Ha caído Marulanda

Ha caído el Comándate Marulanda y, no ha sido ni una bala, ni una bomba del enemigo, se lo ha llevado el tiempo, la selva, el combate por más de cuarenta años en una Colombia heredera de las más rancia oligarquía. Pero quién es ese hombre cuyo nombre resuene en los confines de este mundo hoy, quién conoce algo más allá de su imagen senil en medio de una selva que se le hizo vieja de tanto esperar. Marulanda compañero bolivariano, fariano, hijo del sueño de la Gran Colombia. Sin temor en los diarios titularan la muerte con grandes rótulos para impresionar y tratar de sepultar un mito que merodea toda Colombia. Una sociedad colombiana que espera la paz se verá bombardeada por los inmensos titulares: Ha muerto el Terrorista, Las FARC ya caerán. Pero quién piensa de este lado, de lado venezolano ¿acaso no veneramos la memoria de nuestros caídos? Recordamos a Alberto Lovera, Jorge Rodríguez, Argimiro Gabaldon, es que esta revolución no recuerda permanentemente la lucha del FSLN, nuestra propia FALN.

No podemos pensar inocentemente que nuestra ruta de victorias en el Estado Liberal son el único antecedente, que la resistencia sólo puede ser la lapida del voto, nosotros los que hemos venidos en esta ola bolivariana hemos arrastrado con nosotros el recuerdo permanente de la insurgencia, la de lucha guerrillera, no nos es extraña. ¿Qué pensar de 2002? Si la fuerza popular no hubiese podido restituir el comandante qué otro camino quedaba, acaso el de una dirigencia que negocia la voluntad popular. ¿Cómo pactar el derecho a la tierra, a la vida?, hay muchas preguntas y pocas respuestas, hay muchos quizás en estas tarde cuando la noticia golpea cada rincón del planeta, el guerrillero más antiguo del planeta, alzado desde Marquetalia, más de cuarenta y cuatro años de lucha contra un Estado aliado de los intereses imperiales.

Es posible que no compartamos las acciones, ni la idea de los secuestros, pero no podemos desconocer nuestro pasado, esconderlo como una simple travesura sesentona. Este movimiento bolivariano lucha por un mundo más justo y lo ha hecho en la democracia liberal, ¿pero si de pronto la guerra fuese el único camino hacia la paz?. Amamos la libertad, la paz y la justicia social, pero alcanzar estos logros han sido fruto de la movilización popular que en días como el 11, 12 y 13 de abril ofrendo su vida para restituir la revolución.

Marulanda no diseño planes ni estrategias de guerras desde la comodidad de un Bunker en Washington o Bogota, lo hizo desde la selva colombiana, con campesinos, con hombres vueltos soldados en el fragor de una lucha que se ha vuelto interminable, contra un NarcoEstado, un ParaEstado. Sirva estas líneas para expresar mi respeto al comandante guerrillero, como respeto también por quiénes se encuentran en las selvas colombianas retenidos y alejados de sus familiares. Pero es necesario que el gobierno colombiano reconozca que en su territorio se libra una guerra civil, que la salida militar es sólo una forma de contribuir a la desestabilización de la región. Que permita que el ideario bolivariano retorne como alternativa política en una Colombia libre de injerencias imperiales, entonces y sólo entonces será posible creer en el reposo de Marulanda, en que las FARC sólo sean una etapa convulsa de la historia colombiana. Dudo de que las FARC estén llegando a su fin, un país dividido como Colombia no sólo requiere la ayuda de los connacionales, necesita del apoyo de sus países hermanos en la reconstrucción de sus Instituciones, la guerra en Colombia es cada vez más un asunto de Venezuela, Brasil, Ecuador y Panamá.

Sin ningún temor un saludo al espíritu del compañero Marulanda, del Comandante Marulanda. Un saludo al pueblo hermano de Colombia a pesar de la guerra mediática de quiénes en su espíritu más anti bolivariano desconocen sus raíces libertarias; desde la tierra de Bolívar, muchos aspiramos algún día una patria grande, una Gran Colombia, la verdadera independencia de Colombia, pero también ansiamos con mucha fuerza la paz que sólo será posible cuando todos los colombiano se puedan reunir en libertad.

jfortique@yahoo.es


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José Fortique


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