Cuando lean esto algunos pensarán que estoy pasado de “chavista” y que generará polémica porque así es nuestro proceso dinámico, controversial.
Ocurre que haciendo esos análisis que nos encantan, percibo que era una buena práctica cuando en años anteriores sólo se elegían a los Presidentes de la República, a los congresantes y a los concejales. Luego del seno de ellos surgían los presidentes del Congreso y de los Consejos Municipales.
Los gobernadores eran seleccionados por el Presidente de la República de acuerdo con su visión y conocimiento de los personajes. Cuando fallaban los cambiaban, salvo aquellos atornillados por familiaridad, amiguismo o, como en el caso de Caldera, que por terquead los dejaba. O sea que cuando más les criticaban su incapacidad él los dejaba.
Claro, como no había doctrina, no teníamos planes y los de Cordiplan, Planes de la Nación, sólo servían para permanecer arrumados, sin objetivos ni metas definidas, surgió la descentralización y las elecciones para gobernadores y alcaldes.
¿Para que sirvió esto? Para generar unos reyezuelos. Sí. Porque cuando el presidente era elegido del seno de los concejales, generalmente duraban un año y podían ser sustituidos por cualquiera de los otros concejales con experiencia municipal. O, si eran muy buenos, eran reelectos.
No como ahora que hay que esperar a que los reyezuelos, totalmente desconectados de los concejales y de la cámara edilicia, hagan lo que les viene en ganas. Inclusive, los del proceso revolucionario que a estas alturas no han entendido el espíritu de nuestra hermosa Constitución, y la sabiduría del presidente Chávez, de que debe transferirse el poder al pueblo, a las comunidades organizadas.
Así se eliminaría la huecamentazón en aceras y calles, habría buen ornato e iluminación vial en las barriadas, etc. Lo que es lo mismo que todos sean protagonistas, participando en sus planes y que las autoridades sólo le asignen los recursos.
No, claro, es muy sabrosón manejar todo el poder. Tener su propia policía, manejar bastantes recursos económicos, que les estén jalando bolas en todas partes, etc., etc.
Bueno, pero yo dejaría el sistema eleccionario para los alcaldes, es algo que va más directo a la cotidianidad de las comunidades. Buscar sí, los mecanismos precisos de contraloría social que permitan hasta penalizar a los alcaldes ineficientes o trajinadores.
Es más, para que funcione el apoyo municipal darles funciones a los concejales fijándoles oficinas de atención diaria en sus circuitos y de vez en cuando que asistan a sus reuniones de comisiones –las de trabajo, me refiero– y a sus sesiones.
Por el contrario, la discrecionalidad de los gobernadores ha traído más problemas.
Recordemos que hasta lograron endeudamientos extranjeros, igual que los presidentes de Institutos Autónomos, en esa locura cuartarepublicana que nos endeudó hasta los tuétanos.
Elaboración de convenios con gobiernos de otras naciones a espaldas de la República. Por ahí anda el filósofo con el paramilitar intimidando con un santacruzano. Exceso de autonomía, pues.
Estimo que con los cambios dinámicos que estamos realizando en brazos de la revolución, con doctrina, con una ideología nacionalista humanista, o sea transitando hacia nuestro novísimo socialismo del Siglo XXI, haciendo País, con planes de todo tipo, es necesario que los gobernadores sean seleccionados por el Presidente.
No es cuestión de un partido único -no se logró como es lógico- no es asunto de concentración de poder del Presidente, no, es que se requiere unificar todos los esfuerzos para construir solidamente y en armonía, con respeto y responsabilidad compartida en equipos eficientes, una Patria.
Adiós a tanto bacalao anclao que no los saca ni un referéndum revocatorio, que manipulan.
Mantengo mi variante a nuestro lema de combate:
¡Patria, Socialismo o muerte! y si trabajamos con decencia y eficiencia, con honestidad y responsabilidad ¡VENCEREMOS!
(*) Ing. civil, desde la provincia.
edopasev@hotmail.com