Así como el poeta Neruda exclamo que Bolívar nace cada cien años cuando despiertan los pueblos, igual podríamos decir que Bolívar tuvo varias muertes y que esta lo asecho constantemente desde su niñez. Huérfano a temprana edad, enfermizo, vio morir a su esposa a penas a 9 meses de casado, los años violentos y de miles de muertes de la Guerra de Independencia, los fracasos por constituir repúblicas soberanas y democráticas, la imposibilidad de unir a los latinoamericanos, la muerte del mariscal Sucre, su mas fiel y cercano compañero, la separación de Colombia, sin contar las veces que fue victima de atentados, son algunas de estas muertes que se anticiparon al 17 de diciembre de 1830. Pero quizás la muerte más terrible ha sido la del olvido, la de la ingratitud, la del poco compromiso por seguir su lucha, la del uso manipulador de sus ideas. Sin embargo Bolívar no reservo odios, en su ultima proclama, del 10 de diciembre, los perdono a todos, a quienes les habían traicionado y calumniado: “Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono”
Hoy se pone en duda si su muerte física fue producto de la enfermedad de tuberculosis o de una muerte planificada. Sus cartas apenas, meses antes de su muerte, descubren un hombre activo y con deseos y planes por cumplir, no dibujan a un moribundo. La sospechas que desde el Presidente de la República han emergido, no son ni casuales ni son las primeras, la posibilidad de un lento envenenamiento esta latente. Pero lo cierto es que a Bolívar lo mataron en vida, los traidores, los que dividieron a Colombia, los que le dieron la espalda, los que mataron a Sucre, los que boicotearon el Congreso de Panamá, fueron sus asesinos… y lo siguen siendo.
Las deudas con Bolívar…
Los latinoamericanos
todos tenemos varias deudas con Bolívar. Además de recordarlo mas
allá de los días de su nacimiento y muerte es necesario el conocimiento
profundo de su obra e ideario. Algunos de los más grandes proyectos
de nuestro Libertador aun no se han materializado, han sido obstaculizados
por los mismos sectores elites a los que se enfrento en vida. La Unión
Latinoamericana fue, es y seguirá siendo una necesidad para la sobrevivencia
y el desarrollo armonioso de nuestras naciones. La unidad latinoamericana
es la mayor deuda que tenemos con bolívar...
Bolívar:
¿Un Oligarca diferente?
Sobre los ideales de Bolívar se han hecho toda
una fantasía, de quienes se lo imaginan desde niño alzando una espada
y soñando con la libertad y la igualdad social. Esto contradice cualquier
explicación lógica, no sólo por el hecho de pedirle a un niño que
siendo parte de un legado familiar de esclavistas y grandes propietarios
de la tierra tenga ideas igualitarias, sino que como bien se demuestra
en los primeros escritos de Bolívar y más aún en los primeros años
de la contienda (1810 – 1814), el proyecto bélico estaba para él
aun centrado en la liberación de España y la lucha era fundamentalmente
un problema entre blancos. La derrota de la primera y segunda república
(1812 y 1814 respectivamente) y la movilización social producida por
el ejército realista encabezado por Boves – que por primera
vez despertaba el interés por la guerra a la mayoría de la población,
al ofrecer tierra y libertad con respecto al esclavista y propietario
de la tierra, es decir, el blanco criollo- dieron pie a la preocupación
por lo social por parte del libertador. Así se manifiesta en los decretos
de 1816 y 1817, en los que ofrece tierra y libertad a los que acompañaron
al ejército patriota. Pero más aun en las propuestas de igualdad y
justicia social, educación que propusiera ante el Congreso de Angostura
de 1819.
El hombre huérfano, el que pierde temprano a su única esposa, al que la leyenda le adjudica muchos amores, quizás carnales pero muy pocos sentimentales, el mas relevante el de Manuelita Sáez, quien compartió con el 8 años de vida y lucha, pero años de sufrimientos, de interrupciones constantes, de múltiples criticas. El hombre que no dejó descendientes, quien a su muerte vio perder el sueño de la integración latinoamericana por lo que luchó más de una década sin descanso, a costa de su propia vida. Un hombre que ve perder su república en manos de los traidores y las nuevas elites dominantes, un hombre desprestigiado, tomado a burla.
Hay quienes aun creen que a la muerte de Bolívar todo el continente americano fue un llanto de dolor, cuando en realidad esta fue la excepción, produciéndose celebraciones públicas por la muerte del “loco tirano”. Muerto solo y en la ruina no es hasta 12 años después cuando su cadáver es trasladado desde Santa Marta a Venezuela y es a cuatro décadas de su muerte cuando comenzaron los primeros honores y el reconocimiento público a su obra, aunque con todo el sentido manipulador al que ya hemos hecho referencia. Bolívar tuvo que ver morir a quien ya enfermo consideraba su pupilo y continuador de su obra, al talentoso Mariscal Sucre, el héroe de Ayacucho, quien es asesinado por las elites que en varias oportunidades intentaron también asesinar al propio Bolívar.
Un hombre delgado, pequeño de estatura, no muy agraciado, enfermizo, sin embargo se convirtió en unos de los hombres más importantes de la humanidad, en unos de los grandes majaderos del mundo, tal como el mismo se calificara. Este era el Bolívar de carne y hueso, el hombre en su contexto que le tocó no solamente pensar sino construir la nueva América, el filósofo y el político, el estratega y el militar, el hombre amado y odiado, idolatrado y perseguido, el hombre de los grandes aciertos pero también de los errores. Bolívar el que aun sigue siendo ideario fundamental para cualquier proyecto de país y de nación soberana y democrática, el antiimperialista, el visionario, que a pesar de sus condiciones físicas, de pertenecer a las elites de los blancos criollos, en vez de dedicarse a los beneplácitos de su situación económica y de su magnifica inteligencia, como un Cristo del siglo XIX prefirió dejarlo todo por el futuro del continente americano.