejemplar a ser seguida. Ganar terreno a lo “genético social” que portamos con el liberalismo, implica EJEMPLO. Culmino con una anécdota, muy conocida del Mahatma Ghandi:
Estaba el Unificador de la India pronto a dar un discurso, detrás de bastidores, cuando le llegó un sastre prosélito que lo admiraba demasiado. Intentó regalarle un par de camisas confeccionadas por él mismo, a lo que el santo hombre le sonrió con su boca desdentada, mostrando al enorme público que lo aguardaba:
“-Muchas gracias por su gesto, pero no puedo aceptarlas. Yo me pondré sus camisas, cuando todos ellos tengan una que ponerse.”
El carpintero Cristo, el mercader Francisco de Asís, el médico Che Guevara, el mantuano Bolívar, el rico Ghandi, pueden ser ejemplos de renuncia, abnegación y entrega a un ideal de sabiduría que se crece asimilando el dolor a redimir de un pueblo, pero si esto no es una bifurcación, sino camino, hablamos de OTRA revolución. ¿Simbiosis de enemigos? Aceite y vinagre en un mismo frasco, bueno para las ensaladas: ¿Cuánto de alcance tendría esa conciencia?
¿Post-neoliberalismo revolucionario?
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