El socialismo no es un sistema acabado, perfecto en el que se conocen todos los detalles y están inscritas todas las respuestas. Nuestro sistema tiene fallas, deficiencias y aspectos por desarrollar…El pensamiento económico-político-ideológico de Che buscó soluciones dentro de los principios socialistas a los problemas concretos de la implantación del régimen socialista en Cuba y a las fallas que se presentan en nuestro sistema… – “El Pensamiento Económico de Ernesto Che Guevara” por Carlos Tabalada Pérez, Premio Casa de las Américas 1987.
Hemos llegado a un punto muy importante en la Venezuela Revolucionaria. Llevamos diez años construyendo una revolución que nació de la unión de diferentes movimientos del pueblo – incluyendo a aquellos de las filas militares - que decidieron consolidarse para impulsar la transformación económica, social, política y cultural de su país. El punto central que hizo esa unión posible fue, y continúa siendo, el liderazgo del Comandante Presidente Hugo Chávez. Lo que ha sucedido en Venezuela en éstos años ha sido uno de los experimentos socio-políticos más importantes de la historia de América Latina. Un pueblo, en su colectividad, ha sido dignificado y hoy, los millones de venezolanos y venezolanas que antes vivían al margen de su país son visibles, activos y participando en la construcción de su patria.
Son logros absolutamente extraordinarios que han alcanzado ésta revolución – de eso no hay ninguna duda. No me canso de viajar al mundo para hablar sobre mi experiencia y visión como parte de este proceso y la fortuna que he tenido para poder participar en la transformación total de una sociedad capitalista-consumista, llena de injusticias, a un país socialista, moderno, participativo y creyente en la justicia social. Como la Venezuela de hoy, no hay ninguna en el mundo.
No hace falta dentro de éstas líneas articular esos numerosos logros de la revolución, que son miles realmente, dentro del ámbito social, educativo, cultural, económico y mediático. Las misiones sociales que han direccionado su trabajo hacia la erradicación de las miserias de la sociedad y la falta de atención básica al pueblo han tenido resultados sumamente transformadores. Los programas dirigidos a la educación, la capacitación, la vivienda, la alimentación, el cooperativismo y el acceso cultural nos han llevado como sociedad a un nivel de desarrollo pocas veces alcanzado en países que supuestamente son del llamado primer mundo. Ha habido un avance excepcional en la creatividad venezolana porque la Revolución ha abierto espacios para aquellas expresiones que antes eran ignoradas o despreciadas por una sociedad que admiraba más a sus vecinos del norte que a su propio alma llanero.
Pero este humilde texto no es para enumerar nuestros increíbles logros y avances, sino tiene la intención de contribuir al debate tan esperada sobre la “crítica” que se ha abierto dentro de nuestra revolución. Participé hace dos semanas en el taller del Centro Internacional Miranda, “Intelectuales, Democracia y Socialismo”, junto a un grupo de compañeros y compañeras que en su mayoría han demostrado una constancia revolucionaria y un compromiso firme a la construcción de la Venezuela socialista durante éstos últimos diez años. No estuvo presente ningún “agente de provocación”, ni “infiltrado antichavista” (de lo que yo sepa, y soy experta en encontrarlos donde sea que estén), y menos un escuálido u opositor a éste proceso. Fuimos un grupo convocado, conocido por nuestros textos, investigaciones, discursos, trabajo social, lucha revolucionaria, activismo político y sólida ideología antiimperialista y anticapitalista.
La gran tarea que asumimos como revolucionarios que formamos parte de un proceso en plena transformación que camina hacia un nuevo modelo de socialismo, fue revisar hasta donde hemos llegado para poder determinar cómo mejor podemos avanzar para asegurar la continuidad y el éxito de la Revolución. No es poca cosa aceptar ciertas fallas y problemas existentes cuando hemos enfrentado una constante guerra de agresión de afuera y de adentro. Yo he pasado los últimos siete años investigando, estudiando, analizando, descifrando y denunciando esas agresiones en todas sus formas: golpes de estado, sabotajes económicos, guerra mediática, operaciones psicológicas, subversión, agresión militar, atentados de magnicidio, manipulación, distorción, tácticas de golpe suave y terrorismo diplomático, mediático y político contra la Revolución Bolivariana. Más que decir que es un milagro que hemos llegado a diez años de revolución considerando el peligro y el poder imperial que hemos enfrentado, es una muestra de la firmeza, determinación, voluntad y compromiso del pueblo venezolano para seguir en ésta lucha para un mundo más justo.
Una parte fundamental y esencial de este proceso es la revisión interna, la crítica constructiva que nos ayuda corregir, respirar y avanzar hasta el próximo paso. Sólo fue en el año 2005 que el Presidente Chávez habló por primera vez sobre el Socialismo del Siglo XXI y que escogimos, como pueblo revolucionario, asumir ese camino, viendo su construcción como la única alternativa para alcanzar la justicia social y la prosperidad humana. Pero ha sido un camino que hemos ido realmente construyendo a cada paso – hecho que lo hace totalmente maravilloso pero que también permite muchos errores. Esto es un proceso. Hay que tener mucha paciencia, mucha firmeza, mucha fuerza y mucha honestidad. La sinceridad y honestidad nos permite reconocer y aceptar errores, fallas, deficiencias y problemas y buscar soluciones constructivas, como siempre hacía el gran ejemplo de todos los revolucionarios de la historia, el Che Guevara.
Una revolución no existe sin la crítica, sin la revisión constante y la búsqueda de la perfección. Si no impulsemos e insistamos constantemente en mejorarnos, ¿quién más lo haría? Yo critico constantemente las fallas en los cuerpos de inteligencia, seguridad y defensa, que aunque han mejorado muchísimo en los últimos tres años y han logrado capturar y neutralizar graves amenazas coyunturales, aún no han hecho lo suficiente para combatir la creciente subversión y la presencia constante de agencias extranjeras que atentan de manera muy peligrosa contra la soberanía del país y la seguridad de la Revolución. ¿Porqué la Asamblea Nacional no ha aprobado la Ley de Cooperación Internacional para regular y monitorear las organizaciones políticas que reciben financiamiento del exterior? Mientras que debaten otros temas considerados más importantes, la subversión incrementa y los millones de dólares que cada año otorgan a la oposición siguen alimentando la desestablización en el país. También critico la falta de una estrategia comunicacional a nivel internacional que nos ayudará combatir la gran guerra mediática en el exterior. Tan fácil es lograr imponer la verdad si solamente invirtiéramos los recursos y la energía necesaria. ¿Porqué la Cancillería sigue llena de actores que cada día sabotean el trabajo de la Revolución a nivel internacional? Esas son críticas que hago constantamente – todas tienen soluciones dentro de nuestro alcance.
Por ejemplo, necesitamos una escuela o universidad de inteligencia para capacitar y formar a nuestros funcionarios sobre las últimas tácticas de injerencia y subversión para poder desarrollar técnicas de defensa y combate contra esas agresiones. Necesitamos una red de centros de pensamiento revolucionario y formación de combatientes en todos los ambientes de la sociedad – laboral, económico, cultural, político, social, mediático, policial, inteligencia, estudiantil, etc. Debemos diseñar páginas web en todos los idiomas del mundo para informar sobre el proceso revolucionario y no dejar que lo hagan los medios de comunicación masivos, quienes solamente mienten y distorsionan la realidad venezolana. Para eso necesitamos una escuela de idiomas de la revolución, para tener un equipo de combatientes que pueden comunicar con nuestros aliados en el mundo y que sean nuestras voces en todos los rincones del planeta.
Hemos logrado muchísimo en diez años y aún nos falta mucho más por alcanzar si queremos que esta revolución extraordinaria tenga constancia y permanencia. Justamente eso es lo maravilloso de este proceso. Seguimos construyendo este camino que crece cada día, porque encontramos más y mejores cosas con cada paso que podemos y queremos inventar y obtener.
Por eso, me da una profunda tristeza ver, leer y escuchar algunas de las reacciones que han habido como resultado de ésta reunión de pensadores combatientes que realizamos en el CIM hace dos semanas. Ya varios de los participantes, como Vladimir Acosta, Luis Britto Garcia, Miguel Angel Pérez Pirela y Rigoberto Lanz, han salido a desmentir quienes han intentado convertirnos en una cuerda de “antichavistas” “intelectuales egocéntricos” que están “infiltrados” en el proceso para promover el “chavismo sin Chávez”. (Esos son como los “anónimos” que me acusan de ser agente de la CIA porque denuncio las acciones de la CIA. ¿?) La gran mayoría de esos acusadores están llegando a esas conclusiones no porque participaron o estuvieron en la reunión, sino porque leyeron algo sobre aquel encuentro que fue publicado en algún medio de comunicación. Camaradas, ¿cómo es posible que denunciamos la guerra mediática día tras día pero nos callemos en su trampa tan fácilmente?
Cómo seres revolucionarios y honestos, queremos corregir nuestros errores y hacer lo posible para lograr ser mejores humanos. ¿No queremos lo mismo para nuestra revolución? Yo no puedo mejorar como persona si no escucho, acepto y analizo las críticas que me hacen y si no reviso constantamente a mis propias acciones. Y dar el espacio necesario para desarrollar, oír y convertir las críticas constructivas en plataformas que nos ayudan avanzar es un deber colectivo que tenemos todos y todas que participamos en este proceso maravilloso.
-…el estímulo moral, la creación de una nueva conciencia socialista, es el punto en que debemos apoyarnos y hacia donde debemos ir, y hacer énfasis en él. El estímulo material es el rezago del pasado, es aquello con lo que hay que contar, pero a lo que hay que ir quitándole preponderancia en la conciencia de la gente a medida que avance el proceso. Uno está en decidido proceso de ascenso; el otro debe estar en decidido proceso de extinción. El estímulo material no participará en la nueva sociedad que se crea, se extinguirá en el camino y hay que preparar las condiciones para que el tipo de movilización que hoy es efectiva, vaya perdiendo cada vez más su importancia y la vaya ocupando el estímulo moral, el sentido del deber, la nueva conciencia revolucionaria. – Che Guevara, 24 de marzo de 1963.
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