El mundo del Che

La gente se pone franelas con la cara del Che. Ese icono inmortalizado por Korda -el fotógrafo cubano que captó la mirada lejana y la melena despeinada bajo la boina- es usado por millones de personas en el mundo que luchan por causas justas. También esnobistas y pseudorevolucionarios lo mal usan, pero queda claro que es para vestirse de su prestigio. Porque todo en torno al Che es puro y ejemplar.

La gente ama al Che, se le recuerda en todos los idiomas, se le canta, se le dedican las más excelsas poesías. Pero, ¿quién recuerda a Nixon? ¿quién tendría la extraña osadía de colocarse sobre el pecho una foto de Bush?

Carlos Puebla, Nicolás Guillén, Lesama Lima, Julio Cortázar, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Víctor Jara, Patricio Mans, Daniel Biglietti, nuestro Alí Primera, escribieron y cantaron al Ché. ¿Quién le compondría algo a tipos como Hitler o Posada Carriles? Tal vez algún desquiciado del Ku Klux Klan o un aberrado del Pentágono lo haría, y, eso si, casi seguro, las miles y miles de víctimas de sus atrocidades corearán al unísono un epitafio justiciero.

La humanidad venera a aquél que lo entregó todo por sus semejantes. El adelgazado cuerpo inerte del Che, con sus mortales orificios, fue exhibido como trofeo de guerra para infundir temor y derrotismo en los pueblos que luchan por la redención. Pero ocurrió todo lo contrario. El camino trazado se volvió río humano tras el sueño milenario de la igualdad. El Che, cae a la tierra como semilla germinada multiplicándose en millones de almas solidarias.

Con su lejana mirada capaz de inventar el horizonte, el Che vio un futuro inaccesible a los espíritus romos. Cuando dijo que millones de indios, obreros, estudiantes, campesinos, marcharían por las calles y campos de Latinoamérica porque esta humanidad ha dicho basta y ha echado a andar, estaba fabricando con su verbo este movimiento liberador que hoy avanza en Nuestra América. Este es el tiempo del Che. Hoy el mundo está sembrado de decenas de Viet Nam como él lo preconizó. Los pueblos del mundo cumplen al pie de la letra su orden de comandante invencible: luchar contra el imperialismo donde quiera que se encuentre.

La universalidad del Che radica en los valores éticos que enseñó con su acción revolucionaria en todo el mundo. El Caribe, Indoamérica, África, la Nación Árabe, Asia, sintieron la fértil pisada de ese ser extraordinario, argentino, cubano, nuestroamericano. Por algo ha dicho Fidel que el Che es una escuela del hombre nuevo y modelo deseado para nuestros hijos.

Al descubrir con su entrega sin límites la poesía de la rebeldía, el Che reinventa la inmortalidad y la resurrección. Políticamente esto se traduce en los triunfos revolucionarios, el sentimiento mayoritario de solidaridad y búsqueda de la paz internacional, la autodeterminación de las naciones y el acorralamiento del peor enemigo de la especie: el imperialismo.

En estos días una noticia guevariana ha recorrido los espacios de la comunicación globalizada. Los médicos cubanos de la Misión Milagro que Venezuela impulsa por todo el continente operaron de cataratas al verdugo del Che. El soldado boliviano que hace cuarenta años ejecutó la orden de la CIA, ya hecho un pobre anciano, hundido en la miseria, recobró la vista de manos de esos héroes humanitarios que la Revolución Cubana ha formado en la doctrina del Che. Son los hijos del Che. Los que en la escuela desde niños dicen con sus voces inocentes seremos como el Che.

Vaya forma tan tierna de vengarnos Comandante Amigo.

caciquenigale@yahoo.es


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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

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