La reproducción capitalista simple

Decíamos en artículo anterior que en el proceso de producción capitalista se generan los bienes (alimentos, vestidos, calzados y otros) y servicios necesarios para el consumo directo de obreros y capitalistas, pero además se crean los medios de producción consumidos en dicho proceso (máquinas, combustibles, edificaciones, materia prima) y la plusvalía, valor adicional a todo lo consumido, que se apropian como ganancia los dueños de los medios de producción. Dijimos también que esta repetición permanente de la producción podía realizarse en la misma escala anterior (reproducción simple), cuando sólo se repone la misma cantidad y calidad de lo consumido, o en mayor escala que la anterior al producir objetos de consumo y medios de producción adicionales al total de los consumidos (reproducción ampliada).

El capitalismo se caracteriza por la reproducción ampliada de capital, la cual es interrumpida sólo en las crisis económicas cíclicas, en las que la producción desciende. Para que se realice la reproducción de capital es necesario que existan en el mercado mercancías que, por su utilidad, puedan reemplazar al capital constante (máquinas, edificaciones, materias primas, combustibles) consumido y satisfacer las necesidades de vida de los obreros, quienes con sus salarios (capital variable) adquieren lo que necesitan, y de los capitalistas, quienes lo compran con la plusvalía obtenida. En la reproducción simple, las empresas productoras de medios de producción (Sección I) deben venderlos entre ellas mismas, para reponer su capital constante, y entre las empresas productoras de medios de consumo (Sección II), para reponer igualmente el capital constante de éstas, por lo que el valor total de las mercancías de la Sección I (capital constante + capital variable + plusvalía) tiene que ser igual a la suma del capital constante de las empresas de las secciones I y II.

Por lo anterior, la suma de los salarios (capital variable; cv) más la plusvalía de la Sección I, representados en mercancías que sólo pueden consumirse en la producción, tiene que ser de la misma magnitud del capital constante (cc) de la Sección II, es decir del capital destinado a reponer los medios de producción utilizados, pues sólo con ella puede ser intercambiados. Al efectuarse el intercambio entre ambas secciones, la Sección I adquiere bienes de consumo humano que requieren sus obreros y capitalistas para vivir. El resto de la producción de la Sección II es consumida por sus propios obreros y capitalistas. Como se podrá apreciar, la producción y las inversiones de cada sección, para que el sistema funcione eficazmente, no pueden depender, como en efecto dependen, del azar que significa la voluntad de cada capitalista. Esta contradicción es fatal para el sistema y se expresa en las crisis cíclicas como la que sufre el mundo actualmente.

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Luis Fuenmayor Toro

Médico-Cirujano, Ph. D., Ex-rector y Profesor Titular de la UCV, Investigador en Neuroquímica, Neurofisiología, Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Luchador político.

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