La formación de un partido deformado

Observo con preocupación las peripecias de la fundación del PSUV. No resulta fácil. Se trata de un partido de proporciones colosales que, como los grandes témpanos o icebergs, apenas muestra una mínima porción de las realidades que lo conforman.
Nadie espera que sea un modelo de democracia popular, aunque tampoco lo que en apariencia se está ensamblando: una confederación de roscas.

El PSUV se funda al calor de las ideas políticas del Presidente Chávez. Sin embargo el comandante revolucionario ha experimentado constantes cambios en sus concepciones ideológicas y hoy en día no se sabe con exactitud cuáles son sus posiciones sobre diferentes temas.

Tomemos por caso el rechazo a los procedimientos de los partidos tradicionales, al estilo de AD y Copei, cuyas "cúpulas podridas" se convirtieron en cogollos donde se tomaban decisiones a espaldas y aún contra los intereses del colectivo partidista. Leyendo los artículos que circulan por Aporrea y a través de otros sitios de Internet se percibe el disgusto de un enorme sector de la militancia socialista por los métodos que emplean los "próceres" de la Comisión Organizadora, convertidos en un cogollo de la más rancia estirpe conchupante.

A estas alturas está claro que lo de las elecciones por la base no pasa de ser una ficción. La mayoría de los gobernadores y alcaldes chavistas y, peor aún, hasta los antichavistas, lograron infiltrar sus empleados y mercenarios en los batallones, para elegir comisionados y voceros por completo dependientes de los centros burocráticos y financieros. Entre gallos y medianoche los organizadores supremos mandaron a los delegados a proponer ternas de candidatos al Comité Central, o como quiera que se llame, sin darles tiempo u oportunidades para consultar con sus representados. En la práctica los 1600 delegados votaron por los personajes que suenan todos los días en la televisión, el gabinete ministerial o la Asamblea Nacional, es decir, los mismos de siempre.

Resulta obvio que hubo combinaciones entre los jerarcas de algunos estados que cuadraron alianzas para elegir a sus caciques. Así pues, buena parte de los más votados son a su vez los mejor financiados, lo cual nos anuncia un socialismo bastante peculiar.
Para elegir la plana mayor del PSUV se presentará una lista aprobada por el Presidente Chávez, de la que, según se dice, serán seleccionados 8 hombres y 7 mujeres, para un total de 15.

La elección la harán todos los comisionados, voceros, voceros suplentes y delegados del país, que suman un total cercano a los 100.000 votantes, lo que representa el 5% de los dos millones de militantes que se consideran efectivamente inscritos en el PSUV.

Si bien esos representantes, por razones prácticas, bastan para elegir el directorio partidista, la cifra resulta irrisoria cuando se trata de escoger a los candidatos del PSUV a los distintos cargos de elección popular: gobernadores, alcaldes y diputados regionales.

Chávez nos ofreció, mejor dicho, prometió solemnemente que promovería elecciones por la base, que es lo que esperan los militantes socialistas. Cualquier otra modalidad será un engaño y, como tal, una condena de muerte para un partido que, por las maniobras que estamos presenciando, se empeña en nacer torcido.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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