Se están cumpliendo 20 y 10 años respectivamente de las muertes de estos dos intelectuales, que a pesar de ser de los más representativos del pensamiento marxista venezolano han sido extrañamente marginados u olvidados en la construcción ideológica del proceso revolucionario venezolano. Este olvido es aún mas extraño en el caso de Núñez Tenorio quien fue considerado el ideólogo principal, junto a Chávez, del movimiento bolivariano y quien muriendo a penas días antes del triunfo electoral de 1998 no pudo contribuir en la reconstrucción de la república. Nos preocupa que estos marginamientos pudieran tener como causa la fobia que aún hoy causa el marxismo en el seno de quienes dirigen y son la vanguardia del proceso revolucionario. No puede ser que bajo el alegato de que éste es un nuevo socialismo, a lo venezolano y a lo bolivariano y que busca ser original y no copiar otro modelo, se pretenda negar el papel histórico que tuvo, ha tenido y seguirá teniendo el marxismo en la matriz fundamental del socialismo moderno. La lucha contra el dogmatismo no puede llevarnos a otros dogmatismos, de negar el papel de quienes históricamente han pensado y han formado parte de las luchas de clases, por la desconstrucción del modelo capitalista y el surgimiento de una sociedad radicalmente distinta.
Siempre he manifestado que prefiero un dogmatico a uno de estos seudos intelectuales que dice mucho y nada a la vez, a quienes no los une ningún basamento teórico y filosófico firme, aquellos que se dejan llevar por todos los modismos intelectuales (posmodernidad, complejidad, sociedad del conocimiento y pare usted de contar). Sin la menor duda el socialismo, el nuevo socialismo no es solo marxismo, pero socialismo sin marxismo no es socialismo, es cualquier otra cosa desde socialdemocracia, revisionismo, anarquismo o simplemente más de lo mismo. Este planteamiento es aún más pertinente cuando estamos hablando de intelectuales como Ludovico Silva y Núñez Tenorio quienes desde el marxismo hicieron fuertes intentos por estudiarlo críticamente desde los intereses y la perspectiva latinoamericana y siendo fuertes críticos al dogmatismo y a las desviaciones de la experiencia soviética. Si algo atenta contra la madures y solides del proceso revolucionario y la construcción del nuevo socialismo es su pragmatización, creer que es solo un proceso donde debemos ganar elecciones, crear algunas misiones que permitan dar respuestas a los excluidos pero que por debilidad o carencia teórica y filosófica no traspase de la estatización de la república, del caudillismo, del efectismo electoral, del efectismo del concreto y no permita la construcción de nuevas relaciones sociales, de una nueva economía, una nueva educación, una nueva cultura e ideología que enfrente no solo las bases materiales de dominación capitalista sino -las mas difícil de percibir- las estructuras de dominación política e ideológica.
Luis José Silva Michelena nace en Caracas el 16 de diciembre de 1937 y muere en esta misma ciudad el 4 de diciembre de 1988. Fueron sus padres Héctor Silva Urbano y Josefina Michelena, hermano del sociólogo José Agustín Silva Michelena. La educación secundaria en el colegio San Ignacio de Caracas. Tras terminar el bachillerato viajó a Europa donde estudió dos años de filosofía y letras en Madrid; un año de literatura francesa en La Sorbona y en un año de filología románica en Alemania. En Madrid, un grupo de estudiantes lo bautizó como Ludovico, apodo que sustituyó su nombre, siendo conocido desde entonces como Ludovico Silva. En 1969 egresó Summa Cum Laude, de la Escuela de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela. En la década de 1960 dirigió y produjo el programa radial La palabra libre. Entre 1964 y 1968 fue secretario general del Ateneo de Caracas, donde participó en la fundación de la revista Papeles, de la cual fue miembro del Comité de redacción. También fue colaborador del periódico Clarín y de la revista Cal, dirigida por Guillermo Meneses. Junto con Miguel Otero Silva fundó la revista Lamigal. En la década de los 80's mantuvo una columna en el diario El Nacional, titulada "Belvedere". Desde 1970 se desempeñó como profesor de la Escuela de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela. Entre las principales obras de Ludovico Silva figuran: La alineación como sistema, La plusvalía Ideológica (Caracas, 1970), teoría de la alineación en la obra de Marx (1983), La alineación en el joven Marx (1979), Anti-manual para uso de marxistas, marxólogos y marxianos (1976), Contracultura (1980), Tenebra (México, 1964), Boom! (Caracas, 1965), Cuaderno de la noche (Caracas, 1979).
José Rafael Núñez Tenorio nace en la población de Barbacoas edo. Aragua en 1933, filósofo egresado de la Universidad Central de Venezuela (1956), ejerció la docencia durante muchos años en la UCV y en el Pedagógico de Caracas. Fue militante del Partido Comunista de Venezuela desde 1950 hasta el 1 de mayo de 1969, cuando renunció mediante una carta pública leída ante el Comité Central de ésta organización política. Núñez Tenorio fue un luchador social y político, apoyó los movimientos subversivos de la década de los 60, combatió con sus ideas la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y los gobiernos de la IV República, razón por la cual fue encarcelado en varias oportunidades en distintos recintos penitenciarios como: La Pica, Cárcel Modelo, Cachipo y el Cuartel San Carlos. Fue autor de una amplia bibliografía sobre diversos temas: filosofía, metodología, marxismo, socialismo y el problema universitario, los cuales siempre vinculó con la realidad venezolana. Entre algunas de sus obras podemos mencionar las siguientes: Apuntes de Introducción a la Filosofía, Introducción a la Ciencia, Metodología de las Ciencias Sociales, La Dialéctica como Ciencia y como Método, El Carácter de la Revolución Venezolana, Bolívar y la Guerra Revolucionaria, Venezuela y la Revolución Socialista y en Defensa de la Rebelión.
(prodriguezrojas@hotmail.com)
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