Grano de maíz

Egoísmo y Sociedad

La contradicción egoísmo y sociedad acompaña al hombre desde el inicio de la sociedad dividida en clases, lo que es lo mismo, desde la pérdida de la relación fraterna y el aparecimiento de la antisociedad, de la lucha de todos contra todos.

La formación de las clases puede parangonarse con la pérdida del paraíso, a partir de allí el hombre se transforma en egoísmo enfrentado a la sociedad, al resto de los humanos, deja de estar integrado con sus semejantes, es condenado a la soledad.

Esta disociación de egoísmo y sociedad, es el inicio del camino hacia la extinción de la humanidad. Produce cambios tan profundos en la psiquis, la moral, la ética, en la relación de los hombres entre sí y con la naturaleza, al punto que grandes pensadores han llegado a postular que “el hombre es una pasión inútil”.

En el capitalismo esa disociación ha alcanzado niveles de patología severa. El hombre del capitalismo es un ser que padece una enfermedad drástica que tiene varios nombres: egoísmo, individualismo, aislamiento, la melancolía de la soledad.

El hombre del capitalismo no sabe pensar en sociedad, ve su existencia como un tránsito en solitario, he allí la base psíquica y filosófica de la dominación. El humano disociado, enfrentado a la sociedad, convertido en un ser antisocial, es incapaz de tomar decisiones con criterio social, en cada decisión prevalecerá la enfermedad del egoísmo.

Esta característica del hombre del capitalismo es la más formidable defensa de ese sistema. Veamos.

Impide la unidad, que prosperen doctrinas sociales, fragmenta las luchas revolucionarias, las atrapa, crucifica a los apóstoles, sacrifica a los Santos, olvida a los fraternos y prestigia a portadores de egoísmo.

La desunión de los revolucionarios, de los obreros, de los campesinos, tiene su base en la enfermedad del egoísmo: es capitalismo traducido en conducta.

La peste egoísta ha derrumbado los mayores esfuerzos revolucionarios. Hoy podemos decir que no es posible una Revolución si el individuo no entiende que sólo en sociedad se puede realizar, que se beneficia sólo si la sociedad se beneficia.

Dos pilares tiene esta batalla:

Uno, un Partido que agrupe a los más sanos, a los más liberados de la plaga, a los capaces de actuar y pensar en sociedad, de desprendimiento en beneficio de la restauración social.

Estas agrupaciones de vanguardia, que en su relación deben prefigurar a la sociedad sana, tienen como principal tarea concientizar a la masa sobre las vías de integración, dirigir la batalla contra el egoismo, en resumen, dirigir la Revolución.

Son los que pueden, con el ejemplo de su actuación austera, abrir surcos para el cambio de las relaciones sociales.

El otro pilar es la Zona Económica Socialista, de propiedad social administrada por el Estado, donde las ganancias vayan a un “pote social”, y de allí regresen a la sociedad cumpliendo el precepto bíblico y socialista de “a cada uno de los miembros de toda la sociedad, según su necesidad”. Ese pote social es el pilar material de la sanación socialista.

¡Chávez es Socialismo!


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Antonio Aponte

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