El debate frustrado entre los intelectuales orgánicos del capitalismo y los intelectuales defensores de la Revolución, evidenció la batalla decisiva que se desarrolla en Venezuela.
La oligarquía internacional entendió que es en Venezuela donde se decide la suerte del continente y de la humanidad.
De allí que el debate frustrado sirve de alerta, de advertencia: el combate que hoy libramos es un combate de características mundiales, esa es la dimensión de la responsabilidad de nuestra acción política, a esa grandeza debemos elevar nuestra visión.
El Gobierno Revolucionario avanza, las socializaciones de empresas ligadas al petróleo y a la agricultura marcan un camino de concreción de la esperanza.
Es necesario que la sociedad desposeída acompañe a su gobierno en este empeño, sólo así, unidos en las acciones, el Socialismo tendrá posibilidades de éxito en el crucial enfrentamiento con el capitalismo.
La Movilización es fundamental para el éxito de la batalla, podemos decir: Revolución sin Movilización es fogonazo que ilumina sin construir. Veamos.
Debemos empezar diciendo que las grandes revoluciones han tenido como base la Movilización: la Guerra de la Independencia fue la mayor Movilización hasta ahora conocida por la patria. La gloriosa Revolución Bolchevique, la China, la Revolución Cubana, todas fueron Movilizaciones monumentales.
Nosotros en Venezuela, que padecemos más de cincuenta años de elecciones burguesas, hemos perdido la capacidad de actuar, de Movilizarnos por objetivos políticos altruistas, hemos trocado a la masa actuante por la masa pasiva, que se aproxima a los problemas sociales de manera egoísta, que demuestra su desagrado desde su casa, tocando cacerola, que a lo sumo ve al vecino de balcón a balcón.
La burguesía se sostiene en el egoísmo, no le es grata la masa unida, movilizada alrededor de objetivos políticos altruistas, eso no le pertenece, por eso inventaron las elecciones burguesas, que fragmentan a dirigentes y al pueblo.
A la Revolución le pertenece la Movilización, que es el pueblo actuante en la calle, unido, corriendo riesgos, amalgamándose en la lucha, compartiendo alegrías y peligros, ejerciendo su solidaridad, rozando la espiritualidad socialista y, lo que es más importante, demostrando su voluntad en la acción.
Es necesario rescatar la demostración actuante de la voluntad popular, esa fisiología es la dinámica de la liberación. La pretendida “demostración pacífica de la voluntad” mediante elecciones es una trampa, es una manera de fragmentar al pueblo.
La lucha de liberación, la Revolución, siempre tiene un centro actuante que arrastra al resto de la sociedad. Así fue en la Guerra de Independencia, a la hora que el “egoísmo levantó la voz”, se siguió el ejemplo del centro actuante: Caracas. En la Revolución Cubana el centro actuante fue la Sierra, en la Rusa, Petrogrado. En el golpe de abril Caracas hizo honor a su historia.
De allí que la movilización de la masa no es un asunto de conveniencia del momento, es un imperativo de la Revolución. Movilizar siempre es un deber de los revolucionarios, es un problema ideológico. Las corrientes no revolucionarias, se oponen, distraen, escamotean la Movilización.
¡Socialismo es Revolución!
¡Chávez es Socialismo!
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