Hay hechos incontestables de su grandeza, más allá de su participación histórica en la gesta emancipadora de nuestra América. El 27F de 1989, acontecimiento que debe leerse de manera positiva. El 14F de 1992, expresión legítima que nace de las raíces del pueblo. El 12A de 2002, hecho inédito de inmenso significado aún no totalmente valorado y, finalmente, el 15 de febrero de 2009.
El pueblo no es un solo pueblo. Todo pueblo es muchos pueblos con diversos niveles de conciencia. El pueblo venezolano ha sabido aglutinar la suficiente sabiduría y fuerza que se requieren para actuar cada vez que es indispensable hacerlo. El pueblo venezolano sabe escuchar. Cuando se le pidió formar círculos de estudio en torno a la Constitución, los formó. Cuando se le pidió integrarse a las misiones, se integró. Cuando se le pidió participar en los comités de salud y demás estructuras organizativas comunitarias, participó. Cuando se le ha pedido salir a la calle y luchar por el proceso revolucionario, lo ha hecho. Ha cumplido con creces todas las tareas. El pueblo venezolano es rebelde e irreverente. Es como esos vientos sosegados que uno no sabe bien de dónde vienen, ni adónde van, que a veces parecen dormidos pero que despiertan cuando más se les necesita, con su lenguaje propio y su fuerza indomable.
El pueblo venezolano es de una nobleza conmovedora, de una hermosa perseverancia, de una inmensa confianza en sí mismo. Un ejemplo de ello: las 103 comunicaciones que un Comité de Salud de La Pastora ha enviado para lograr la construcción de un consultorio popular de Barrio Adentro, sin obtener respuesta. Y sigue luchando… El pueblo es la principal obra del Presidente Chávez. Nuestras instituciones y nuestra dirigencia no han estado a su altura. A veces pareciera que no le tenemos confianza, que subestimamos sus capacidades. Desconocer al pueblo, es desconocer el significado de las misiones educativas, de la misión Barrio Adentro, del ALBA o de la nueva PDVSA. Desconocer al pueblo es desconocer a la Revolución Bolivariana. Pero, a veces, ¡ay qué dolor!, pareciéramos desconocerlo. ¡Gloria al bravo pueblo!
*Clase Media Revolucionaria