Muchas personas, inclusive chavistas, se preguntan ¿cuál revolución es ésta?
La mayoría de las veces muchos cohabitantes no se informan de las actividades que desarrolla el gobierno del presidente Chávez, no disfrutan de los Aló Presidente – no existe programa más informativo- y ni siquiera ven VTV. De casualidad, inclusive en medios de la oposición, se aprecian algunas promociones sobre las misiones o avances de obras. Que tal vez tampoco ven.
Por supuesto, la política informativa es insuficiente. Por eso nuestra propuesta, ya vieja, entre otras, de colocar información precisa en los sitios públicos, oficinas de atención del estado, donde no hay nada. Ni un tantito en los centros de asistencia a la salud, permanente y masivamente visitados.
Además, por la incompetencia de muchos gobiernos estadales y locales la poca información revolucionaria central, básica, se diluye. Se fragmenta cuando caemos en los miles de huecos en aceras y calles. Y no voy a destacar más nada.
Pero de que son actitudes negligentes lo son, y por ello antirrevolucionarias. La cotidianidad es lo que a todos afecta. Bien o mal.
La ineficiencia por cualquier razón es sinónimo de incompetencia y, peor aún, de antisocialismo. Del socialismo que es humanismo. El ser humano como centro. ¿Y qué es nuestro cuerpo? ¿Qué son nuestros zapatos?, por ejemplos. Dígame nuestras humildes trabajadoras cuando entaconadas –de sus pocos y ahora costosos zapatos- van o regresan de sus trabajos y caen en los charqueros de las épocas de lluvia. O “las bañan con salpicones de barro”. Épocas donde la limpieza es, además, deficiente y drena el agua con la porquería. O nuestros carritos cayendo en huecos, alcantarillas altas, etc., incluyo taxistas, porpuestos y autobuses.
Ay papá, qué mentadera de madre.
Bien. La otra vertiente no revolucionaria es alabar la construidera de obras, en especial aquellas que simplemente son parte de las obligaciones de los gobiernos. Es como si tuviésemos que aplaudir a unos padres por llevar a sus hijos a clases, alimentarlos, quererlos y llevarlos de vacaciones (sí pueden)
Claro, sí estamos en el proceso revolucionario cuando el presidente plantea, ejecuta y pone en funcionamiento obras productivas que nos darán la independencia económica. Empresas de Producción Socialista, Desarrollos Endógenos, instalaciones para los montones de interesantes y efectivas Misiones. Poner en manos de los trabajadores las fábricas y plantas recuperadas del abandono de empresarios cobardes y desalmados, pensadores solo en lo crematístico, pues.
Incluimos como positivas las grandes obras de infraestructura y de servicios que desarrolla el gobierno nacional, y a veces algunos gobiernos regionales y locales solamente medio coleados en la grandiosa ola revolucionaria.
Repito parte de mi anterior artículo sobre el cooperativismo. Lo que hace a un gobierno R E V O L U C I O N A R I O está en el empoderamiento del pueblo. De las comunidades organizadas. Los Consejos Comunales.
Ahí está la verdadera esencia, a mi humilde entender, de la Revolución. O sea cambiar estructuralmente un país, como estamos haciendo, hacia la gran Patria.
Esto viene a colación ya que en varias oportunidades he oído comentarios de algunos revolucionarios en funciones de mando, una/o que otro aspirante a gobernar y otros que ejecutan trabajos en barriadas, que no se le debe trasladar recursos a las comunidades porque los despilfarran, o se los roban.
He escuchado plantear que en “esas comunidades” todos son unos flojos. Que la mayoría de las veces sólo están pendientes de la cerveceadera. De caerse a palos. Ni pensar en las rumbas de los fines de semana. Poblaciones aisladas donde nadie hace nada, ni siquiera preparan ni venden dulcería criolla, etcétera…
Bien. Bien. Toda esa descalificación colectivizada es injusta, como todas aquellas en las que se generaliza, y mucho menos hacerlo con ese extraordinario ensayo revolucionario que el Presidente apoya a ultranza. Con fe en el pueblo. Los Consejos Comunales y, comentado la semana pasada, el cooperativismo. Bancos Comunales.
El poder está, o debe estar, en el pueblo. ¡Bravo, Presidente!
En algunas oportunidades, hablo de Anzoátegui donde resido, he estado en contacto con representantes de varios Consejos Comunales –como cuando al principio coordiné actividades con los Círculos Bolivarianos- y en función de noticias de irregularidades en algunos, les expresé: “aunque todos, siempre, tenemos alguna necesidad, nos falta algo (el motor dañado del carro, una nevera nueva, etc.) –esto a casi todos los niveles de medios pa´bajo- por favor no se conecten, bajo cualquier argumento, para resolverlos con los dineros que se les asignen”
El presidente tiene tanta fe en ese proyecto verdaderamente descentralizador que sería una vergüenza fracasar allí. En lo más revolucionario.
Y todos los Psuvistas, los chavistas, no podemos permitir que esto ocurra. Debemos apuntalarlo con el cerebro y con el corazón. Sí nos lo permiten.
Por ello, insisto tembién, en la necesidad de definir todo lo relativo, en profundidad, sobre el correcto funcionamiento de las “Contralorías Sociales”
Igualmente, que se incremente el apoyo organizativo a los “Consejos Comunales” (junto con las cooperativas). Respaldar sus acciones. Dictar talleres y cursos de todo tipo en función de alcanzar la mayor efectividad. Reducir las fallas.
Junto con su ideologización el cómo manejar los recursos. Y ejercer controles. Recuerden que la vida está hecha para ser controlada. Todos, sin excepciones, debemos ser controlados. En la vida familiar, en la colectiva, en los negocios, ya sea en lo moral como en lo económico. En todo, aplicar controles efectivos.
A los compatriotas que mencioné anteriormente, les expliqué que por esas deficiencias en vez de retirarles los apoyos en sus diferentes variantes, no darles recursos, no confiarle trabajos, verlos como flojos, que a veces ocurre, o muchas veces, nuestra tarea es romper esos esquemas de viejos paradigmas cuartarepublicanos.
No es quitarle las cervezas y los rones, sino distribuirles el tiempo hacia lo productivo, hacia sus tareas comunitarias. Es enseñarlos, capacitarlos. Recuerden que fueron totalmente excluidos.
O sea, entre otras, dentro de nuestro hermoso plan de regalo de libros buenos, cada noche lecturas masivas. Inyectarles las emociones de las Misión Cultura con sus protagonismos. Coordinar labores voluntarias en las barriadas y actividades deportivas donde participe la mayoría, combatiendo la apatía.
Y al final de las actividades solidarias y de crecimiento interior de cada sábado y de cada domingo, unas frías, pues.
Recalco, la Revolución Socialista reside en la capacidad y accionar de la gente de las comunidades. Empoderar al pueblo. Lo demás es purito de la IV.
¡Patria, Socialismo o muerte! y si nos concentramos en una política seria y bien participativa de todos para organizar a nuestra gente ¡VENCEREMOS!
edopasev@hotmail.com