¿La revolución está en peligro?

No obstante, la conmoción nacional del período (1989-1992) que había quebrantado irremediablemente la solidez del antiguo régimen. Había permitido cierta difusión de las ideas nuevas y un agrupamiento de los sectores sociales más progresistas. Las libertades fundamentales, las disposiciones contra el régimen punto-fijista y contra la rigidez gremial, el hecho quedó como bandera de acción para extensos sectores de la población. Los hombres surgidos del pueblo o vinculados a él, que dirigieron una acción irregular basada en el apoyo y colaboración directos de la población, la necesidad de improvisar en forma espontánea la organización política en ausencia de un poder centralizado, contribuyeron a crear un sector de la población interesado por la participación en los asuntos públicos. El gran sobresalto nacional de los sucesos del 27 de febrero de 1989 y 4 de febrero de 1992, ha sido el comienzo de la revolución. Más aún: la verdadera apertura del siglo XXI venezolano y con él de su historia contemporánea. Los problemas debatidos en el período 1989-1998 fueron el eje sobre el que giró la acción política. Por eso, cuando la noche parecía abatirse sobre Venezuela, comenzaba, en verdad, un período histórico de largo alcance.

No entra dentro de nuestro prepósito historiar detalladamente el Caracazo de 1989 y la insurrección militar de 1992, porque para establecer sus premisas habría que remontar hasta el 23 de enero de1958, en que comienzan a operarse decisivas transformaciones de la sociedad venezolana, pero sí quisiéramos hacer, a manera de punto de partida, un balance de ese período intenso de nuestra historia. Resultado de esa fecha fueron la consigna de “Unidad Nacional” y el acuerdo de “Tregua Política”. A ello se llegó tomando como base la conducta táctica, adoptada en las postrimerías del régimen depuesto, de acción coincidente de La Junta Patriótica y los principales partidos, para lograr el derrocamiento de la dictadura. Con aquel entendimiento buscabase ensayar la convivencia “pacifica” en un “clima de tolerancia recíproca”. El fenómeno social es el relativo al cambio de ubicación de las colectividades, motivado al abandono de la tarea agrícola, por la “agricultura de puertos”. El país rural, a partir de esa fecha comienza una transformación: Venezuela se hace urbana. La población rural desaparece, por así decirlo. El segundo rasgo que incide en la calidad de vida de la población venezolana es la marginalidad. El proceso de desarrollo político y económico no ha sido parejo con el social. Mientras unos pocos grupos económicos poseen gran riqueza, la gran mayoría de la población vive marginada, tanto en las ciudades, como en los pueblos y en el campo. Aun así, con un problema social planteado, el pueblo venezolano dispone de una clara identidad nacional, de una cultura básica común y de un destino histórico.

Otro fenómeno digno de notarse para 1992 es que en todas las ciudades, en todos los pueblos, comenzó el movimiento de la insurrección por las clases populares de la sociedad, que parecían las menos interesadas en la suerte de la Patria. Venezuela, para esa época vivía dentro de los moldes de lo que se ha llamado “viejo régimen” o sea: un país eminentemente petrolero, dominado por la gran propiedad rustica de la oligarquía, en que un reducido “grupo de personas” apoyadas por el Gobierno, las Fuerzas Armadas Nacionales y la Iglesia Católica detentaban la mayoría de las fuentes de riqueza. Cabe decir, para completar este ligero esbozo, que, en el plano de las ideas, la Venezuela del régimen punto-fijista encontraba ya fuerte oposición, engendrado tanto por la carencia de ideas como por la falta del desarrollo, de justicia-social y material del país, cuyo comercio e industria no se habían desarrollado. Las inversiones eran poco cuantiosas: el mercado nacional, sumamente débil, los capitales, producto de la acumulación, se orientaban hacia la especulación, el crédito y la concesión gubernamental lo utilizaban para el peculio propio y no hacia el desarrollo de las fuerzas productivas del país. Con la llegada de Chávez, nuestro desarrollo económico industrial era aún muy exiguo, y no conviene confundir sus primeros pasos, que tienen lugar en ese momento, con su desarrollo, y las inversiones importantes que se producen en el período inmediatamente posterior.

Entre los grandes rasgos de ese período histórico, su carácter popular ocupa lugar preferente. Para situar esa apertura cúmplenos buscar esos rasgos. Sobre todo, intentar comprender en que medida significa una innovación y como algunos de ellos determinaron el planteamiento de los grandes temas en torno a los cuales ha de girar el país. La insurrección militar de febrero de 1992, no se limitó a debilitar el gobierno punto-fijista sino que actuó poderosamente sobre las ideas, haciendo subir a la palestra pública aquellas que estaban ocultas en las profundidades del pueblo. Chávez nos presentó el socialismo como partido político; por primera vez, la revolución atacó de frente la constitución misma de la oligarquía. Es preciso comenzar por quitar los innumerables obstáculos, que en la vida pública de nuestro país, tal como es hoy, se oponen a que el socialismo se constituya entre nosotros como un elemento libre, independiente, de vida pública. Es obvio que el pueblo debe construir su política sobre la base de cada lucha determinada, tal como es, es decir como fue condicionada por todo el proceso precedente, y no sobre especulaciones hipotéticas acerca de las posibles consecuencias estratégicas de esta lucha. En esas especulaciones cada uno invariablemente elegirá la posibilidad que mejor se corresponda con sus propios deseos, simpatías y antipatías nacionales. Evidentemente, esta política mayoritariamente será socialista.

Todavía hoy, la base económica de Venezuela sigue siendo el petróleo y parte de su población activa continua consagrada a la economía informal. La exportación de petróleo y minerales en bruto, y la importación de productos para la alimentación diaria de la población, la importación de productos textiles y calzado, es la expresión de una economía harto primitiva, en que las normas del liberalismo capitalista producen raros efectos al aplicarse a estructuras vetustas. Los grandes comerciantes, así como la gran burguesía que siguen realizando pingües negocios con la importación de productos y no se les está poniendo correctivos, o las medidas que se están poniendo en práctica, no causan los efectos deseados. Es preciso la eliminación, producción y importación de productos suntuosos que en nada benefician a la colectividad, con esta medida se estará ahorrando una gran cantidad de divisas ($.) que se pueden utilizar en desarrollo de la agricultura. La fidelidad a la causa del pueblo nos exige la mayor devoción hacia nuestro partido el PSUV. El partido, por supuesto, también puede equivocarse. Con el esfuerzo común corregiremos los errores. Se pueden infiltrar en sus filas elementos trepadores, oportunistas, poco valiosos, y otros militantes de los partidos de la oposición. Con el esfuerzo de todos los eliminaremos. Las miles de personas que estamos en sus filas probablemente carezcamos de la preparación necesaria. Pero con el esfuerzo común elevaremos su nivel revolucionario. No podemos olvidar que nuestro partido es ahora la mayor palanca política de nuestra historia. Alejados de esta palanca, cada uno de nosotros no es nada. Con esta palanca en nuestras manos, somos todo. No somos un partido como los demás. No en vano la reacción de extrema derecha y la oligarquía nos persigue furiosamente.

El oposicionismo no podrá repetir su jugarreta una segunda vez, como aspiran después de las elecciones del 2D. Pero sin dudas explotarán los efectos de ese experimento, para provocar un resultado positivo. En una nueva crisis, cuando se movilicen, tratarán de dar la impresión de que sólo están amenazando, aparentarán tramar una nueva jugarreta, y luego caerán sobre la Revolución con toda la fuerza de que disponen. Mientras tanto, los “señores del pacifismo” están acariciando la idea de un acuerdo, cumpliendo su rol fundamental, se arrastran llamando a la “reconciliación incondicional”. Sin embargo, estos “importantes señores” no se mienten tanto a sí mismos como al pueblo. “Atesoramos engaños que nos aplastan más que miles de pesadas verdades”. No caben dudas de que pronto la frase “paz y reconciliación” adquirirá la misma amarga connotación irónica, “reconciliarnos, pero de qué, sí de nada nos hemos arrepentido”. Debemos, analizar el futuro con los ojos bien abiertos. Consideramos que esta posición es suicida en el más amplio sentido de la palabra; el pueblo oprimido no puede pactar con la burguesía. Es evidente que en lo referente a este problema fundamental, está claro que quien espera encontrar un aliado en los oposicionistas no puede considerarse revolucionario y debe ser expulsado del proceso. Esta es la línea divisoria fundamental entre la política de la lucha revolucionaria y la política de la “reconciliación sin principios”. Sin embargo, hay que responder clara y precisamente esta pregunta: ¿cuál es el camino que lleva a la reconciliación? De las vagas formulaciones de estos “importantes señores” se puede concluir que esperan convencer al oposicionismo de que se unan voluntariamente... a la Revolución. En realidad, sólo el movimiento revolucionario del pueblo, podrá alcanzar ese gran objetivo. Admitimos que es un camino difícil, pero no hay otro. Notamos además que estos “importantes señores” no dicen una sola palabra sobre el Imperialismo. O bien consideran que el imperialismo, es nuestro amigo y aliado, o concuerdan con nosotros en que bajo el régimen actual el imperialismo representa un gran peligro para el pueblo débil y atrasado que está lejos de haber logrado su independencia total. Estas son las ideas que se nos ocurren después de oír los pronunciamientos de estos “importantes señores” de uno y otro bando. ¿Son erróneas nuestras conclusiones? Escucharemos con agrado sus respuestas. Lo único que pretendemos es que esas respuestas sean más precisas, más concretas, menos evasivas y diplomáticas. ¿Se estará perdiendo el espíritu de la Revolución? De aquí al próximo mes de diciembre lo sabremos.


SALUD CAMARADAS.

HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.

PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE.

VENCEREMOS.

manueltaibo@cantv.net


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Manuel Taibo


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