Lección magistral de un maestro. Así lo interpreto y lo califico de grandioso. Cinco adjetivos me vienen a los dedos, producto de mi emoción, para expresar el sentido de su elevación: impactante, claro, profundo, concreto y vivo espiritualmente. Fue una clase inmortal. Arrojo de sentimientos. Cosecha de su trabajo permanente, constante, sin pausa. Se llena de gloria eterna por su vocación histórica para bien del pueblo venezolano. Se pregunta cómo se hace el socialismo, pero él mismo lo responde. Lo sabe, lo enseña, lo cosecha en sus ideas que riega con la de otros que andaban caminos por ese sendero.
De esa clase tomo tres elementos generales para intentar sintetizar lo que me quedó al relacionar la cadencia de ese conjunto de conceptos que fluían con armonía y ritmo para manifestar la empatía, la coincidencia teórica y la fusión espiritual que genera el palpar la realidad de un país que se transforma y va madurando su nueva institucionalidad. Revive el alma al saber que el proyecto trascendente es el mismo que abrazamos en los inicios de la búsqueda de la Revolución. Se refuerza la esperanza al reconocer un liderazgo recio, sembrado para conducir la República por esa ruta soñada siempre, de la que nunca nos apartamos y jamás claudicamos por su lucha.
Pero, más emotivo se hacía el momento de la euforia pues las ondas radiales de la escucha se fusionaban con las ondas de la satisfacción al homenajear a un pionero de este Proceso caído en las montañas de El Bachiller en 1967: Alfonso Lara.
Iba de regreso a mi morada, por esa carretera de recuerdos y peligros que une a Clarines con Píritu cuando salta la frecuencia vibradora de Patria, de nuevas ideas, de pleno convencimiento de una Revolución que sí es posible. Decía entonces que derivo de sus ricas revelaciones los tres elementos que me indican cómo se hace el socialismo: cambio de estructura, nuevas relaciones de producción y la asimilación de valores éticos y morales inspirados en el amor al prójimo y la buena voluntad. Espléndidos paradigmas agudamente inteligente tratados por un maestro que no cese de estudiar. Se erige como un hito histórico que educa a su pueblo y que estimula la conciencia crítica para que se inventen las vías hacia el socialismo.
Justo quiero ser con un hombre que se merece la admiración porque así mismo se ha dedicado a trabajarlo. Méritos que no le hacen dormir en laureles. Pensar que la oposición lo reta, lo ofende, lo subestima. Quien de ellos se le acerca a su estatura de líder. Dónde está dentro de la oquedad de esa oposición la idea o proyecto que se le acerque a las que él ha parido a fuerza de crecimiento intelectual y brega en las acciones políticas. Orgullo de tiempo. Momentos únicos que serán fundamentales para los siglos venideros. Dichosos los que estamos aún vivos presenciado la nueva sociedad que está naciendo.
Lo que origina este reconocimiento que para nada tiene que ser considerado adulancia y eso lo sabe él mismo, fue el evento del sábado 01/11 en Maracaibo, con motivo de la reunión de los candidatos del PSUV. Hugo Chávez el maestro, dictó cátedra. Acto ideológico que precisa la ruta de la emancipación. Además, como complemento a su voluntad de consolidar la Revolución, se anotó en la lista como el primer alumno de la Escuela de Cuadros que va a crear el PSUV. Me anoto también contigo, camarada Hugo, para que veamos como se hace el socialismo en Venezuela. Mi abrazo fraterno, hermano Presidente.
izarraw@cantv.net.
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