Érase una vez, tres
mujeres que vivían en un lugar del planeta de cuyo nombre no quiero
acordarme. Las tres mujeres deseaban tener hijos.
La primera rogaba a Dios por un hijo,
pero no quería trato con hombre.
La segunda elevaba sus plegarías a Dios
para engendrar, pero no quería sufrir los dolores de parto.
La tercera rezaba todo el día pidiendo
salir sólo medio preñada.
De esta manera y con estas voluntades iban pasando los días de las
tres mujeres…
Al cabo de unos años, pasó un circo por el pueblo de las tres mujeres,
y después de nueve meses, las tres tenían hijos, las tres habían
sufrido dolores de parto, las tres conservaban gratos recuerdos de la
visita del circo.
Moraleja: La
naturaleza, la realidad, en última instancia determina la marcha de
la vida, o dicho en sencillo, deseos no empreñan.
De este
antiguo cuento deberían aprender los que quieren hacer Revolución,
los que quieren superar al Capitalismo sin trauma, o mejor, los que
quieren parir una nueva sociedad sin dolores de parto.
La Revolución es un hecho natural en la que participa la voluntad de
los protagonistas, pero, en última instancia, es la realidad, la naturaleza
social, la que impone sus designios.
Hoy, en la Revolución Bolivariana, hay tendencias que se comportan
como las tres mujeres. Le ponen condiciones a la marcha del Socialismo.
Ruegan por una Revolución, pero al mismo tiempo no quieren relaciones
de producción socialistas, es decir,evitan la propiedad social de
los medios de producción, inventan
diez mil laberintos para no hacer lo que hay que hacer si
se quiere una Revolución socialista: que la propiedad de los medios
de producción pase a manos de la sociedad toda,única manera de acabar con
el absurdo de que unos hombres sean dueños del tiempo de otros hombres,
única manera de acabar con el fraude de que unos hombres se apropien
del trabajo de otros hombres, única manera de acabar con el trabajo
enajenado, única manera de acabar con el Capitalismo. ¡Única
manera de hacer una Revolución Socialista!
Elevan
plegarías por una revolución, pero no quieren los ineludibles inconvenientes
que ella trae, sólo quieren los beneficios, pretenden eludir los dolores
de parto.
Rezan todos los días por una Revolución controlada, que sólo sea
hasta la mitad, únicamente en ciertas áreas.
Ruegan por una Revolución que beneficie a todos, a los oligarcas apropiadores
de lo ajeno y al humilde despojado.
Sueñan con una Revolución aceptada por los contrarrevolucionarios,
a los que llaman a conciliar.
¡Ilusos! Un día llegará un circo y la naturaleza se impondrá sobre
los deseos, la voluntad quedará sometida a la realidad, y habrá que
romper los huevos para hacer la tortilla.
¡Sólo el
Socialismo salva al pueblo!
antonioaponte2000@gmail.com